07/06/2017

Introito

Palabras pronunciadas por el dramaturgo Pedro Rodiz para la apertura de la Segunda Muestra de Dramaturgos y Dramaturgas de Puerto Rico.
A la dramaturgia puertorriqueña la han tratado de amordazar, de marginar,  de negarle fondos, de ignorarla, de infantilizarla, de sobornarle, de minimizarla, de cerrarle los espacios, de restarle importancia, de imponerle criterios e ideologías, de compararla, de sacarla a pasear como si fuera un chiguagua, de ningunearla, en fin de quitarle todo lo trascendental. Y seguimos en pie, plantados de frente, sin miedo, con entusiasmo. Es prolífera, crece como enredadera en terrenos estériles. Reclama, enfrenta, seduce.  Conscientes de esto, los dramaturgos y dramaturgas de Puerto Rico, nos hemos adaptados, hemos aprendido a ser directores, actores, diseñadores, productores, técnicos y hasta publicistas, en todo lo anterior y a la vez, obligados más por la necesidad que por el gusto, para poder sacar adelante nuestros proyectos.
Esta muestra tiene una gran relevancia y una pertinencia urgente porque nace de la inquietud de los propios dramaturgos y dramaturgas que queremos y vamos, sin encomendarnos y sin pedirle permiso a nadie, a dar a conocer nuestros trabajos. Aquí estamos. Esta muestra que auspicia el Círculo Puertorriqueño de Dramaturgas y Dramaturgas es una degustación de estilos e influencias distintas que convergen en un mismo espacio: El Ensayo. Son trece propuestas, trece voces, trece visiones de mundo distintas. Lo que aquí se presentará por varios fines de semanas nace de la necesidad  de reclamar y de explorar nuevas propuestas escénicas.  La dramaturgia nuestra, por su propia naturaleza, es diversa, atrevida, inmediata, divertida, ingeniosa.
El teatro se escribe para representarse. Así se concibió desde sus inicios. Es sobre el escenario que se prueban las obras. Y los dramaturgos y dramaturgas solo mejoran en la medida que estrenan. Es indispensable tener mayor presencia en la escena nacional. Es ahí donde radica la importancia de esta muestra. Estrenar nuestras obras se ha vuelto un acto revolucionario. Y aquí estamos con los fósforos en la mano. Aquí se presentarán obras nuevas, operas primas, reestrenos, monólogos, comedias, drama, en fin, una infinidad de combinaciones, una polifonía de pensamientos que convergen en un mismo escenario. Nos entusiasma y nos enorgullece grandemente esta segunda muestra.

El Círculo Puertorriqueño de Dramaturgas y Dramaturgos del Siglo Veintiuno no es una organización cualquiera, ni siquiera cuenta con una directiva sino con un grupo de artistas, de profesionales con carácter y garras, que desinteresadamente ha puesto todo su empeño para hacer una muestra que apele a la pluraridad del público que asista y que sea de motivo de orgullo de todos.  Su misión es la de  estimular, difundir y mejorar la dramaturgia nacional. Somos una organización en la que fomentamos la inclusión, la tolerancia, la diversidad, la equidad. Estamos para unir, no para separar.  Creemos en el consenso pero sobretodo tenemos un amor y un respeto profundo hacia el teatro nuestro, tan parecido a otros, tan distinto a todos.  Hoy es un día memorable y estamos de fiesta. Somos  unos atrevidos. Así que respetuosamente y con valentía anunciamos: ¡qué empiece la muestra! 


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