05/29/2007

Se buscan ideas

Por Pedro Rodiz

Quiero reaccionar a unos comentarios que hizo el compañero Javier del Valle en la reseña de la última obra del Festival de Teatro Puertorriqueño: Tú, mi pasión. La que describió como un montaje multidisciplinario. Y quiero reaccionar porque concuerdo con él. (Es raro esto de concordar con un crítico de teatro). En el párrafo final de su reseña, que salió publicada en el periódico El Vocero el 29 de mayo de 2007, manifestó lo siguiente:

“A dos años de celebrar cincuenta ediciones del Festival de Teatro Puertorriqueño, el ICP debe considerar dar mejor trato al desarrollo de la escena nacional. Muy poco hubiera costado añadir a esta celebración anual charlas, foros, conferencias o mesas redondas para discutir temas que abonen a la calidad de los gestores del teatro en Puerto Rico. Un poco de imaginación y compromiso ayudarían a no ver el bochornoso espectáculo de salas vacías en estos festivales”.

No quise reaccionar al Festival antes porque, como participaba en él como director de una obra, me parecía de mal gusto, y hasta quizás, pude tener un posible conflicto de interés, hacer expresiones sobre el mismo. Pero ya el Festival acabó. Por lo que representa, por lo que nos importa, por lo que debería ser y no es, hay que hablar del mismo. Así que escribo estas líneas con la intención de motivar una discusión pública, sana y de altura sobre el particular.

Primero, el Programa de Teatro y Danza todavía carece de un director(a) en propiedad. No sé ni el nombre del Director Interino. Digo, lo escuché, pero no lo recuerdo. Pero de teatro no es. Es un administrador. ¿Qué esperan para nombrar a un director en propiedad? ¿Quiénes componen la Junta de Asesores? ¿Alguien lo sabe?

El Festival consistió de una obra de teatro, que ganó el segundo lugar en el Certamen de Dramaturgia. ¿Qué pasó con la que ganó el primer lugar? El rumor que escuché, porque pregunté por ahí, es que ninguna compañía había querido montarla. ¿A qué compañías convocaron? A mí no me llamaron.

Supongamos que así pasó, que no consiguieron quién montara el obra ganadora, ¿por qué no montaron la que quedó en tercer lugar? Fue una obra de Carlos Canales, no recuerdo el título –maldita memoria-. O por qué no darle la oportunidad a la que le dieron una Mención de Honor, la obra de Eugenio Monclova, que para colmo, ya la habían premiado en un certamen de prestigio internacional, en el Certamen de Casa de las Américas. Allá gana y aquí le dan una simple mención. Incomprensible.

Las otras propuestas del Festival fueron un refrito de La farsa del amor compradito, de Luis Rafael Sánchez, obra que la habían re-re-re-re-re-re estrenado meses antes en la Universidad del Sagrado Corazón; dos propuestas de danzas, una de Andanza y otra de Awilda Sterling; una obra surrealista-postmodernista: El piano; y el proyecto multidisciplinario Tú, mi pasión. Es decir, ¿tres obras de teatro, dos de danza y un híbrido hacen un festival? ¿Qué pasó con las propuestas que se sometieron? ¿Qué hicieron con las obras que no ganaron en el Certamen de Dramaturgia? ¿Entraron al Twilight Zone?

Y aquí es que comparto el comentario de Javier del Valle, que además de lo anterior, ¿dónde quedaron todos los eventos que corren paralelos a los festivales? ¿Cuánto cuesta hacer eso? Si es un festival sobre el teatro puertorriqueño, todo debería girar en torno al teatro puertorriqueño, (la entrelínea es que debería girar en torno a la dramaturgia nacional). Y que me disculpen mis colegas de la danza, que no tienen la culpa que les hayan espetado la coordinación de su programa al de teatro. Ellos deberían tener su propia oficina, con personal especializado y con su propio presupuesto. Es más, deberían tener su propio festival, ya que ICP, que tiene la administración del Francisco Arriví, gran parte de año no lo usa.

No todo es dinero. En Caguas hacen un festival de teatro y lo que dan son mil dólares, incluye el teatro gratis y también aportan los técnicos. Es más, Rafael Rojas ya va para su segunda edición del Festival Gay, y lo hace sin dinero. También el Festival del Ateneo Puertorriqueño corre con un presupuesto ridículo. Lo que falta, lamentablemente, son las tres i: ideas, imaginación e iniciativa. Porque dinero hay.

Me molesta tener que hacer señalamientos de lo que debería ser nuestra máxima expresión artística-teatral-cultural. Están a tiempo para mejorarlo, lo digo con el corazón -aunque suene clichoso- por el bien de todos.

Los del ICP deberían enfilar sus esfuerzos hacia la dramaturgia nacional. Se está escribiendo mucho y bueno. Lo que pasa es que uno se cansa de moler vidrio con el pecho. Sin ayuda, llega el momento en que uno se harta. Ahora que van a inaugurar el Teatro Victoria Espinosa, sería un buen momento para que se utilizara para obras nuevas. ¡Qué mejor homenaje para Vicky que el que se le dé trato preferencial a nuestra dramaturgia nacional para que se desarrolle a su máxima expresión como ocurre en otras partes del mundo!

05/27/2007

El olvido
Obra de teatro

Por Pedro Rodiz

(Encontré este trabajo que realicé para una clase de la maestría. El ejercicio consistía en narrar un suceso de nuestros días como si fuera una obra de teatro griego. Es aterrador entender que las tragedias no son cosas del pasado, siguen vigentes.)

Al fondo del escenario una plataforma con escalera que representará el área de
trabajo de Cardona Miranda. Frente al proscenio, en un primer plano, vemos la
parte delantera de un Suzuki Gran Vitara. Un hombre sube con prisa las escaleras.
De espaldas, hablando por un celular, está Cardona.

Samaritano: ¿Es aquí el lugar dónde labora el dueño del vehículo Suzuki Gran Vitara que está estacionado afuera?

Cardona: Es aquí. Yo soy Cardona Miranda, que durante días interminables, trabajo para el bienestar de mi esposa y de mis hijos.

Samaritano: A interrumpiros llego, porque unos gemidos terribles escuché, que conmueven hasta la más dura piedra, y que provienen del transporte antes mencionado.

Cardona: ¿Es acaso de algún animal, que pinchado y herido, yace debajo del carruaje?

Samaritano: Me temo que es mucho más que eso.

Cardona: Muy despacio habla tu boca y muy rápida imagina mi mente. Hablad, que el mal está ya presente en mi corazón.

Samaritano: Es de una niña pequeña, que abandonada a la suerte de las Parcas, agoniza por el calor.

Cardona: ¡Ay de mí! Creo que en mi afán por el trabajo, he olvidado a la más frágil de mis criaturas. Dime, ¿aún respira?

Samaritano: Hasta antes de subir, muy débiles los quejidos eran.

Cardona: Mis temores aumentan. Aterrado estoy. Rápido, avisad a las autoridades, antes que el destino, con su aliento letal, sofoque a mi angelito. (Sale rápidamente.)

Samaritano: Mis piernas no son tan ágiles como mi voluntad. (Sale. Entra el coro de oficinistas.)

Coro: Con angustiosa curiosidad hemos escuchado lo que con trémula voz pronunció el mensajero. Arrodillados y suplicantes le pedimos al Rey del Cielo para que la más tierna de los Miranda, ningún mal le acontezca. (Se escuchan los llantos de Cardona) A nuestros oídos llegan los gemidos lastimeros que taladran nuestras almas. Alguna desgracia ha ocurrido. Hacia allá nos dirigimos para auxiliar en lo que podamos. (El Coro baja las escaleras y se desplaza hacia el vehículo. Tan pronto se acercan, un policía los detiene.)

Policía: Mantenerse alejado es lo prudente. Mejor es no ver lo que por descuido un hombre es capaz de cometer.

Supervisor: Contad sin dilación, que la ansiedad por saber, lo reclama.

Policía: Terribles, terribles las penas que embargan a ese padre de familia. Una niña, de meses de nacida, quedó encerrada en el auto desde esta mañana. Al enterarse el padre, horas después, corrió de un lado a otro dando alaridos de dolor. Abrió la puerta, y abalanzándose sobre la criatura, la tomó en brazos. Una veterinaria, que por allí trabaja, se acercó. Juntó sus labios con los de la agónica niña. Nada puede hacerse ya para salvarla. El padre soltó un horrible rugido. Nadie, con un poco de sensibilidad, podría dejar de compadecerse. Al suelo rodó y mascullando unas sacrílegas palabras, que me son imposibles de repetir, se desgarró la camisa como buscando consuelo en ello. Mirad, aquí viene, cargando el cuerpo inerte de la hija. (Llega Cardona con la niña en brazos.)

Cardona: ¡Ay, ay, ay! En qué clase de monstruo me he convertido. El trabajo me obligó a clavar mis ojos en las tareas mañaneras y me hizo olvidar a esta pobre inocente, que me fue encomendada por mi esposa para que la cuidara. Aquí está su cuerpecito. Mírenlo y juzguen al malvado que la abandonó a su suerte. ¡Ay desdichado de mí! ¿Cómo podré afrontar esta terrible desgracia? ¡Qué triste es darse cuenta de que el descuido sólo trae calamidades! Atad fuertes mis manos y mis tobillos. Encerradme en la celda más oscura del rincón más apartado. Porque la muerte de esta niña ha sido mi culpa. Caiga sobre mí todos los males del infierno. No debo llamarme más humano. ¡Oh Dios, cuando mi esposa lo sepa! ¿Cómo explicarle? Sería mejor para mí el no haber nacido nunca.

Supervisor: Estás tú diciendo, y ella que con rostro de madre que intuye la desgracia, se acerca.

Gladys: ¿Es acaso esa niña, que viste de azul con sandalias negras, mi hija?

Cardona: Soy yo el culpable de todos los males. (Gladys le quita el cuerpo inerte de la niña.)

Gladys: Entonces es cierto el abominable relato que me contaron.

Cardona: Soy el más torpe de los mortales.

Gladys: Su cuerpo aún está caliente. ¡Ay, que desventurada soy! ¿Qué malignos pensamientos cruzaban por tu mente, que te hicieron olvidar el fruto del que alguna vez fue amor?

Cardona: Nada soy.

Gladys: Eres el ser más perverso sobre la tierra. Espero que te pudras en el infierno.
(Entre sollozos le canta una canción de cuna a la muerta.) “Mi niña bonita, no quiero que llores, que mamá te va a cuidar, con sus bendiciones...”

Cardona: ¡Que se abra el suelo y la tierra en este instante!

Policía: Ante estas desgracias, lo mejor es que busquemos ayuda médica. En momentos de dolor, la lengua es como el veneno de serpiente. (El Policía se lleva a Cardona casi a rastras. Otro oficial acompaña a la madre. Mientras se alejan, se escuchan gritos de dolor.)

Supervisor: Habitantes que nos observan. Aprended de este suceso. Vean en que torbellinos de desgracias, se han visto estas dos buenas personas, por el afán del trabajo y del lucro. Así, que si tienen hijos, no despeguen sus ojos de ellos, ya que cualquier desgracia ocurrirá antes de que te des cuenta de ello. (Sale el Coro silencioso.)

05/22/2007

La alfombra de roja
Por Pedro Rodiz

No asistí a la invitación que hizo Luis Enrique Romero a que desfiláramos por la alfombra roja de los desplazados. No porque no valore el esfuerzo de Quique, creo que fue por apatía. He visto tantas marchas, concentraciones, manifestaciones que me parecen un ejercicio de futilidad. Quizás es que me estoy volviendo cínico y no me atrevo a confesarlo. A lo mejor es cobardía, no lo sé. O peor aún, que tengo el virus del colonizado.
El domingo prendí el televisor a la hora de la convocatoria. Univisión estaba transmitiendo el evento. Toda la algarabía de las reporteras –se veían patéticas tratando de animar algo que a todas luces se notaba que les importaba un carajo- era porque se presentaba la final de Objetivo Fama. Ese es un programa de mierda, que es una copia de la copia de la copia que se inventaron en España: Operación Triunfo.
Aquí en Puerto Rico esa cosa, que acaparó titulares en las noticias y en los periódicos, intentaba llenar de ilusión a los ilusos que sueñan con la fama.
El esfuerzo que hace Luis Enrique es digno de admirar. Una vez, en una asamblea de Coopar, dijo por qué lo hacía. Mencionó que lo hacía por principios, que sabía que esa acción implicaría que no le dieran más trabajo. Pero que no le importaba. Que la dignidad no se vende. Que sus hijos le inspiraban la valentía de seguir ¡Qué valor! Desde ese día lo vi de una manera distinta. Ese día se ganó mi respeto, que es el más alto calificativo que le puedo dar a una persona.
No sé cuán efectivo sea ese tipo de protesta. De hecho, me parece irónico que nuestro héroe nacional, aquél que se trepa donde tenga que treparse, desde la Estatua de la Libertad hasta el muro que construyen los israelitas y que se ha convertido en el muro de las lamentaciones de los palestinos, nuestro único e incomparable Tito Kayak, salió en la prensa molesto porque no consiguió boletos para esa gala. ¡Y yo que pensé que estaba incómodo porque no había conseguido la grúa en la que se iba a trepar para respaldar a Quique!
El problema con protestar contra ese canal es que habría que protestar contra todos los canales, ya que TODOS han desplazado al talento local. La problemática con hacerlo es que los que reciben el aguacero son los trabajadores puertorriqueños de esas emisoras que son los que dan la cara. Que entienden la situación pero que callan porque también tienen hijos que mantener.
Los dueños de esos canales no viven aquí. No estoy seguro si el mensaje está llegando ya que no vi nada reseñado ni en los periódicos ni en las noticias televisadas de ese acto de protesta. Lo que sí vi, con náuseas por cierto, fueron los titulares de la conclusión de ese evento de mierda.
Así que deberíamos ir a las empresas matrices de las emisoras televisivas. Llevarnos a Tito Kayak, que sí sabe cómo llamar la atención de los medios, para llevar un mensaje.
Espero que Quique no se moleste conmigo por la sinceridad, ni piense que soy sarcástico con él. Todo lo contrario. Estoy convencido que se puede hacer más desde la Cooperativa que preside, que desde la alfombra de mierda de Univisión. ¡Que se queden con el Centro de Bellas Artes de Guaynabo! ¡Que se lo metan por el culo! No lo necesitamos. Acuérdense que teatro es el sitio que elegimos para hacer nuestras obras. Así sea debajo de un árbol. Vamos a crear nuestros propios espacios y vamos a emplearnos nosotros mismo. Que nuestro objetivo sea el triunfo.

05/21/2007

Entre barbas y tirantes
Por Pedro Rodiz

El viernes fui a ver el proyecto de Aravind Enrique Adyanthaya: El piano. Salí temprano de mi casa, porque según decía la promoción, la entrada era libre de costo. Así que pensé, que si no me daba prisa, no encontraría asiento. Error. La sala, aunque no estaba vacía, no llegaba ni a la mitad de su capacidad.
-¿Qué pasó?- pensé. Un proyecto como este, que es parte de un Festival de Teatro Puertorriqueño, gratis, lo menos que uno esperaría es encontrar la sala repleta. Ni aún así la gente salió de sus casas a ver teatro. Así que el problema no es de precios no de otra cosa. Lo que sí me llamó la atención fue que el público masculino que asistió, en su mayoría, tenía barba.
-A lo mejor es que el director está utilizando las técnicas de Eugenio Barba- reflexioné en mi acostumbrado morbo.
Por la parte de arriba, en el segundo piso, se montró –o debo decir asomó- Aravind con un vestuario sostenido con tirantes. Me pareció tan teatral, digo, quien lo conoce sabe que tiene un porte muy teatral, miraba hacia el público como buscando a alguien, o a algo, que al parecer nunca encontró.
-¡Qué manera de empezar! Susurré, y casi me avergoncé de que el barbú de al lado me hubiese escuchado. Pero no, no era parte de la obra… debió serlo. Hasta saludó a algunos de los asistentes. ¡Qué valor hacer esto minutos antes de comenzar!
Debo confesar que yo conozco a Aravind hace mucho tiempo, bueno, conocía su obra, ya que cuando aún era estudiante del Departamento de Drama, monté una obra suya. La obra cayó en mis manos gracias al maestro Dean Zayas que me la dio a leer y quedé enamorado de la pieza. Era inspirado en un suceso del Mahabaratha. La obra se llama Kacha y Devayani. Y la monté en lo que en ese momento era el merendero de Humanidades: un rancho que parecía más un establo que otra cosa. En ese momento no conocía a Aravind, pero me fascinó su forma de narrar.
Años después tuve la dicha de conocerlo en persona y todo gracias a Adriana Pantoja. Ella realizó un encuentro de dramaturgos, en el Ateneo, y tanto él como yo fuimos parte de los conferenciantes. Y antes de eso, vi una obra suya, que la premiaron en un Certamen de Dramaturgia del Instituto de Cultura Puertorriqueña y que lamentablemente no recuerdo el título.
Oírlo hablar es fascinante. Son de esas personas que combinan la sabiduría con la humildad. Y me atrevo a decir que es uno de nuestros más brillantes pensadores del quehacer teatral puertorriqueño. Allí hablé con él. Es un hombre accesible y divertido. Se supone que estudiara medicina, creo que por capricho de su padre, y gracias a Dios o a los dioses vaya usted a saber, terminó haciendo teatro. Luego de concluir su maestría se trasladó a San Germán y heredó una casona la que convirtió en el Teatro Cruz de la Luna. Espacio que ha sido un oasis para esa zona.
Pues les decía que vi su propuesta El piano, inspirados en unos cuentos y poesías de José Liboy. Confieso mi ignorancia. No conozco ni a José Liboy ni su trabajo. Me enfrenté virginalmente a ellos por primera vez. La obra comienza con una narración de Aravind. Alguien del público se levantó, también con tirantes pero sin barba, y continúo la presentación. Al abrirse el telón, dos estructuras o escaleras, tipo de esas en la que se trepan los salvavidas en las playas, cuando se trepan, y allí como dos torres de ajedrez custodiaban a una mujer encapuchada y desnuda que estaba erguida en una escalera más pequeña. Luego se mezclo las proyecciones fílmicas con la actuación.
Aclaro que no diré si me gustó o no, porque ese tipo de proyecto no está diseñado para esa clase de apreciación. Aravind tiene una estética bien rara. Y está bien pensada de esa forma, porque el condenado tiene un doctorado en esta pendejá, así que todo lo que está en escena es intencional, nada es gratuito o fortuito. Curiosamente, en sus trabajos no hay belleza. Sí incluye el humor, pero es un humor muy extraño, ni siquiera es ácido (la mayoría lo conoce como humor negro, pero ese concepto es racista, así que lo llamaré humor ácido). Pues les decía que su propuesta es bien rara. Nadie en Puerto Rico hace ese tipo de teatro, bueno, ahora que lo pienso, sí se ha hecho, pero lo he visto más en la danza moderna.
Es una mezcla de surrealismo con postmodernismo. Le da un aire antiguo pero a la vez contemporáneo. Y con moderno me refiero a lo fragmentado, a imágenes que al parecer no están conectadas pero que a la misma vez lo están. Como les mencioné es bien raro. (Es la tercera vez que digo que es raro, ¿no les parece raro?) Lo que puedo decir con certeza es que su trabajo es único y que no es para todo público. ¿Cómo ha podido sobrevivir en el área sur con este tipo de teatro? Es un misterio. Quizás es que acá en el Área Metropolitana nos creemos que cagamos más arriba del culo y menospreciamos cualquier tipo de propuesta que no sea como la nuestra. Quizás él esté más adelantado – no lo pongo en duda- y nosotros todavía estamos influenciados por el teatro de la caña.
Fue bien refrescante ver su propuesta. Aunque la mitad de ella no la entendiera. Pero la vida es así, a veces no se entiende. Se vive, punto. Ver su trabajo, me voló la mente. Me hizo pensar en una idea que tenía olvidada y que es un buen momento para escribirla. Así que si su trabajo logró tocar a una persona, en este caso a mí, valió la pena. ¿Acaso esto no es lo que pretende el arte? ¿Tocar a la gente y transformarla?
No me dejaré crecer la barba ni me pondré tirantes pero sí escribiré una obra. Gracias Aravind.

05/16/2007

APAGA: Alianza Puertorriqueña de Artistas y Grupos Amigos

Compañeros y compañeras artistas y amistades:

Ustedes mejor que nadie saben lo que esta sucediendo con la clase artística en nuestro País. En resumen, nos han quitado los espacios que teníamos en la televisión y para colmo, Univisión nos cerró también el teatro de Bellas Artes de Guaynabo, para su otro objetivo: Objetivo Fama.

Hemos venido diciendo esto por mucho tiempo y no se escucha nuestro reclamo. Es el momento para que la clase artística se exprese de manera contundente sobre este asunto. Somos nosotros los únicos que podemos defender los reducidos espacios que nos quedan y tratar de ampliarlos.

Sólo con nuestra voz y nuestra acción nos daremos a respetar. Todos y todas tenemos que unirnos para ejercer la presión necesaria y que nos respeten el derecho al trabajo en nuestro País.

Por eso APAGA te invita a que asistas este domingo 20 de mayo desde las 5 de la tarde frente a Bellas Artes en Guaynabo, al desfile por la alfombra roja de los artistas desplazados. Pero si aún no te han desplazado, tú podrías ser el próximo, por eso ven tú también y desfila con nosotros y defiende tu trabajo desde el trabajo. No te quedes callado, con el silencio sólo defendemos la miseria.

Para información adicional comunícate conmigo al 504-6470 o con Ineabelle Colón al 765-6437.

Luis Enrique Romero
Presidente

05/15/2007

Gran drama sobre los boricuas en la guerra
Por Javier Del Valle
Especial para EL VOCERO

(Esta es la reseña que realizó el buen amigo Javier Del Valle y que salió publicada el 15 de mayo de 2007 en la sección Escenario Extra de El Vocero. A él mi más profundo agradecimiento.)

Desde los años de España, a los puertorriqueños nos ha tocado defender causas ajenas. Los conflictos bélicos de las metrópolis se llevan a los nuestros para que, en primera fila, atajen las balas destinadas a los políticos que provocan y ordenan la guerra.

Miles de voces de protesta se han levantado para denunciar la sinrazón de las repetidas hostilidades políticas y económicas entre países. Los dirigentes se agarran del patriotismo y la democracia para justificar lo que a todas luces es la defensa del bolsillo de algún poderoso. Nuestra literatura nacional ha utilizado su voz para denunciar la participación boricua en distintos escenarios de guerra.

Durante el pasado fin de semana, continuó la celebración del 48 Festival de Teatro Puertorriqueño del Instituto de Cultura Puertorriqueña (ICP), en el Teatro Francisco Arriví de Santurce. “E Pluribus Unum”, drama de Carlos Acevedo sobre los puertorriqueños en Irak, estrenó luego de ser merecedor del segundo lugar en el certamen anual de dramaturgia del ICP.

La pieza protagonizada por Acevedo incluye a Walter Rodríguez, Samuel Molina, Georgina Borri, Gilda Haddock, Yeimyl Rivera y Ángel González entre otros. La trama retrata un aspecto del objetor o llamado desertor. Un soldado boricua regresa del servicio militar en Irak y decide no regresar a completar su término. El autor lo ubica en el seno de una familia identificada con la estadidad y ciega defensora de la nación norteamericana. Luego de apoyar la causa militar, el joven sargento “Néstor Mellado” se percata de la realidad del conflicto petrolero y decide no volver al campo de batalla.

El desarrollo del texto tiende a caer en una serie de contradicciones e inconsistencia de los personajes. “Susana” (Haddock), la madre religiosa, no quiere que si hijo se vaya a Irak, luego le apoya en su deseo de no regresar y termina pidiéndole que regrese a pelear por evitar las habladurías. Igualmente “Ignacio” (Walter Rodríguez), el padre, se mantiene en un sube y baja de emociones, que si bien es válido, necesita hacerse de manera medida para no anticipar efectos en el desenlace.

Algunas de las acciones del soldado en el frente de batalla atentan con debilitar la tesis de la objeción por conciencia. La conciencia del joven no titubeó cuando se enlistó y estuvo activo por casi ocho años en la reserva militar. No le tembló el pulso cuando asesinó a sangre fría a un anciano solitario. Solo cuando sintió miedo de perder la vida en medio del conflicto vio las atrocidades de la guerra.

El enfoque publicitario te vende un drama distinto al real. “Nelson Mellado”, más allá de ser un objetor por conciencia, es un ser que abre los ojos, al vivir el esperpento de a flor de piel. Desde esa perspectiva es un gran drama, lleno de honestidad y entereza intelectual que redime al protagonista.

Vale destacar las actuaciones de Yeimyl Rivera y Ángel González, quienes impartieron verdad y frescura a “Susan” y a “Pito”.

Esta producción de Dramarama, Inc. contó con la dirección de Pedro Rodiz, luces de Evarlyn Torres, escenografía de Rodiz y Acevedo, utilería de Ammy y el maquillaje de José Cáceres.

05/14/2007

Carlos Acevedo “gana” la guerra

Por Tatiana Pérez Rivera / tperez@elnuevodia.com
El Nuevo Día

(Esta es la reseña que nos hizo la buena amiga Tatiana, y que saliera publicada en la sección de Cultura del periódico El Nuevo Día, el 14 de mayo de 2007. En este proyecto fui el Director Escénico. A ella, mi agradecimiento infinito.)

Identificar quiénes son “los buenos y los malos” de cara al conflicto militar iraquí deja de ser un asunto visto sólo en blanco y negro en “E Pluribus Unum”, puesta teatral atractiva y pertinente.

Desmenuzar en escena el dilema criollo en torno a las lealtades y oposiciones al Ejército de los Estados Unidos de América y la guerra que mantiene en Irak supone en sí un esfuerzo de grandes magnitudes. Es una de esas contradicciones similares a las que caracterizan a nuestro pueblo en otros asuntos que pocos se atreven explorar en estos tiempos.

Indiferencia ante el tema podría ser una de las respuestas ante la falta de ejercicios teatrales de este estilo. Aunque eso justamente atrajo a Carlos Acevedo al momento de crear E Pluribus Unum (De entre todos, unos), montaje que subió a escena este fin de semana en el Teatro Francisco Arriví de Santurce como parte del 48vo. Festival de Teatro Puertorriqueño del Instituto de Cultura Puertorriqueña (ICP).

La pieza es ambiciosa en términos de contenido y aunque se valió de una escenografía modesta, la misma resultó muy efectiva. Las actuaciones entrelazaron apropiadamente diversas generaciones de actores que dieron vida al conflicto del Sargento Néstor Mellado, quien tras estar estacionado 10 meses en Ar Ramadi en Irak toma un permiso de descanso para retornar dos semanas a Puerto Rico y decide, una vez en la Isla, no regresar a una guerra que define como una farsa y de la que no quiere seguir formando parte.

Varios elementos son ingeniosamente tratados en escena: la imposibilidad de tener ideas propias en el Ejército y sobre éste, las lealtades ciegas a Estados Unidos, la paranoia de hallar terroristas en cualquier esquina y de acusar de ello a todo el que disienta, el significado del deber, la amistad y el éxito en pueblos de la montaña de nuestro país y los conflictos de un desertor nacido en el seno de un familia de veteranos de guerra, entre otros.

Acevedo, cuyo texto recibió el Premio de Dramaturgia 2007 que otorga el ICP, encarna a un “Sargento Néstor Mellado”, cuyo proceso de maduración ante la cruda realidad que enfrenta en la guerra es palpable en escena sin poses falsas.

Walter Rodríguez (Ignacio Mellado), Samuel Molina (don Jesús) y Georgina Borri (Caridad) sobresalen en la historia con personajes sólidos y Gilda Haddock logra una madre abnegada (Susana) pero humana que cede ante las presiones de sus “hermanos en Cristo”.

Refrescantes por demás resultaron las intervenciones de Ángel González como “Pito”, el entrañable amigo de la infancia del joven desertor que, aunque usuario de drogas, logra apuntar al origen del conflicto vez tras vez. Sus apariciones fueron muy bien recibidas por el público y su interacción con veteranos en las tablas lució pareja. Igual de agradable fue descubrir a Yeimyl Rivera como “Susan” la hermana de Néstor que en todo momento se atrevió a decir en voz alta sus opiniones políticas.

Y si hay guerra, hay órdenes. En este caso el “Lt. Edwards”, trabajado por Carlos López, se presentó con la ambición propia del superior al que el honor poco le importa. Sus parlamentos con la jerga militar y con ese “spanglish” tan familiar para quienes han vivido en suelo estadounidense estuvo muy bien cuidado.

Héctor Escudero destacó como “Martínez” y el resto de sus compañeros de batalla José Alvarado “Clarence”, José Pablo como “Tito” y “López”, trabajado por Ángel González en doble rol cumplieron su misión actoral. Lo que resultó un tanto chocante fue el constante cuestionamiento a sus superiores de cada orden, en particular del grupo al “Lt. Edwards”, lo que le restaba a la autoridad que se esperaba de ese tipo de militar dictador que se pretendía crear.

Sigrid Piñero fue la “Periodista”.

La producción debe mejorar la sincronización de los visuales ­con escenas de la guerra diurnas y nocturnas así como de la vida cotidiana en Irak o de discursos del Presidente Bush- con el ritmo de la obra porque en ocasiones fallaba y producía baches innecesarios y extensos.

Pedro Rodiz tuvo a su cargo la dirección de esta pieza y contó con la asistencia de Cristina Robles. Las luces fueron trabajadas por Evarlyn Torres ­bien por las escenas de guerra nocturna- la utilería por Ammy y el maquillaje por José Cáceres. Escenografía y sonido fueron obra de Acevedo y Rodiz.

Por su actualidad y porque propicia debates necesarios, "E Pluribus Unum" debería viajar por la Isla.

05/09/2007

La burka: ¿quién oculta el rostro?
Por Pedro Rodiz

(Con motivo del estreno de la obra E Pluribus Umum de Carlos Acevedo, que ganó el segundo lugar en el Certamen de Dramaturgia 2007 del Instituto de Cultura Puertorriqueña, proyecto que dirijo, les presento este trabajo que escribí en la Maestría y que trata, como la obra de teatro, sobre la guerra en Irak.)

La burka es una capucha o máscara que usan las mujeres en algunos países musulmanes fundamentalistas. Esa es la ley. Estas capuchas cumplen la función de ocultar un rostro. Por otro lado, en otros lugares y circunstancias, las máscaras sirven para representar a otro personaje o una situación.
Del Medio Oriente sabemos que hay arena, petróleo, terroristas, harenes, y es el sitio dónde nació Jesús. Usan turbantes, se dejan la barba y andan en batitas para arriba y para abajo. Hubo una guerra contra Irak, participaron soldados puertorriqueños, volvieron como veteranos y eso es todo. Han pasado más de doce años desde este suceso y eso es todo lo que conocemos. Nada más. ¿Por qué se peleó? ¿Alguien se acuerda? ¿Alguno sabe algo adicional sobre esa región?
Para ese tiempo salió un anuncio de televisión, pagado por la Guardia Nacional de Puerto Rico, que decía como sigue: “... nuestros soldados van a defender la democracia y la libertad en el Medio Oriente...” Lo gracioso es que Kuwait es una monarquía absoluta.
La información que nos llegó fue filtrada a través de la cadena de televisión CNN, que al parecer es la voz de Jesucristo en nuestros tiempos. Todo lo que sale de la boca del omnipresente y omnipotente es incuestionable. La fuente de información fue el Pentágono, en otras palabras, de boca de Dios Padre.
Los iraquíes invadieron Kuwait. Ellos alegaban que ese país les pertenecía. Lo cual es cierto ya que luego de la Segunda Guerra Mundial, los Países Aliados reconfiguraron la región. Tal fue el baratillo de pasillo, que le entregaron un pedazo de tierra al pueblo de Israel. Esto marcó el inicio de una hermandad entre estos pueblos que aún prevalece.
Y comenzó el bombardeo parte de los “justicieros”. Lo único que se veía por televisión era unas luces en movimiento. Parecían más fuegos artificiales que otra cosa. Nunca se presentó el otro lado: el lado del “demonio”. ¿En dónde cayeron esas bombas que no cesaron ni de día ni de noche? Nunca presentaron un cuerpo, ni sangre, ni curitas, nada. Parecía una batalla de “Play Station”. En una ocasión logró pasar un cohete de parte de los iraquíes a terreno de Israel. Enseñaron los visuales de esos “asesinos diabólicos”. “Mira de lo que son capaces” Lo que nadie mencionó es que esos proyectiles se los habían proveído los mismos que ahora los atacaban. La información fue filtrada y la parcializaron para justificar la “guerra santa”.
Lo que se olvidó mencionar de la batalla fue que Estados Unidos estableció sus bases en los lugares de mayor exportación del petróleo. ¿Quién los saca ahora? Los iraquíes nunca tuvieron oportunidad de ganar. Basta con los visuales en que los soldados que se rindieron, por ramilletes, con tal de que les dieran un poco de comida.
La ONU le impuso un embargo económico a Irak. Sólo pueden conseguir alimentos de primera necesidad por oro negro. Esa sanción aún continúa. ¿Qué pasa con los pobres de ese país? ¿No comen? ¿O es qué se chupan en sorbetos ese petróleo como si fuera la última Coca-Cola en el desierto?
La economía de los Estados Unidos estaba en picada antes del atentado del 11 de septiembre. Les fue peor después de esa fecha. Una de las formas que se ingeniaron para ayudar la débil economía es por medio de la guerra. ¿Con quién pelear? Fácil. Acusaron a Osama Bin Laden y a sus secuaces, esos mismos que fueron entrenados por la CIA, y los ubicaron en Afganistán. Ese país apenas se recupera de la guerra que sostuvo contra la ex Unión Soviética.
Los afganos pidieron pruebas a los Estados Unidos. Pero los gringos no dan pruebas. Reparten galletas de pan y de masa a todos los que se les oponen. Allá tiraron otras bombas adicionales, dañaron la ecología del país y no atraparon a Osama. Ahora están tratando de provocar otra guerra con Irak ya que la economía sigue estancada.
Por otro lado, Israel sigue enfrentándose a Palestina. Nadie de la región quiere a los judíos. Históricamente ha sido así. Pero los Estados Unidos los defienden y nadie se les enfrenta. Claro, el pueblo elegido por Dios, les maneja la banca. ¿Qué hubiese pasado con esa región si no existiesen esas grandes concentraciones de petróleo?
Los Estados Unidos utilizan todos los medios que están a su alcance para manipular la opinión pública. Parecen ovejas, pero son lobos disfrazados. Esa es la máscara que presentan al mundo, los de salvadores. Es un éxito espectacular de la propaganda. Lo irónico del asunto es que somos nosotros los que tenemos la burka puesta. Nos sentamos como espectadores frente al televisor para ver este espectáculo propagandístico como si fuera una comedia de situaciones.

05/04/2007


El sociolisto
Bocadillo cómico

Por Pedro Rodiz


A Freddy Acevedo

UNA COCINA. TIENE TODO LO QUE TIENE UNA COCINA. JULIO CARGA UN PAQUETE DE CARTAS EN SUS MANOS. MIRA EL RELOJ DESESPERADO. LLEGA RICKY DE LOS CUARTOS, DESBARATADO, COMO GATO EN CELO QUE REGRESA DESPUÉS DE ESTAR VARIOS DÍAS PERSIGUIENDO GATAS. TIENE PUESTA UNA CAMISA DEL CHE GUEVARA. SE DIRIGE A LA NEVERA. JULIO APROVECHA PARA ENCARARLO.

Julio: (Sarcástico) Su majestad, nos hace el honor de pasar por la cocina.

Ricky: (Con dificultad) Papi, no grites que tengo “hangover” (o como se escriba)

Julio: Que le sirvo su majestad, para quitarle la jaqueca. Tengo aquí algunas sales.

Ricky: Papi, no estoy de humor.

Julio: ¿Su majestad desea que le prepare algo especial? Pavo real bañado con salsa de tamarindo o algún faisán con yogourt de fresa.

Ricky: Me rindo, ¿qué quieres?

JULIO LE MUESTRA LAS CARTAS.

Julio: ¿Qué es esto?

Ricky: ¿Cartas?

Julio: ¿Sabes lo que esto significa?

Ricky: ¿Qué te metiste a cartero?

Julio: No te hagas el gracioso. Aquí llegaron las notas de la universidad.

Ricky: No tenías derecho a ver mis cartas. Eso es un delito federal.

Julio: No puedo ver las cartas pero sí tengo que pagar tus estupideces.

Ricky: ¿Qué estupideces?

Julio: Veamos en lo que está matriculado mi pequeño Einstein: macramé y mundillo.

Ricky: Es que eso está en peligro de extinción.

Julio: Sacaste D.

Ricky: Siempre me enredo con los rodillos.

Julio: Cerámica.

Ricky: Eso es para ser artesano.

Julio: W. Te diste de baja.

Ricky: Te hice un cenicero.

Julio: ¡Yo no fumo! Mira esta otra clase: natación.

Ricky: Es que vivimos rodeados de agua. Uno nunca sabe cuando pueda venir un Tsunami.

Julio: Incompleto F.

Ricky: Es que la clase era de lunes, miércoles y viernes de siete a siete y cincuenta de la mañana.

Julio: ¿Y?

Ricky: Que el agua estaba muy fría a esa hora. Además, para cincuenta minutos, es mejor no ir.

Julio: Y explícame esta otra: costura.

Ricky: Está bien papi, me cogiste. Te lo iba a contar todo.

Julio: ¿Sí? ¿Cuándo? Cuando corrieras para político. Porque para lo único que te sirven esos cursos es para ser un legislador.

Ricky: Papi, en este momento, estoy muy ocupado en un proyecto trascendental.

Julio: ¿En cuál?

Ricky: Esto haciendo un mural al lado del teatro universitario.

Julio: ¿No me digas que tú eres de ese grupo comunistas castrista?

Ricky: Papi no. Yo soy del frente socialista. O sea, de la Fupi.

Julio: Dios mío, baja la voz, que el FBI nos puede estar grabando.

Ricky: Deja la paranoia, que esto es un país democrático.

Julio: Y tú lo quieres convertir es un republiquita bananera.

Ricky: Contigo no se puede hablar.

Julio: Contéstame una cosa: ¿Tú fuiste uno de los que no permitieron la entrada al teatro cuando lo iban a inaugurar?

Ricky: Me amarré a una columna a lo Tito Kayac.

Julio: Dios mío, ¿qué habrá pensado Joan Manuel Serrat de nosotros? ¿Que somos unos salvajes en taparrabo?

Ricky: Si él es tan a favor de las causas de los desventajados, ¿por qué no hizo el concierto gratis en vez de irse para Bellas Artes?

Julio: Porque es un hombre con cultura. Ha visto mundo. Y a lo mejor necesitaba ese dinerito ya que tiene que mantener a su familia. Además, Silvio Rodríguez será muy comunista pero sus conciertos en España los cobra como capitalista.

Ricky: La conciencia no se vende. Nadie nos va privatizar el teatro.

Julio: No se trata de conciencia, se trata de estupidez.

Ricky: ¿Ya me estás diciendo estúpido?

Julio: ¿Qué tú crees?

Ricky: ¿Qué no?

Julio: ¿Tú eres estudiante de drama?

Ricky: No.

Julio: ¿Tú cantas en el coro?

Ricky: Tampoco.

Julio: ¿Tú coges clases de danza?

Ricky: No, si tengo los pies cruzado como los tuyos.

Julio: ¿Acaso no deberían se ellos los que decidan si abren o no el teatro?

Ricky: Ya lo abrimos, cantó Lucesita Benítez.

Julio: Ah, cantó Lucesita.

Ricky: Y gratis para todo el mundo. Cantamos hasta el himno revolucionario.

Julio: Veo. Sí son afines con sus creencias son buenos pero si no, no.

Ricky: Exacto.

Julio: De verdad que estoy asombrado. Has aprovechado muy bien tus clases en la universidad. Estás hecho todo un Juan Maribrás. Te voy a dar el certificado que te certifica como puertorriqueño.

JULIO LE ENTREGA UNA SERVILLETA.

Julio: ¿Qué tienes que decir a esto?

Ricky: ¿Qué quién es Juan Maribrás?

JULIO SE RESTRIEGA LA CARA COMO PARA CALMARSE.

Julio: ¡Qué bonita es tu camisa! Así que ahora eres seguidor del Che Guevara.

Ricky: (Orgulloso) Y a mucha honra.
LA MUESTRA COMO CARLITOS ARROYO MOSTRÓ LA DEL EQUIPO NACIONAL CUANDO SE LE GANÓ AL EQUIPO DE ESTADOS UNIDOS.

Julio: ¿Y qué es lo que sabes del Che?

Ricky: Fue el que dijo: “Conocerán la verdad y la verdad los hará libre”

TODAS LAS CONTESTACIONES DE JULIO LAS DIRÁ CON EL MATIZ DE: “SERÁS MORÓN”.

Julio: ¡Ese fue Cristo!

Ricky: Ah, pues dijo que: “la religión es el opio de los pueblos”.

Julio: ¡Ese fue Marx!

Ricky: Ah, pues es el de: “Para ser libres hay que empezar a serlo”.

Julio: ¡Ese fue Betances!

Ricky: “La verdad no grita, convence.”

Julio: ¡Ese fue Ferré!

Ricky: (Para ver si la pega) “¿Por la encendida calle antillana?”

Julio: ¡Ese es Palé!

Ricky: Pues: “Cuando salí de collores…”

Julio: ¡Ese fue Lloréns!

Ricky: (Incrédulo) ¿El residencial?

Julio: Tú no eres un socialista na’, tú eres un sociolisto.

Ricky: No te burles de mis creencias.

Julio: Tú crees que yo voy a seguir dándote dinero para que seas un delincuente.

Ricky: ¿Delincuente? ¿De qué tú hablas? Yo hago patria.

Julio: Te pasas vandalizando el teatro. Eso es un delito.

Ricky: Yo estoy haciendo un mural.

Julio: ¡Eso es un graffiti! Ay, Dios mío, ya mismo se me mete Santini aquí.

Ricky: Yo estoy haciendo lo que tú me enseñaste.

Julio: No, yo no. El ser un delincuente te lo habrá enseñado tu madre.

Ricky: Me dijiste que siguiera mis principios y eso hago.

Julio: Secuestras a la universidad ¿y eso tú le llamas seguir tus principios?

Ricky: Tú no entiendes de luchas. Tú vives como un burguesito.

Julio: ¿Burguesito yo? Pues este burguesito es el que te da de comer, el que paga tus estudios, y el que costea tu estilo de vida capitalista. Chúpate esa, socialista. Si quieres vivir el comunismo, vete a freír “jamberguers”.

Ricky: Para tú información, el mural es un acto de conciencia contra la privatización. Claro, lo que pasa es que tú tienes un conflicto de intereses.

Julio: ¿Qué tengo yo que ver con la Universidad?

Ricky: Que tú eres amigo de Silverio Pérez.

Julio: ¿Y eso qué tiene que ver?

Ricky: Dímelo tú, que trabajas para los grandes intereses.

Julio: El único interés que tengo es el de mantener a una familia. Ves que tengo razón. Saliste a tu madre.

Ricky: Pues claro que salí a ella. ¿A quién más Iba a salir? Si es ella la que tiene los genes dominantes.

Julio: Lo que pasa es que ella te consiente en todo.

Ricky: Para eso es mi madre.

Julio: Claro, si estás de madre.

Ricky: Tú y tus discursos capitalistas.

Julio: Te digo la verdad.

Ricky: Pues Mami me contó que por poco te botan de la universidad por haber tirado piedras a la casa del Rector.

SE DESENCAJA LA CARA DE JULIO.

Ricky: También me contó tu gusto por el teatro.

Julio: ¿Ella se atrevió?

Ricky: Me dijo de la vez que tiraste una piedra a la Residencia del Rector, que después estabas tan asustado, tan caga’o, que saliste dispara’o y te escondiste en el teatro y que Mami fue a parar allá y te encontró escondido en la parte de arriba del escenario, lo que se conoce como la parrilla. Que subió por unas escaleritas estrechas, como cien pies para arriba. Allí estabas tú, temblando. Y que pasaron un momento fabuloso. O sea, que fue: amor a la parrilla.

Julio: Suficiente. O te dedicas a estudiar o te buscas la forma de mantener tu estilo de vida. De mi maíz ni un grano.

Ricky: No fue lo único que me contó.

Julio: ¿Qué más te contó?

Ricky: Que tú le componías las canciones de protesta a Roy Brown y al Topo.

AL OTRO DÍA. JULIO ESTÁ LEYENDO EL PERIÓDICO Y BEBIENDO UN CAFÉ. ENTRA RICKY SOÑOLIENTO CON UNA TABLA DE PLANCHAR. SE DIRIGE A LA NEVERA A BUSCAR UN JUGO DE CHINA.

Ricky: Papi me voy.

Julio: ¿A dónde vas tan temprano? ¿O es que vienes a practicar
las canciones de Andrés Jiménez?

Ricky: Me voy para la playa para pasar las penas.

Julio: ¿Mao Tse Tung no tiene algo que hacer en la universidad?

Ricky: Yo para allá no vuelvo.

Julio: (Preocupación) ¿No me digas que eres del grupo que botaron?

Ricky: No, todo eso quedó en el pasado.

Julio: ¿Qué pasó? ¿Se te olvidó la letra de las canciones de Chucho Avellanet?

Ricky: Me dejó.

Julio: ¿Chucho?

Ricky: No. La jevita que me gustaba.

Julio: No entiendo.

Ricky: Que yo estaba metido en todo eso para conquistar a una chica, pero me dejó un tal Freddy Acevedo, un barbú que parece un árabe. Es un tipo al que le gusta enseñar las nalgas pelúas y chumbas en sus obras de teatro.

JULIO CANTA A CAPELA. UN ESTRIBILLO DE UNA CANCIÓN DEL GRAN COMBO.

Julio: “Se te fue, se fugó, con uno más feo que tú”

Ricky: Ahora me voy a dedicar al “surfear”.

Julio: ¿Sí? ¿Con qué? ¿Con la tabla de planchar?

MIRAN HACIA EL FAMILY Y EN VEZ DE TABLA DE SURFEAR ES UNA TABALA DE PLANCHAR.

RICKY: Diablos, ¿y en dónde fue que planché?

Julio: Esa muchacha te dejó más loco que una cabra. Me alegra que recapacitaras.

Ricky: Créeme, que no me iba a pasar la vida friendo “hamberguers” con “fat trans”.

APAGÓN.


05/01/2007

Comentario sobre la obra El chicle de Britney Spears
Por Orlando Rodríguez

Antes que todo, felicidades. Es un gran proyecto. Muy ocurrente y divertido. Entiendo que el trabajo con el actor y del actor es muy bueno. Las gemelas me encantaron y me robaron el corazón. La historia está OK y resulta efectiva.
Los elementos técnicos cumplen. La dirección no se siente lo que quiere decir que es efectiva pues todo fluye de forma natural. Ricardo me convence.
Entiendo que lo único que puedo criticar es el final, y no es que el discurso final me haga sentir como mierda o que me incomoden que me boten. Pues el teatro debe despertar reacciones en el público (Y lo logras).
Pero el llevar un ritmo tan acelerado, atinado y divertido me pide que la pieza, que comenzó como comedia, termine como tal. Espero no me mal interpretes, el monologo final (que despertó en mí el coraje de volver a la realidad) debe permanecer intacto
Debes incluir un último suceso que me recuerde que estuve en una comedia y me deje salir del teatro con la actitud tan chévere, que la mayoría del tiempo esta comedia me hizo sentir. Por lo tanto, la música de cierre no debe ser fúnebre ni introspectiva, si no alegre. Tal vez me hizo falta un poco más de relación del periodista con su premio para que en el momento de su catarsis me sorprendiera más y justificara más su coraje.
Sé que criticar es fácil, y con la boca es un mamey, pero en realidad encontré que la pieza tiene más aciertos que nada y me reí mucho. El grupo se ve y se siente muy comprometido con lo que hacen y eso es hasta contagioso.
Finalmente, me encantó el juego de palabras constante, y el morbo de sobre apreciar lo extranjero. Me parece que es una excelente crítica a la banalidad y al culto a los falsos dioses del mercadeo. En hora buena, felicidades a todos.


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