02/18/2008

Sin ideología no hay estética

Por Pedro Rodiz

A Mario Rojas lo conocí en Cádiz. Es un hombre alto, de hablar pausado, que peina canas. Hablar con él es toda una experiencia enriquecedora por el gran conocimiento que tiene, tanto del teatro, como de las artes en general. A veces “está como ausente” pero es porque está reflexionando sobre algún tema o sobre alguna obra que lo cautivó. Se podría estar días enteros conversando con él. Es profesor universitario en Virginia y también un respetado investigador teatral.
En uno de los foros, surgió un comentario de uno de los investigadores en lo que planteaba que “sin ideología no hay estética”. Eso me puso a pensar. Cuando uno escribe uno no está pendiente de las creencias particulares sino que se concentra en desarrollar una historia coherente con personajes verosímiles. Y que esto cautive al espectador. Así que, cuando me encontré a Mario por uno de los pasillos de la Residencia Tiempo Libre, le pregunté que cómo era esto posible. Que no me cuadraba la aseveración del colega. Quizás todo se aclararía si partimos de una definición de lo que es ideología, le dije. En ese instante no pudimos ampliar la conversación ya que siempre llegan otras personas y el tema murió. Luego, mantuvimos comunicaciones por correo electrónico y retomamos el tema. Le pedí permiso para publicar parte de nuestra correspondencia privada.
Pedro: Mario, todavía tenemos pendiente la conversación sobre que "sin ideologías no hay estética". Estoy en desacuerdo. ¿Qué sucede cuando se hace arte por el arte mismo? Yo creo que en lo que tendríamos que ponernos de acuerdo sería en la definición de ideología y de ahí partimos hace hacia lo otro. Nada, cuando te aburras, me escribes que siempre será un gusto hablar contigo.
Mario: En cuanto a las ideologías, es algo muy simple. Si revisas la historia del arte, verás que este no surge de la nada, sino que es el resultado de fenómenos histórico-sociales, de cambio de valores y de la percepción del hombre de sí y del mundo que le rodea. Así por ejemplo, el barroco surge de la contrarreforma que trató de frenar el ímpetu antropocéntrico renacentista. El hombre que se creía el centro del universo, seguro de sí mismo, y esto se reflejó en el arte, en que todo estaba dispuesto de modo armónico a partir de la figura humana que era el centro. En el arte barroco, por otro lado, se refleja la confusión que experimenta el hombre del Renacimiento que pensaba "yo puedo crecer libremente y estoy potencialmente preparado todo, crear en libertad mundos a partir de mí”, piensa en el gran Leonardo, en todo lo que fue capaz de crear y su figura del hombre en un círculo como un potente ícono. Pero vienen las constricciones impuestas por el Concilio de Trento que quiere empujar de nuevo al hombre a un teocentrismo medieval que le priva de su libertad, le corta las alas, lo jerarquiza como un ser débil e incompleto. Esto hizo que el hombre se tensionara, se "desconcierta". Todo esto se ve reflejado en el arte. Si miras una pintura barroca verás que ya no hay un centro desde el cual converge todo (como en la Última Cena o la Gioconda), sino que hay desarmonía, elementos en el cuadro que compiten por ser centro de la mirada del espectador (El entierro del Conde de Orgaz del Greco es un buen ejemplo). Es decir, que el arte sea pictórico o teatral, está determinado por el sistema de valores (ideología) de una época. Hoy se habla de un arte postmoderno (una especie de réplica del barroco y del romanticismo, porque el arte como la historia es pendular, por un lado clásico (sujetamiento férreo a códigos morales) y por otro uno dionisiaco, desordenado). El arte posmodernista refleja la incertidumbre del hombre actual que ya no tiene discursos rectores (las grandes narrativas) que lo guíen, refleja un hombre fagocitado por el neoliberalismo y una mundialización que engloba, pero que sobre todo fragmenta, en que la ganancia y los intereses se sobreponen a la ética humanística en que la pobreza y la guerra no son problemas. Estudia tu propia escritura y verás cómo se refleja en ella tu preocupación y desaliento por estas grandes pérdidas que llevan a la superficialidad, al desconcierto y a la desilusión, al trastrocamiento de valores.
Bueno amigo. Espero haber respondido a tu pregunta. La ideología está en todas partes, aun en la opción del arte por el arte (que trataron de hacer los alemanes durante la segunda guerra mundial, para desligar la obra de arte de su contexto y evitar la censura por sus nefastas acciones).

02/16/2008

Aviso de servicio público

Por Pedro Rodiz

Les aviso a los productores de teatro escolar que el Secretario de Educación emitió, en esta semana, una Carta Circular indicándoles a todos los maestros que se suspendían las salidas de la escuela. Desconozco el alcance de la Circular, si es solamente para excursiones o si también aplica para las obras de teatro escolar. Tampoco les podría decir si tiene algunas excepciones o concesiones. Nada, es para que verifiquen porque sé que tienen muchas obras programadas para los estudiantes en este semestre. Aunque si los maestros se van a la huelga, poco importa lo que contenga la carta.

02/11/2008

Reacción amistosa a Roberto Ramos Perea

Por Pedro Rodiz

Pueden acceder al artículo de Roberto Ramos Perea en http://intermediopr.blogspot.com

Roberto, muchas gracias por contestar el artículo Petición. Eres muy gentil en sacar de tu tiempo para debatir ideas. Siempre lo disfruto. Aunque hay algunos puntos en los que difiero, me mantengo en mi postura actual de no ser señalar problemas sino en la de hacer recomendaciones o propuestas que ayuden al desarrollo de la dramaturgia nuestra. Acojo tu recomendación de someter mis obras a los diferentes productores, pero te aclaro que soy sumamente parco –por no decir tímido- en dar mis obras para que otros las produzcan. Me hace sentir sumamente incómodo llegar donde un productor y decirle: “Mira, chequéate esta obra a ver si te interesa montarla”. Se me cae la cara de vergüenza. Por eso sugerí lo del Certamen de Dramaturgia, porque me parece que todos los dramaturgos podían competir en igualdad de condiciones. Además de que se podría adelantar un proyecto de dramaturgia nacional que mirara hacia un mismo norte. Claro, entiendo perfectamente tu planteamiento y no voy a insistir en la petición. Pero debes darme el crédito por haber intentado conseguir beneficios para los dramaturgos.
Y como bien explicas, cada productor ya tiene delineado su plan de trabajo para este año y posiblemente para los próximos dos. ¿Cuándo va a haber cabida para una obra mía o de otro, por dar un ejemplo?
Lo que no entiendo es que me sitúas en el “populismo pedante”. ¿Qué es eso? Yo no represento a nadie. No pertenezco a ninguna organización o grupúsculo. Soy de pensamiento independiente. Todo lo que escribo es producto de mis reflexiones. A veces coincidimos, a veces diferimos, de eso se trata.
Mi intención es privilegiar la Dramaturgia Nacional por encima de cualquier otra, así como lo hicieron –por mencionar algunos- Emilio S. Belaval, René Marqués, Francisco Arriví, tú y ahora yo. No es que me esté comparando con ellos o contigo, lo uso solamente para ilustrar el pensamiento.
Te aclaro que no soy de “mentalidad idiota”. Me ofende que lo sugieras. Yo sé que cuesta un webo y la mitad del otro echar hacia delante una industria como la nuestra. Montar una sola obra cuesta miles de dólares, cuánto más costará producir 12. Si mencioné lo de los millones fue para hacer una comparación con el ICP. Y si hablamos del ICP, no acabamos nunca.
Ten por seguro que no les envidio nada, ni a ustedes ni a nadie. No es mi estilo. Soy de los que creo que las cosas se consiguen con esfuerzo. Y si consiguieron los auspicios en buena lid, enhorabuena y que viva el teatro.
Un abrazo de oso para ti.

02/10/2008

Desde la tierra de Franz Kafka

Por Pedro Rodiz

Próximamente nos llega un espectáculo desde la República Checa: el Teatro Negro de Praga. Y cuesta $125 el boleto, sin contar con los cargos por servicio. Si no es la obra de teatro más cara que se haya presentado en Puerto Rico, se le parece mucho. ¿Quién puede pagar ese precio?
Hace tres años visité Praga. Es una ciudad muy impresionante, preciosa, y con un tren subterráneo que es de los más antiguos de Europa. Fue para el mes de abril y recuerdo que hacía mucho frío pelú. Visité la parte histórica de la ciudad, que fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Entré en una iglesia, que no recuerdo el nombre, pero que estaba llena de vitrales, simplemente deslumbrante. Bella. Luego caminé por unos callejones que conducían a la casa de Franz Kafka. Fui a un cementerio judío y terminé en una plaza que contenía un reloj medieval. Todo en un mismo día. Al otro día, me adentré en las callejuelas de la ciudad, compré una marioneta en forma bruja, -en la antigua Checoslovaquia, ahora República Checa, tienen una gran tradición de titiriteros- para regalársela a mi pequeño saltimbanqui que en ese momento estaba en gestación. Luego pasé por una tienda de música, y les juro por Dios, que tenían merengue puesto. Llegué hasta el Puente San Carlos, que uno de los más antiguos de la cuidad, que es peatonal y que por debajo fluyen las aguas del río Danubio. El mismo alberga infinidad de artesanos y artistas. A todos estos lugares condujo al grupo la guía del País. Es costumbre andar con un guía por toda la travesía y en los lugares se une un/a guía del lugar. Pues la nuestra, me comentó, hablaba cinco idiomas. Cuando Checoslovaquia estaba dominada por las fuerzas de la Unión Soviética, era obligatorio en la escuela aprender hablar cinco idiomas. Entre los que era obligatorio estaba el español, por Cuba, ¿interesante no?
Pues le pregunté sobre el Teatro Negro de Praga, que es precedido de una fama mundial. Me contó que cuanto estaban regidos por la Unión Soviética existía solamente una compañía, pero luego de la caída del comunismo, los integrantes de la compañía se habían separado. Así que había en cartelera como cinco producciones que trabajan con el teatro negro, y ergo, se llamaban Teatro Negro de Praga. El teatro negro no es otra cosa que usar luces ultravioleta. La misma sólo permite reflejar los colores fosforescentes y el blanco. Es una técnica preciosa, ya que se pueden hacer aparecer y desaparecer objetos al instante. Los actores están vestidos de negro, por tanto, el efecto visual es alucinante.
Como estaba allí, no me iba a perder uno de estos espectáculos. Así que asistí a uno, que creo que se titulaba Alicia en el país de la maravillas. Y ellos utilizaron este cuento como metáfora para ilustrar la problemática que tenía el país en ese momento.
Uno de las dificultades que conlleva el usar luz negra es que los rostros de los actores desaparecen, a menos que estén pintadas de blanco o fosforescente. Así que ellos utilizaron una especie de luz proveniente de algún perseguidor para mostrar a los rostros de los actores y que no se les dañara el efecto de la luz negra.
Para las expectativas que tenía, el espectáculo fue bastante flojo. Como es un espectáculo para turistas, no había diálogo. La historia era fácil de seguir y en esa función en particular, cometieron muchos errores. La guía me informó que había otro espectáculo de este tipo en otro lugar y que era mejor, pero ya le había perdido el interés.
No estoy diciendo que los que vienen son los que yo vi. No sé quienes son los que vienen, si son los originales o si son otros, si son buenos o regulares. Eso es bien difícil de constatar. Lo que sí sé es que el boleto está caro. Allá en Praga pagué el equivalente a 10 euros, que para aquel tiempo debió ser como $12.50. Aquí, dos personas que vayan, terminarán pagando alrededor de $270. Y si va una familia de tres, pues pagará como $400. El que los tenga y los pague, buen provecho. Con esa cantidad de dinero hago la compra de un mes.

02/08/2008

Petición

Por Pedro Rodiz

Según se desprende de los artículos de periódicos de esta semana, entre la Productora Nacional, a la que pertenecen ocho compañías de larga trayectoria, y la Sociedad General de Teatro, que alberga a las ocho anteriores más cuatro adicionales, recibirán este año, entre fondos combinados, casi dos millones de dólares para hacer teatro. Esto es más del doble de lo que recibe el Programa de Teatro y Danza del ICP, que es el que realiza los dos festivales de teatro más importantes del País.
No voy a entrar en los méritos y deméritos de esta asignación de fondos. Al fin y al cabo, ellos como colectivo, hicieron las gestiones pertinentes y lograron obtener esa aportación económica del erario público en buena lid. Deberíamos aprender de ellos.
Ellos decidieron ser un grupo cerrado. Con cerrado quiero decir que no es para todo el mundo, sino que para pertenecer al colectivo se tiene que recibir una invitación. Y me imagino que entre los requisitos estará el que sean afines con su filosofía de trabajo. Esto es completamente válido y no tengo problemas con eso.
Fiel a mi compromiso actual, en el que he decidido no señalar problemas sino el de proponer alternativas o soluciones, es que se me ocurrió hacerles una petición. El llamado es a que realicen un Certamen de Dramaturgia. El mismo puede ser anual y abierto a toda la comunidad teatral. Pueden establecerse requisitos como limitaciones de personajes, sugerencias temáticas o de estilos, de escenografía mínima y cosas por estilo. Esto para que sea costo efectivo y que sean cónsonas con la filosofía de trabajo de la compañías involucradas. Las obras ganadoras podrían ser montadas por alguna de estas compañías que albergan estas organizaciones. Lo verdaderamente importante es que ayuden o fomenten de forma directa el desarrollo y la difusión de la dramaturgia nacional.
Porque está muy bien –y hasta casi obligatorio- que se monten las obras de Roberto Ramos Perea, de Mirna Casas, de Juan González y las de Alberto Rodríguez. Pero ellos no son los únicos que escriben. Habemos otros que estamos tratando de sacar nuestros proyectos. ¿Cómo vamos a progresar como dramaturgos si nuestras obras se pudren en el disco duro de la computadora?
Con esta petición no quiero que se sobreentienda que es una intromisión indebida de mi parte a su agenda de trabajo. Nada más lejos de la verdad. Al fin y al cabo es una simple petición que beneficiaría a todas las partes. Porque no es lo mismo pedir dinero para montar obras extranjeras que pedir dinero para montar y desarrollar la dramaturgia del patio. Y ellos, que están haciendo teatro por toda la Isla saben, que las obras que mejor acogida tienen son las que han sido escritas por dramaturgos puertorriqueños.
Lo único que les pido es que lo consideren, eso es todo. Ya que estoy convencido que el resurgimiento del teatro puertorriqueño va de la mano con la difusión de la dramaturgia nuestra. Y quién mejor que ellos para hacerlo que tienen un gran historial de obras de buena calidad, de manera consistente y continua.

02/06/2008

Olvido

Por Pedro Rodiz

Hace algún tiempo, mi esposa le dio clase a una estudiante muy peculiar. Ella fue la madre de aquél bebé que se quedó en un auto por descuido del padre y murió por asfixia y por el calor. Todo ocurrió por un terrible olvido. La madre acostumbraba a llevar al niño al cuido, pero el auto se le dañó y le pidió al esposo que la llevara al trabajo y que luego dejara al bebé en su destino habitual. En el trayecto, el bebo se quedó dormido y el padre hizo su rutina diaria. Como el auto tenía cristales ahumados, nadie notó a la criatura hasta que ya fue demasiado tarde. Esta historia fue ampliamente reseñada por la prensa. Lo que no salió fueron las vivencias de esta mujer posteriores a la desgracia. Son de esas tragedias que no se olvidan fácilmente.
Pues esa mujer le contó a mi esposa lo que vivió y sufrió luego de este terrible suceso; de cómo se la pasaba llorando casi todos los días y de cómo pasó casi un año sin poder dormir una noche completa. Y es que cuando algo así sucede, uno no olvida, se aprende a vivir el dolor. Toma mucho tiempo volver a la normalidad.
Parte de lo que esta mujer le narró a mi esposa, lo recogí en la obra Cualquier martes ceno en París; pero hay historias reales que superan a al ficción. Claro, cambié el tipo de accidente, pero la pérdida fue igual de terrible. Aquí lo comparto con ustedes.

Escena 18 La verdad aunque duela.

Está Tommy en playa, mirando hacia el mar. No fuma. De pronto llega Cecilia y se sienta dándole la espalda al mar. Ella saca un cigarrillo, le ofrece a Tommy pero éste lo rechaza.

Tommy: No, gracias, ya no fumo. Estoy ahorrando.
Cecilia: Más me duran.

Cecilia trata de prender el suyo pero el encendedor no sirve. Frustrada, lo tira lejos. Silencio.

Tommy: ¿Cómo me encontraste?
Cecilia: Eres tan predecible.

Silencio.

Tommy: Le estás dando la espalda al mar.
Cecilia: Ya no tengo nada que mirar.

Cecilia se queda callada por unos instantes. El rumor del mar la abraza. Luego de un silencio embarazoso, Tommy entiende que está demás, se levanta y comienza su retirada. Cecilia lo detiene con la palabra.

Cecilia: Yo no me hice un aborto. Yo tuve un hijo. Se llamaba Juan de Dios. Lo tuve a los dieciséis años. Me metí en problemas con mis padres por eso. El papá del nene no lo quiso reconocer y a mí tampoco me interesaba que lo hiciera. Decidí tenerlo y no me arrepiento. El nene tenía siete meses y medio y ya gateaba. Era bien simpático. Siempre se estaba riendo. Yo le contaba de mis problemas y él se me quedaba mirando y me sonreía como diciéndome: “no te preocupes mami, que yo estoy aquí contigo”. Un día estaba tan agotada que me quedé dormida en el sofá. Juan de Dios, que estaba en el piso, gateó hasta un cubo, una paila de pintura, lleno de agua. El nene se metió en el cubo porque le encantaba jugar con el agua. Y no pudo salir. Se me ahogó. Lo encontré con los piecitos hacia arriba. Y yo tuve la culpa, por dormirme, yo lo maté. Fui una mala madre. Hasta un mes después, la leche se me salía a chorros por los pechos y me manchaba las camisas. La leche que me saqué, todavía la tengo congelada, bien guardadita. No estoy lista para botarla. Han pasado varios años y todavía no puedo dormir bien por las noches. Duermo con sus zapatitos apretados en el pecho. Es la única forma que logro descansar un poquito. Por eso no dejo que nadie toque sus zapatitos. Por eso, Tommy, me quería ir a París, para creerme que era otra persona, una persona diferente a la que soy ahora. Una persona que tuvo mejor suerte que la que yo tuve. Tommy, siento que estoy metida en un hoyo, que cada día me hundo más y que no sé cómo salir.

Cecilia le muestra los zapatitos a Tommy, y en un acto de coito espiritual, se los entrega. Él duda, luego los recibe y, agradecido se los lleva al pecho. Se agarran de manos, y juntos, dirigen sus miradas hacia el horizonte.

02/03/2008

El cangrejero mayor
Entrevista a Manolo Castro, el actor que interpretará el “Stand-up Comedy” titulado La circuncisión.

Por Pedro Rodiz



¿Cuál es tú preparación académica y cuántos años llevas de carrera?

Me gradué en el 1996 de la UPR Río Piedras con un bachillerato en Humanidades con concentración en Drama. Mi carrera comenzó en el 1991, por tanto, son 17 años.

¿Cuál es el recuerdo más distante que tienes del teatro o de alguna obra de teatro?

Tengo tres. El primero es de La cenicienta, que mi madre nos llevó a mis hermanas y a mí un domingo en la tarde. Recuerdo saludar al personaje al final de la obra. El segundo es Nuestro Teatro y sus temporadas con sus obras Con el agua hasta el cuello, Miss Piña Colada, Dito, tan bueno que era, Ay papi yo quiero un carro, Esperando la Guagua, Llegó Papo de New York, etc. Y el tercero fue cuando vi Les Miserables en N.Y. en mi cumpleaños número 20.

¿Cuándo fue que realizaste que ibas a estudiar teatro?

Cuando terminé de ver Les Miserables. Salí del teatro pensando: “Eso es lo yo quiero hacer el resto de mi vida”. Quería lograr transmitir la magia que me habían transmitido esa noche. Por eso entré al Departamento de Drama. Yo había sentido el deseo de actuar, soy un fanático del cine de toda la vida, pero nunca lo había tomado en serio, hasta ese momento.
¿En qué trabajas actualmente? ¿Vives del teatro?

Actualmente soy Técnico de Luces del Teatro Luis M. Arcelay de Caguas, maestro de teatro en los Talleres de Bellas Artes del mismo municipio, locutor junto a Desiree Lowry del Top 20 Countdown de KQ105. Yo puedo decir que sí vivo del teatro, y a veces, dentro del teatro.

Aparte de actuar, ¿tienes otras habilidades?

Me encanta hacer voces, por que es otra cosa. Tiene que ver con la mayor imaginación posible ya que todo es mental. También, tengo habilidad para la dirección escénica y el “coaching” a actores.

¿Has escrito alguna obra de teatro?

He comenzado como 6 o 7 pero sólo terminé una: A quien pueda interesar.

Sí no estuvieses involucrado en alguna actividad teatral, ¿qué serías o qué harías?

Creo que estaría en el campo de ganadero con mi familia o de maestro en Culebra o Vieques. Podría ser cualquier cosa menos guardia de peaje.

¿Tienes alguna anécdota relacionada al teatro que te haya impactado, positiva o negativamente, que quieras compartir?

Tengo muchas. Una es la cantidad de gente que uno conoce, otra fue las veces que fui a escuelas a presentar obras, cuando fui a la cárcel a hacer teatro, etc. Una de las más importantes fue actuando en la pieza En la ardiente oscuridad. Yo no sabía que mi papá estaba en la función. Cuando terminó el fue a donde mí, se notaba que había estado llorando, y me abrazó. Eso fue lindo.

¿Pensaste alguna vez renunciar y dedicarte a otra cosa?

Cada vez que pagan y veo el cheque o cuando no pagan, me acuerdo de que mí madre me decía que estudiara leyes o medicina. A veces pienso que debí hacerle caso. Pero luego me doy cuenta que en esas profesiones tendría mas dinero pero no sería tan feliz.

¿Cómo te visualizas de aquí a 10 años?

Espero que haciendo lo mismo y un poco más de teatro.

¿Qué opinión tienes del teatro puertorriqueño?

Creo que es un teatro único. No sé si en otros lados se trabajan tantas obras al año como aquí. Nuestro teatro tiene una identidad que debe seguir fortaleciéndoce y debe seguir saliendo a probarse en otros países. Nutrirse de otras vertientes, no esconderse o cambiarse según el país que nos reciba.

¿Qué proyecto atesoras y por qué?

Varios. Maestra vida, basado en la música de Rubén Blades, el cual adapté y dirigí con mis estudiantes en el 1999 y 2000. Las chicas del 8-C también con mis estudiantes. Ambos proyectos fueron grandes retos donde tuve que poner en práctica lo que había aprendido en el Departamento de Drama y la satisfacción fue enorme. Estos proyectos me ayudaron para luego poder dirigir Los Huelguistas en el 2005 que me encantó.

¿Cómo es tu proceso creativo para prepararte para interpretar a un personaje?

Depende del personaje. Hay personajes que tú los dominas fácil con tu propia experiencia o suficiente experiencia adquirida a través del tiempo. Cada personaje es como un caballo que montas para una carrera. La gente sabe que el “jockey” está ahí y es el que hace ganar o perder al caballo, pero al final ambos tienen que correr como uno solo y el nombre que se escucha cuando ganan es el del caballo. Hay algunos personajes que son ajenos totalmente a mi realidad, esos son los que me gustan. El mejor ejemplo para mi fue El callejón de los cuernos. El personaje de Marco es uno muy violento y muy distinto a mí. Por más que trataba y me entregaba y ensayaba, el director (Vicente Castro) me decía que no lo tenía todavía. Entonces, le di otra cosa que no era natural en mí: un recorte bien bajito, me afeite casi la cabeza y desde el momento en que me vi en el espejo, el personaje empezó a fluir. Lo difícil fue salir de él luego de las funciones. Estuve un tiempo con cosas y formas de pensar del personaje. Fue muy gratificante pero un poco peligroso.


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