12/10/2009

Investigación
Por Pedro Rodiz
Estoy de acuerdo con el Maestro. Urge que se investigue sobre los actores y actrices puertorriqueños/as. Es justo y necesario. Ante la muerte de la Edith Díaz, Dean Zayas escribió una carta al Colegio de Actores de Puerto Rico. Aquí reproduzco un fragmento.
“…No nos hemos ocupado ni preocupado por escribir LA HISTORIA DEL ACTOR PUERTORRIQUEÑO. Aquí la historia del teatro puertorriqueño existe únicamente como sinónimo de la historia de los escritores teatrales puertorriqueños. La historia del TEATRO PUERTORRIQUEÑO, quién lo hizo, cómo se hizo, cuándo, dónde, por qué, NO SE HA CONTADO. Yo les habló a mis estudiantes de actores nuestros desaparecidos tan recientemente como MIGUEL ÁNGEL SUAREZ y no saben de quien les hablo. Si le mencionara a Rafael Enrique Saldaña, a Ernesto Concepción, a Félix Monclova, como no trabajan en Televisa ni en Univisión cubana, ni mucho menos en Venevisión, ellos se imaginan que les estoy hablando en lenguas. Propongo, para que algo quede del Colegio de Actores, como quedan las revistas EN EL ACTO, que empecemos a trabajar en una verdadera historia del TEATRO PUERTORRIQUEÑO con énfasis en la actuación. (Ya de Tapia y Rivera y de René Marqués sabemos lo suficiente. Enough!)”
Es más, propongo que como parte de empezar a concienciar a las nuevas generaciones, sugiero que se cree un curso nuevo, electivo, sobre la investigación teatral. Digo, porque no todo el que entra al Departamento de Drama quiere estudiar actuación. El mismo lo podría dar la Profesora Rosalina Perales que tanto se ha destacado en esa área tanto local como internacional. Eso podría ser un primer paso.
A mí me encantaría poder hacer un tipo de investigación como parte de mi tesis del doctorado, pero no puedo. Porque parte de los requisitos es que las tesis tienen que ser sobre las obras de los escritores, o sea que en mi caso sólo puedo hacer un estudio sobre los dramaturgos. Aunque entiendo la política institucional, es una limitación tremenda. Los que estudian historia tienen muchas más flexibilidad. Los de literatura estamos jodidos ya que no hay muchas publicaciones de obras de teatro.
Uno de los problemas que tiene este tipo de investigación sobre la vida y aportación de nuestros colosos/as escénicos lo es el qué se va a hacer con la recopilación de datos. Investigar a una actor o a una actriz muerto/a, implica que hay que buscar referencias directas, como la de los familiares que le sobreviven, los amigos, conocidos, conocedores etc. Buscar entre las pertenencias, periódicos, revistas, programas de televisión, radio, cine, grabaciones, en fin, es un trabajo monumental. Requiere de muchas horas empleadas. Eso es en la investigación solamente, luego hay que redactar el documento ¿Y luego qué? Todo ese tiempo que se invierte, ¿cómo es recompensado?
Si por lo menos hubiese una garantía que luego de todo ese trabajo se va a publicar, pues eso podría ser un incentivo. Pero eso es pedir mucho. ¿Quién se va a interesar por un tipo de escrito biográfico? El Instituto de Cultura Puertorriqueña podría ser una alternativa, ya sea financiando al investigador/ra o a que se comprometa a publicarlo. Pero no se sabe si va a dar el Festival de Teatro Puertorriqueño, disque porque no hay chavos, le van a publicarle a uno una investigación de este tipo.
Digo, si es que se quiere dejar un plasmado un legado al país como se merecen estos/as gigantes de la escena boricua. Porque si es una entrevista, pues para eso está el programa Estudio Actoral, si es que no lo cancelaron, y hasta la misma revista En el acto del Colegio de Actores. Yo he publicado algunas entrevistas a algunos de mis amigos y amigas en este blog.
También hay que aclarar que sí se están haciendo investigaciones serias y valiosas dentro y fuera del país sobre otros aspectos del teatro puertorriqueño, como las que hace Roberto Ramos Perea, allá en el Ateneo Puertorriqueño, (las cosas como son), y como Lydia Esther Sosa, Rosalina Perales, entre muchos otros.
Pero el Maestro tiene razón: los actores y las actrices se van quedando solamente en el recuerdo de los/as que los/as vieron en el escenario. Y eso no es justo.


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