10/30/2008

Pitu, como lo conocían sus amigos a Pedro Santalíz…
Por Antonio de Jesús

Antes de comenzar a escribir esta crónica, hice un breve esfuerzo por mirar al pasado y tratar de un solo golpe de acumular la mayor cantidad de recuerdos. Observé que eran varios, pero se destacó uno que era muy característico de su persona. Me pareció escucharle sugerirme que invocara su espíritu; al que me imagino ávido de encontrar un médium para escribir. No hice el ritual y por consiguiente advierto que sólo yo, y únicamente yo, soy el responsable de este escrito y que en ningún momento medio la ayuda desde el más allá de Pedrito. Aunque lo consideraré en futuras ocasiones.
Pedrito, así no más, así en diminutivo, porque había que reconocerle un carácter aniñado, el mismo que se expresaba en el entusiasmo desmedido que le generaba cada nuevo proceso de montaje o cada nuevo texto. También, se le percibía en los berrinches incomprensibles y desmesurados que formaba ante la falta de disciplina de algún actor, al llegar tarde a un ensayo o no haberse aprendido las líneas correctamente, o simplemente al percibirle estar falto de energía.
Conocí a Pedrito en el pueblo de Utuado donde trabajó como profesor del grupo de teatro del Colegio Regional de la Montaña, Universidad de Puerto Rico. Recuerdo que aún estaba en la Escuela Superior cuando mi papá, me aseguró que tendría exención de matrícula, ya que él había hablado con el profesor y este le había asegurado que tendría un lugar en el grupo para mí. Llegaron las audiciones y confirmé lo que me habían comentado de Pedrito… (Aquellos que sólo se fijan en el exterior seguramente vieron lo que vi aquella noche) Pedrito lucía sus acostumbradas cinco camisas, una sobre otra, sus mahones amarillentos con rastros de sopa, yodo, sangre y semen, perecía un personaje de la pensión de Papá Goriot. Un penetrante olor a alcoholado superior 70 era la marca de su perfume permanente el que variaba dependiendo de la cantidad de millas que hubiera caminado esa semana o la cantidad de dolencias que ocuparan sus huesos. Nunca lo conocí sano. Siempre lo conocí quejumbroso y adolorido. Otro distintivo era que nunca te miraba a los ojos cuando hablaba, más bien parecía hablarle a tu yo espiritual, que sólo él alcanzaba a ver en algún lugar sobre tu cabeza.
Empezaron los talleres, las clases, las charlas y el Teatro Pobre que predicaba, de tanto repetirlo comenzó a aparecer en nuestras cabezas como la verdadera y única forma de hacer teatro. Esa era la base filosófica del trabajo teatral de Pedrito, un teatro desnudo, sin artificios ni necesidad de equipos técnicos o decorados y mostrando siempre la cruda realidad social de los marginados, desventajados y oprimidos. Sucedía entonces que al final de cada ensayo, Santaliz nos echaba un llantito a un amigo mío y a mí, que éramos locales, y no nos hospedábamos cerca de la Universidad, para que le diéramos pon hasta el pueblo. En esos ir y venir de Salto Arriba a Bubao nos contó de su tiempo en Europa en los que vivió junto a un duque del que ahora no recuerdo su nombre, esto nos lo contó él mismo a Josué y a mí. También, nos relató divertidísimo como logró el respaldo del gobierno de la ciudad de Nueva York, donde adquirió un edificio en el que trabajaba con su compañía de Teatro Pobre. Se reía solo cuando recordaba las obras que presentaban en la calle y nos decía que a los actores les tiraban con huevos y piedras por considerar “vulgares” los libretos que les escribía.
Le tomé afecto con lástima, siempre nos hablaba de lo solo que se sentía, lo bien que la pasaba con nosotros y los planes que tenía. En más de una ocasión Santaliz nos invitaba un pedazo de pizza o un refresco y luego al final se cantaba pela’o y éramos nosotros los que teníamos que sacar la cartera y pagar. Luego de la primera vez, lo volvió uso y costumbre al punto de hacerme sentir incomodo y querer huirle.
Antes, en esa pizzería donde siempre Josué y yo terminábamos pagado la comida del profesor, tuvimos un arrebato de afecto para con éste. Juramos a fuerza de ajo en polvo, queso en polvo y chille picante, cada uno mezclando un poco en la palma de la mano para luego estrecharla con el prójimo, que seríamos amigos por siempre. La amistad idílica con el profesor terminó cuando este se enteró que teníamos en mente trasladarnos a San Juan para estudiar drama.
A menudo lo veía, durante los fines de semana, mezclado a un grupo de jovencitos travestis que se detenían en la equina del pueblo y a los que algunos compueblanos desde sus carros les gritaban piropos al pasar. Todo esto lo advertía a la distancia, pero siempre lo veía sonreído y muy divertido al igual que a sus acompañantes.
Pitu era una persona muy sexual, siempre sus pláticas estaban impregnadas de preguntas que buscaban ahondar sobre nuestra experiencia sexual, fuera básica o elaborada. Era como una especie de investigador sobre el tema sexual.
Recuerdo que la primera obra en la que trabajé con Santaliz fue Amor a la Pompadour, un sainete jíbaro bufo catedrático en verso y prosa de Rafael Escalona, -creo que el autor era Ponceño. El profesor nos dio una lección magistral sobre el significado de “Pompadour”, la que según nos explicó se refería al órgano sexual masculino bañado en oro, y que Escalona conocía esta etimología de la palabra que quedaba plasmada en esta obra donde un jíbaro comprometía en matrimonio a su hija con un acaudalado negro, presumido y prepotente aún en contra de los afectos de la dama. Los ensayos transcurrían y no se borra de mi memoria las lanzadas de silla contra el suelo que pegaba el profesor maldiciendo con su agudo timbre de voz ante el constante murmullo de los actores que estaban fuera de escena.
Además, Santaliz compartía con nosotros la poesía que escribía y nos hablaba de los trabajos que realizaba en San Juan.
Paso el tiempo, nos distanciamos y luego nuestros encuentros fueron esporádicos. Cuando el azahar nos juntaba en la esquina de alguna calle en el Viejo San Juan, en Plaza las Américas o en alguna guagua San Juan- Utuado conversábamos sobre amigos en común, sobre lo que él hacía, su amigo que estaba en la cárcel y con problemas de drogas, y yo lo abatía con mi cuentos de estudiante, chismes y apreciaciones sobre el trabajo de su colegas directores y dramaturgos que recién comenzaba a descubrir.
Siempre me pareció insólito como Pedro alcanzaba a mezclarse en la vida de otros, esa capacidad de introducirse en las familias y vidas de la gente para extraer historias y obras de esas realidades. Sé que lo hizo con una mujer de Aguadilla con la que convivió un tiempo, también recuerdo que sufrió un asalto en Baldrich y luego lo plasmó en una obra. Durante esos años Pedro ganó un premio del Pen Club por su obra Lorca y Dalí, no pude verla, pero recuerdo que lo vi en el periódico. En el artículo había una foto de Pedrito, fue la primera vez que lo vi con chaqueta, sin gorra y peinado. Me pareció guapo y se lo comenté. No sé cómo lo recuerdo; si fue él quien me lo contó o alguna otra persona la que me dijo que en sus tiempos, Santaliz, Dean Zayas y Walter Mercado, eran tres estudiantes de drama que causaban furor por sus bien parecidos rostros. Al Pedrito que yo conocí sólo se le percibía un rastro de esa gloria en sus profundos ojos turquesa y en la cultura que exhibía.
En cada encuentro fortuito que teníamos yo le disparaba con la pregunta, ¿cuándo vas a escribirme algo? Y él me respondía que todavía yo no era un actor maduro, -pero tengo disciplina, argumentaba yo. Parece que al fin Pitu se cansó de actores talentosos que le sangraban la cuenta de cheques del Teatro Pobre y optó por la disciplina, la ilusión y la pasión por el trabajó que yo exhibía, así que un buen día me informó que se quería reunir conmigo para leerme algo.
Pitu siempre escribía sus obras en papel, con lápiz o bolígrafo, recuerdo que me comentó que deseaba que le regalara una maquinilla. Sí, una maquinilla, no un procesador de palabras ni una computadorita económica sino una maquinilla de las de rodillo y campana, -es son las que me gustan, las que cada letra que escribes se escucha, vi una que estaba como a diez pesos, me comentó. Pasaron algunos días y allí estábamos yo con el ánimo bien puesto y él con su acostumbrado manuscrito y mirando a mí ser espiritual me encomendó la tarea de interpretar su letra y hacer una copia legible de ese folio prehistórico que me estaba entregando. Pitu escribía con letra torcida, inteligible, sólo aquellos que vieron sus manuscritos saben a lo que me refiero, escribía como de corrido en diagonal y hacia abajo del papel. Escribía sobre cualquier superficie que encontrara, papel, servilleta, cartón, en su libretita de apuntes, en fin donde le surgiera la necesidad. Leímos. Era un monólogo, mejor, pensé para mis adentros… Recuerdo que lo transcribí en horas laborables, en mi aburrido trabajo en la Oficina de Protocolo del Municipio de San Juan, burlando la mirada de Margarita Acosta, quien dirigía la misma y se sulfuraba al descubrir que alguien escribía otra cosa que no fueran pésames, felicitaciones, excusas o mensajes para el Honorable Santini.
A continuación comparto el texto con ustedes y entre paréntesis colocaré las indicaciones de dirección que me ofreció Santaliz, mientras que en letras itálicas escribiré mis ideas, reacciones y pensamientos sobre el texto y el montaje.

10/29/2008

Las monotonías de Ildebrando Crecioni

De Pedrito Santaliz

Actuada y comentada por Antonio de Jesús

Santaliz tituló su monólogo Las monotonías de Ildebrando Crecioni –folio prehistórico, y más abajo leía, dedicado a Toñito de Jesús.

Siempre había querido realizar un personaje que me requiriera una transformación, de esas dramáticas que el público agradece y ayudan grandemente a obtener mejores resultados actorales. Así que tan pronto descubrí los requerimientos del personaje en el texto llamé a mi amigo Eric Gerena para que me ayudara a trabajar una cejas grandes y un bigote para el personaje. Gerena fue a casa y realizamos un taller de maquillaje casi instantáneo donde mi colega, me enseñó a preparar un bigote de trenzas de pelo sintético, son más económicas y se pueden trabajar mejor concluyó. Al fin no sirvió de nada porque a Santaliz no le gustó y quedó excluida mi sugerencia. En la portada del libreto, con mi letra y escrito a bolígrafo se recogen las principales indicaciones generales del texto, NO POETIZAR, DIALOGARLO. La obra la empezaba en cuclillas murmurando.
*Verán que Santaliz enumeró el texto. Cada oración tiene su universo.
(Vas a empezar cagando en una escupidera) La escupidera la conseguí en una ferretería en la Plaza del Mercado de Río Piedras.

1. Ildebrando: Mami, se me sale un mojón y no puedo controlarlo.

Mami, era un personaje al que sólo conocíamos por su timbre de voz.

2. Mami: Nene, se te ha dicho que te cuides y te tomes la pastilla pa’ controlate los mojones.
3. (Con desesperación) Ildebrando: Mami, ¿y qué hago con la fatiga?
4. Mami: tómate el jarabe aquel que te recetó la doña de Piñones.
5. (Exigiendo) Ildebrando: ¿Mami, y la mesa pa’ yo escribir?
6. Mami: Ahora mismo no hay mesa, pero pon el papel sobre la tabla.

Recuerdo que Pitu me compartió que así escribía él, sobre una tabla apoyada en dos torres de bloques.

7. (Suplicando) Ildebrando: Mami, no te vayas lejos, quédate por ahí.
8. Mami: Tengo que llevarle las hojas de plátano a tu tía pa’ los pasteles.
9. (Preguntando con inocencia) ¿Mami, entonces me quedo hablando solo?
10. Si mijo, haz tus historias y escríbelas- háblalas en voz alta, si te da fatiga, ponte neumotizine en el pecho.
11. (Hablando solo, limpia la mesa, tose y escupe) Yo no tengo tiempo para nada… En el trabajo, en “la milla de oro”; lavando platos pa’ un restaurancito allí –otros dos empleados y yo- no tengo donde botar tanta flema de la fatiga, al toser- estando en el trabajo. (Transición a adulto)
12. (Riendo) Me conocen como el que llora y pide las cosas llorando.
13. Siento algo… deseos… como de que alguien me toque la verija, pero no se cumple esa profecía… (Llorando)

Palabra que aprendí de Santaliz – Onanismo-masturbación – De Onán, personaje bíblico.

14. En mí último año limpiando el césped del jardín de una Universidad de Ponce, después que me fui , quise consagrarme y acércame a los más alto momentos sexuales de mi vida. (Transición a viejo).
15. (Recordando) Era mirando que encontraba a los seres. Nos íbamos pa’ un hotelito chiquito de Arecibo. Cuando yo estudiaba allí. El sonido de la presión del agua en el Yunque es bien gustoso.
16. (Va a la mesa y escribe inspirado, tacha, reflexiona sobre lo que acaba de escribir. Se seca la cara con un paño) Te odio, te odio, te odio… Dicen que soy impetuoso – que me lo hablo todo y por eso escribo monólogos. Es verdad.
17. A mami se le cayó la caja de dientes cuando me hablaba –ella no se dio cuenta- esa caja de dientes cuando se activa es automática – brinca y salta – yo creo que se le apagaron las baterías-algún día me la voy a poner – me queda gande.
18. (Suspirando) Se supone que yo lavara lo cagado – los pantalones que se cagaron- pero no lo voy a hacer.
19. No voy a llamar a nadie – mejor es que escriba – escribiendo con la mano izquierda, se me cansa –ya la artritis me atacó.
20. (Transición abrupta a joven) Hoy no es día de mariconadas tampoco- bueno, pues saco las piedras de debajo de la cama y las voy identificando una por una –cuando tena el caminito a la entrada, las voy pisando una por una.
21. Dije antes que lo monólogos no servían, pero mí vida es una extensión de monólogos, porque en la vida soy muy individualista.
22. (Susurrando) Tengo que guardar las revistas de hombres desnudos para que mami no las vea.
23. Alguien me dijo que leyera la historia de Alejandro Magno que me iba a gustar porque él era bisexual. Si busco libros en la biblioteca encontraré información, pero no puedo moverme – no quiero salir de aquí.
24. ¡Qué bueno que me pude limpiar el culo y los mojones! A mí edad, con un estómago suelto no es bueno salir por ahí.
25. (Transición a joven) ¿Qué debo hacer? Escribir para que otros interpreten lo mío?
26. Allá, en la sierra de Guajataca, hay un farallón que hace esquina con el centro del mundo.
27. Veo que solo estoy mejor.
28. Si busco en el techo encuentro las fotos de los muchachos que me gustan, Alex, Hansel, Adalberto, Renato, pero no puedo tocarme ningún órgano, porque estoy con fiebre y, tengo la fatiga.
29. ¿Qué puedo hacer hoy que no sea escribir sobre los jóvenes aquellos que aprendían inglés conmigo y no les entraba nada en la cabeza? Juana open the door… Pepe waited for Ana ten minutes…
30. No me quedaré sentado aquí todo el tiempo, debo moverme un poco. Mamá tenía razón, se están secando los cultivos de aquí y las hojas de plátano se quiebran.
31. (Juega con los potes, toma notas imitando a un científico, lee y rompe los papeles) Me voy a acercar a las botellitas donde guardo los fetos de sapos y de lagartijos, es una forma de estudiar la evolución de esos animales.
32. Si fuera a escribir hoy escribiría sobre el agua del Yunque, su presión y su belleza. (Se recuesta en un catre improvisado y se toca la verija)
33. Me voy a meter debajo de este mosquitero a ver si me bien la inspiración. (No consuma la masturbación comenzada).
34. No debí discutir con mi amigo sobre lo que yo sé. El sabe también, me creo saber más que nadie.
35. Me habían catalogado en la escuela como un maricón inteligente, pero eso no es verdad soy básico.
36. Quiero encontrarme con mi conciencia y decirle: mira bella, no tengo conciencia. (Ataque de risa).
37. Esto me hace recordar la fatiga y ponerme el tubito de aire. La fatiga es chavona.
38. Me voy aprovechar para decir que si alguien me mete un dedo en el ano, no me molesta, me agrada.
39. (Pausa larga) Pero, también tengo que estar pendiente que ya mi hija le gustan los muchachos, quiere salir.
40. (Súbita tristeza) Creo que aquí en este momento, en este momento, mejor es que cuele café.
41. No sé qué hacer, iré a un cine.
42. No hay sitio donde uno decir las cosas en la intimidad.
43. Por más que me esconda siempre me superará la furia total de mí carácter.
44. (Repetir la línea tres veces) ¡Qué bueno es Dios con alguna gente que se pega en la lotería!
45. (Busca la cámara fotográfica por todo el cuarto, la encuentra y se sube a una escalera) Si tomo fotos con la cámara seguro vendo, cuerpos y caras que me gustan y de ahí hago un collage.
46. ¡Oye! Pensé en ponerme mi ropa de minotauro para asustar a la gente. Porque yo en el fondo soy minotauresco.
47. Llamaré voces que me oigan dentro de este planeta y que acudan a mí llamada. O llamaré a las estrellas… (Corre por la habitación se tropieza y cae)
48. Me he caído – cierta cojera no me sirve para caminar.
49. Los nietos que jugaban conmigo en el patio me cogieron miedo, me veo feo, doblemente feo, o triplemente feo.
50. Me afeitaré antes de salir-no voy a salir a nada que sea peligroso. Soy un monstruo con magulladuras.
51. Aquí la gente como se arregla, se ve bien y yo cuando tengo el mojón atrás, que no me sale, lo gozo-eso se debe a que soy arquetípico.
52. Cuando los nietos andan con el abuelo, lo fastidian y le piden. (Imitando a los niños) Abuelito, abuelito dinos el poema, que solos se quedan los muertos…
53. Esta es una noche de un monólogo largo y lento.
54. Encenderé el fuego de la chimenea contemplaré los carbones encendidos.
55. Al escribir me he retratado yo mismo y he querido rectificar mis faltas. Todo muy informado, poca acción, nada pasa o pasa lo que pasa, lo que se me ocurra en el momento.
56. Sería bueno que apareciera otro personaje. No me digan que no hay alegría en mí, la hay.
57. (Entre el público) ¿Cuál es la función de este personaje? Ayudar a un actor que no tiene trabajo. No está envuelto con nada y no tiene crímenes ni culpabilidades.
58. Pero es un gigante del sexo o de buscar sexo donde no lo haya y su inclinación sexual han sido los hombres, tema desafiante de esta sociedad.
59. Se han ido guardando y hundiendo los seres y no hay con quien estar, no los busques que no los hay.
60. Alguien que me tire un tema y lo cambio, me muevo y actúo.
61. (Voz desde afuera) ¿Por qué no hay mujeres en tu monólogo?
62. No oigo bien… No veo bien… No escucho…
63. Porque mi tema es la falta de relación de esta sociedad, cuna de vicios y atapujos.
64. Oh, voy a sacar unos palillos que yo tengo y los rayaré en el piso. Es una forma de traer ritmo al monólogo, que no está lleno de nada. Se dijo que era mono tono y mono tono es… El que alguien sea una u otra cosa no quiere decir nada.
65. ¡Epa! (El ritmo lo alegra, cana brinca, salta, zarandea, busca por donde salir, tira papeles de la mesa tabla, se trepa, se inclina).
66. (Sentado en el piso frente a l cama). A mí la vida me causa mucha melancolía. Mucha.
67. Tengo y debo buscar las cosas que tengo en la cueva. Yo tengo una cueva, que no es como un ropero, donde guardo las cosas que atesoro y ahí tengo manos, huesos, ojos de cristal, pelos, dientes. Asuntos de mí antropología.
68. Ahí tengo “zippers”, fraesos musicales de melodías mías y fragancias… Hoy pienso que sería mejor oler menta.
69. Mami: Ildebrando, ¿todavía estás ahí hablando solo? Seguro que no has hecho nada.
Ildebrando: ¿Mamá que usté hizo?
Mami: Deposité algún dinero en la cuenta. Da trabajo ir a ese banco.
Ildebrando: Mamá, a usté se le cayó la caja postiza de dientes.
Mami: Yo tengo otra-esa es muy dura. Idebrando, me voy al mercado pa’ que puedas trabajar. ¿Qué quieres?
Ildebrando: Sopa. Traiga huevos y sopa.
Mami: ¿Por qué capítulo vas?
Ildebrando: Rompí el otro, lo reescribí.
Mami: Bueno me voy.
Ildebrando: Si mamá.
70. Ella no sabe de dónde vino. Me tiró aquí pa’ que yo me sacrificara. Nunca he conocido a mí padre. Pero ella me crió. Fue mi madre siempre. He sido muy enfermizo y ahora mis achaques no la ayudan a ella pa’ na.
71. En esta casa no hay mucha alegría, oscuridad tiniebla y temor, necesidad.
72. Mi hija está con la mai, no me quiere, la mai tampoco.
73. Yo busco en mis ídolos sexuales una sublimación, hay hoteles para eso.
74. Las piernas me pesan como si me quisieran llevar al centro de la tierra.
75. Moldeé un personaje en mi último que se parece a mí. Pero, no canta y yo canto y yo rayo como un guayo las tonalidades de la tierra: compuse algo que dice:
Chiqui chaqui
Me absorbe el agua
Y el sol me seca
Algún lujo seductor
Me pone sus prendas
Chiqui chaqui
Es fea y no se entiende.
76. (Guarda todo) Tengo que quitar el mosquitero para irme. Me canso de mi mismo. Y como no tengo ilusión, soy como un esqueleto que anda. He vuelto a ordenar todo y a ponerlo en su sitio. No sé quien soy pero miro a los planetas y las estrellas. Bueno me voy, perdonen que salga. Tengo los bolsillos llenos de periódicos. Ahora caso curioso, no deseo morirme. Quiero poder terminar mis escritos; el mojón, que yo sé que apesta, se apresta a salir de mis intestinos. Guardo una escupidera que dejo para depositarlo.
Viejo San Juan -9/1/05
Ensayamos por aproximadamente un mes en un saloncito en la Escuela de Artes Plásticas frente al Morro. El monólogo se representó en el Nuyorican café por dos días. Preparé la hoja de promoción y almacené en mi carro la escenografía y la utilería. Durante ese tiempo sólo podía viajar yo en el auto ya que no quedaba espacio para nada más. Desmontaba los bártulos, preparaba el espacio, ensayaba, recogía y los guardaba nuevamente. Compré todos los elementos de utilería necesarios y busqué otros. El proceso fue divertido, dirigido y relajado, no como cuando coincidían otros actores que enfrentaban entre sí sus egos e irresponsabilidades. Recibí cuarenta dólares de paga por noche, los que acepté con humildad.
En uno de los ensayos Pitu llegó sangrando por la nariz, me dijo que sentía mal, ese día no ensayamos.
Años después Lourdes Morán compañera actriz, se me acercó y me contó que Pedrito estaba en el hospital, en intensivo. No quise ir a verlo. Me justifiqué pensando que quería recordarlo como lo había conocido. Vivo, despierto y en movimiento.
Hoy al hacer memoria sobre su persona lo imagino sonriendo frente a la puerta de la Escuela de Artes plásticas, lugar éste que señala nuestra historia fue en antaño un manicomio, el Morro inmenso se levanta a nuestras espaldas, mientras lo despido con un abrazo y un hasta pronto Pitu. Me subo a mi auto repleto de bártulos y el brazo mecánico del estacionamiento se levanta, mientras me alejo de él. Por el retrovisor lo veo arreglarse la gorra y acomodarse su mochila, cabizbajo se marcha en dirección contraria como un personaje melancólico de alguna de sus propias obras. Confío en que me lo volveré a encontrar y estaremos listos para un segundo estreno.

10/22/2008

Al que se dobla mucho se le ve la raja del culo

Por Pedro Rodiz

¿Notaron que presentarán una obra extranjera, con actores extranjeros, con productores extranjeros, para la reinauguración del Teatro Tapia? ¿A quién se le ocurrió esta idea? ¿A algún/a relacionista público? ¿A alguna persona de la oficina de prensa del Municipio de San Juan? Yo no sé a ustedes, pero a mi eso me jode. ¿Cómo es posible que no se haya elegido una obra del patio, con artistas del solar, para tan importante actividad? Esto es una gran bofetada a la memoria de Alejandro Tapia y Rivera que siempre fue un gran defensor de lo nuestro. Que se enteren en la alcaldía que ese teatro es un símbolo de resistencia cultural, una lucha que ha durado siglos, y que con su sola presencia nos recuerda que no podemos dejarnos vencer por las adversidades, vengan de donde vengan. Los políticos van y vienen, pero ese teatro sigue ahí, de pié.
Pienso que lo correcto hubiese sido que se reinaugurara con una obra del propio Alejandro. O que se hubiese comisionado un proyecto a alguno de nuestros dramaturgos. Pero no, ¡a traer una obra de afuera! Esto es la misma cosmovisión que utilizó el ICP cuando abrieron el Teatro Victoria Espinosa. Porque para celebrar hay que traer proyectos del extranjero; ignorando, pisoteando y mofándose de nuestras variadas y ricas expresiones artísticas. ¡Puñeta!
Y que conste que estoy en récord que favorezco el que se importen proyectos porque eso enriquece nuestro quehacer teatral. Pero presentar proyectos de afuera para festejar actividades nuestras, es el colmo.
¿Se creerán los de Municipio de San Juan que nosotros somos idiotas? Primero con el fiasco de la pre inauguración del Tapia, que pasearon como a la puerca de Juan Bobo por un teatro sin sillas, y sin nada, a todos los componentes de nuestra clase trabajadora. ¿Quién le recomienda estas estupideces al alcalde? ¿O es que la estupidez se ocurrió a él? ¿Acaso la Junta Asesora del Teatro Tapia no pudo señalarle semejante barbaridad?
Que no se me malinterprete. Los actores que vienen a representar El diario privado de Adán y Eva, son y serán siempre bienvenidos. Ese no es el punto.
Pero ¿cuánto más vamos a seguir doblándonos para que se nos siga viendo con más claridad la raja del culo?
Me pueden regalar el boleto, me pueden enviar una invitación con letras doradas, me pueden mandar a buscar en limosina, pero para esa reinauguración no voy. Esa noche, me pondré cómodo, y festejaré con la relectura de las obras del gran dramaturgo puertorriqueño Alejandro Tapia y Rivera, para que no se me olvide jamás lo que es verdaderamente importante.

10/05/2008

Hacer teatro con las manos
Entrevista a Karen Olivera
Por Pedro Rodiz

¿Cuál es tú preparación académica y cuántos años llevas de carrera?

Tengo un Bachillerato en Artes con concentración en Teatro, de la Facultad de Humanidades de la UPR de Río Piedras. También tomé cursos de Educación y Danza. Tengo 19 años de carrera.

¿Cuál es el recuerdo más distante que tienes del teatro o de alguna obra de teatro?

Mi gran actuación en Kinder como lobo de Caperucita que me negué a hacerlo por ser feo, y terminé en un personaje común que era una de las muchas amigas de la Caperucita. Cuando me di cuenta del error ya era muy tarde, pero aprendí una lección para toda la vida. Como a los ocho o nueve años fui al Teatro Tapia a ver Cenicienta. Ese día pensé que quería estar del otro lado, en el escenario. Aún recuerdo una de las canciones. Creo que antes de esta obra, vi otra cuyo nombre no recuerdo bien pero que fui a verla más de una vez al Teatro Silvia Rexach. Sólo recuerdo que había un coquí, que me gustaba mucho la obra y que salía Lilliam Hurst. Es curioso que íbamos en guaguas de la AMA y nos sorprendía verla allí.

¿Cuándo fue que realizaste que ibas a dedicarte al teatro?

Desde muy niña decía que quería ser artista y cuando me preguntaban de qué, decía: “artista, porque me gusta actuar, bailar y cantar”. En cuarto año de escuela superior me decidí por el teatro, pero no renuncié a cantar y bailar.
¿En qué trabajas actualmente? ¿Vives del teatro?

Trabajo en ser una mejor persona. Pero además, soy miembro de la Compañía de Teatro con Títeres: El Mundo de los Muñecos. Ahí hago múltiples trabajos relacionados: manipular títeres, escribir, actuar, producir, etc. Cuando no hay trabajo, trabajo en buscar trabajo. Los sábados doy una clase de actuación para niños/as y adolescentes en la fundación Francisco López Cruz. Además, trabajo como actriz en todos los proyecto que tengo oportunidad en televisión, cine o teatro, como por ejemplo, en Esta noche no estoy para nadie, que produce COOPAR y es un honor. Hago talleres o residencias artísticas cuando surge la oportunidad. Tengo un guiso cantando con musicosdepr.com en bodas y fiestas. ¡Sí, VIVO DEL TEATRO!

Aparte de actuar, eres titiritera. Cuéntanos sobre esa experiencia.

Ha sido una experiencia muy bella. Comencé en el 1989. He viajado por toda la isla haciendo este teatro. Me ha dado la oportunidad de criar a mis hijas e hijo mientras hago lo que me gusta, de mantener a la familia, y como mayor satisfacción llevar mensajes de buenos valores, de prevención y de amor a nuestra cultura. De esta manera también contribuyo a que los/as niños/as aprecien el teatro. Me llena hacer reír a niño/as, adultos y ancianos/as. Aunque no es igual actuar que manipular un títere, es muy similar si lo estudias y lo tomas en serio. Para mí el títere es un actor/actriz, por eso lo disfruto tanto. Las anécdotas son muchas y más los buenos recuerdos.

Sí no estuvieses involucrada en alguna actividad teatral, ¿qué serías o qué harías?

Me es difícil visualizarme haciendo otra cosa. Pensé hacer una maestría en Drama Terapia, que también está relacionado. Cuando he trabajado en cosas distintas lo tomo en broma como si estuviera haciendo un personaje.

¿Tienes alguna anécdota relacionada al teatro que te haya impactado, positiva o negativamente, que quieras compartir?

Las experiencias que más me han marcado han sido las visitas a pacientes en hospitales con los títeres. Ver a un niño/a grave sonreír, cuando ya no lo hacía, o a un adulto reír a carcajadas te llena de satisfacción. No sólo es sanador para el paciente sino también para mí. Es una bendición.
Como aventura, en uno de los viajes de El Mundo de los Muñecos, por poco nos matamos con las lluvias de un 5 de enero, allá en el año 91, entre curvas y barrancos, en la oscuridad para luego hospedarnos en el piso del Cuartel de Aibonito, porque se cayó el puente de Cayey y no había paso. Fue inolvidable. Y luego en la mañana dimos otra función arrastrándonos. Ese día reafirmé mi amor al teatro

¿Pensaste alguna vez renunciar y dedicarte a otra cosa?

No, pero me he sentido muy frustrada y cansada.

¿Cómo te visualizas de aquí a 10 años?

Dios primero, con la compañía de títeres estable trabajando con mis hijas e hijo si quieren, y trabajando más como actriz, con el suficiente trabajo como para ahorrar para la vejez. Me visualizo muy involucrada con COOPAR y esta cooperativa muy próspera.

¿Qué opinión tienes del teatro puertorriqueño?

¡Uf!, que se hacen muy buenos trabajos, pero que como no hay un proyecto nacional de cultura, seguimos arrastrando los pies. Que hay que luchar por dejar de ser colonia más por el estatus mental que por el estatus político. Y mirar al mismo horizonte.

¿Qué piensas de la dramaturgia puertorriqueña?

Buenos dramaturgos, poca exposición y oportunidades.

¿Qué proyecto atesoras y por qué?

El proyecto de hacer teatro en hospitales y oficinas médicas. Es algo que estoy gestando. Quisiera que se llenaran de artistas, que ayuden a sanar.

¿Cómo es tu proceso creativo para prepararte para actuar una obra?

Luego de leer más de una vez el libreto, analizo el personaje y su relación con los/as otros/as, cada línea, su acción, subtexto, etc. Busco qué tiene y qué no tiene de mí. Observo o recuerdo a alguien con las características del personaje. Busco la postura, el caminar, la voz. Me visualizo en el personaje. Busco la información que me falte para aclarar dudas, y tomo en cuenta los comentarios del/de la director/ra sobre el personaje.
Pienso en la obra varias veces durante el día o la noche, tenga o no tenga ensayo. Y a veces me detengo en lo que estoy haciendo para pensar o ensayar, para ver si encuentro algo que no había visto antes en el personaje.
El calentamiento es parte importante para concentrarme en ensayos o funciones. Cuando voy a ensayar o a hacer la función no puedo hablar de otros temas ajenos a ese trabajo.
Y cualquier cosa que se me ocurra.


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