10/05/2008

Hacer teatro con las manos
Entrevista a Karen Olivera
Por Pedro Rodiz

¿Cuál es tú preparación académica y cuántos años llevas de carrera?

Tengo un Bachillerato en Artes con concentración en Teatro, de la Facultad de Humanidades de la UPR de Río Piedras. También tomé cursos de Educación y Danza. Tengo 19 años de carrera.

¿Cuál es el recuerdo más distante que tienes del teatro o de alguna obra de teatro?

Mi gran actuación en Kinder como lobo de Caperucita que me negué a hacerlo por ser feo, y terminé en un personaje común que era una de las muchas amigas de la Caperucita. Cuando me di cuenta del error ya era muy tarde, pero aprendí una lección para toda la vida. Como a los ocho o nueve años fui al Teatro Tapia a ver Cenicienta. Ese día pensé que quería estar del otro lado, en el escenario. Aún recuerdo una de las canciones. Creo que antes de esta obra, vi otra cuyo nombre no recuerdo bien pero que fui a verla más de una vez al Teatro Silvia Rexach. Sólo recuerdo que había un coquí, que me gustaba mucho la obra y que salía Lilliam Hurst. Es curioso que íbamos en guaguas de la AMA y nos sorprendía verla allí.

¿Cuándo fue que realizaste que ibas a dedicarte al teatro?

Desde muy niña decía que quería ser artista y cuando me preguntaban de qué, decía: “artista, porque me gusta actuar, bailar y cantar”. En cuarto año de escuela superior me decidí por el teatro, pero no renuncié a cantar y bailar.
¿En qué trabajas actualmente? ¿Vives del teatro?

Trabajo en ser una mejor persona. Pero además, soy miembro de la Compañía de Teatro con Títeres: El Mundo de los Muñecos. Ahí hago múltiples trabajos relacionados: manipular títeres, escribir, actuar, producir, etc. Cuando no hay trabajo, trabajo en buscar trabajo. Los sábados doy una clase de actuación para niños/as y adolescentes en la fundación Francisco López Cruz. Además, trabajo como actriz en todos los proyecto que tengo oportunidad en televisión, cine o teatro, como por ejemplo, en Esta noche no estoy para nadie, que produce COOPAR y es un honor. Hago talleres o residencias artísticas cuando surge la oportunidad. Tengo un guiso cantando con musicosdepr.com en bodas y fiestas. ¡Sí, VIVO DEL TEATRO!

Aparte de actuar, eres titiritera. Cuéntanos sobre esa experiencia.

Ha sido una experiencia muy bella. Comencé en el 1989. He viajado por toda la isla haciendo este teatro. Me ha dado la oportunidad de criar a mis hijas e hijo mientras hago lo que me gusta, de mantener a la familia, y como mayor satisfacción llevar mensajes de buenos valores, de prevención y de amor a nuestra cultura. De esta manera también contribuyo a que los/as niños/as aprecien el teatro. Me llena hacer reír a niño/as, adultos y ancianos/as. Aunque no es igual actuar que manipular un títere, es muy similar si lo estudias y lo tomas en serio. Para mí el títere es un actor/actriz, por eso lo disfruto tanto. Las anécdotas son muchas y más los buenos recuerdos.

Sí no estuvieses involucrada en alguna actividad teatral, ¿qué serías o qué harías?

Me es difícil visualizarme haciendo otra cosa. Pensé hacer una maestría en Drama Terapia, que también está relacionado. Cuando he trabajado en cosas distintas lo tomo en broma como si estuviera haciendo un personaje.

¿Tienes alguna anécdota relacionada al teatro que te haya impactado, positiva o negativamente, que quieras compartir?

Las experiencias que más me han marcado han sido las visitas a pacientes en hospitales con los títeres. Ver a un niño/a grave sonreír, cuando ya no lo hacía, o a un adulto reír a carcajadas te llena de satisfacción. No sólo es sanador para el paciente sino también para mí. Es una bendición.
Como aventura, en uno de los viajes de El Mundo de los Muñecos, por poco nos matamos con las lluvias de un 5 de enero, allá en el año 91, entre curvas y barrancos, en la oscuridad para luego hospedarnos en el piso del Cuartel de Aibonito, porque se cayó el puente de Cayey y no había paso. Fue inolvidable. Y luego en la mañana dimos otra función arrastrándonos. Ese día reafirmé mi amor al teatro

¿Pensaste alguna vez renunciar y dedicarte a otra cosa?

No, pero me he sentido muy frustrada y cansada.

¿Cómo te visualizas de aquí a 10 años?

Dios primero, con la compañía de títeres estable trabajando con mis hijas e hijo si quieren, y trabajando más como actriz, con el suficiente trabajo como para ahorrar para la vejez. Me visualizo muy involucrada con COOPAR y esta cooperativa muy próspera.

¿Qué opinión tienes del teatro puertorriqueño?

¡Uf!, que se hacen muy buenos trabajos, pero que como no hay un proyecto nacional de cultura, seguimos arrastrando los pies. Que hay que luchar por dejar de ser colonia más por el estatus mental que por el estatus político. Y mirar al mismo horizonte.

¿Qué piensas de la dramaturgia puertorriqueña?

Buenos dramaturgos, poca exposición y oportunidades.

¿Qué proyecto atesoras y por qué?

El proyecto de hacer teatro en hospitales y oficinas médicas. Es algo que estoy gestando. Quisiera que se llenaran de artistas, que ayuden a sanar.

¿Cómo es tu proceso creativo para prepararte para actuar una obra?

Luego de leer más de una vez el libreto, analizo el personaje y su relación con los/as otros/as, cada línea, su acción, subtexto, etc. Busco qué tiene y qué no tiene de mí. Observo o recuerdo a alguien con las características del personaje. Busco la postura, el caminar, la voz. Me visualizo en el personaje. Busco la información que me falte para aclarar dudas, y tomo en cuenta los comentarios del/de la director/ra sobre el personaje.
Pienso en la obra varias veces durante el día o la noche, tenga o no tenga ensayo. Y a veces me detengo en lo que estoy haciendo para pensar o ensayar, para ver si encuentro algo que no había visto antes en el personaje.
El calentamiento es parte importante para concentrarme en ensayos o funciones. Cuando voy a ensayar o a hacer la función no puedo hablar de otros temas ajenos a ese trabajo.
Y cualquier cosa que se me ocurra.


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