09/30/2009

Cuesta abajo
Por Pedro Rodiz

Ni un comunicado de prensa. Ni una conferencia oficial. Nada. Así es que comienza el Festival de Teatro Internacional del Instituto de Cultura Puertorriqueña. La oferta de este año es muy interesante y variada. Pero fuera de los esfuerzos individuales para hacer promoción de parte de los productores, que como siempre dan la cara por el ICP, se sabe muy poco del mismo.
Y con lo mucho que joden en esa oficina para que estén los logos de ellos en la promoción, el montón de papeles de mierda que una y otra vez hay que entregar, la infinidad de llamadas, correos electrónico y visitas que hay que hacer para averiguar cuándo sale el bendito cheque con que uno va a pagarle a los artistas involucrados, y que Dios nos ampare si le falta una facturita al informe final. Pero a la hora de ellos hacer lo que les corresponde, se culean.
Como siempre, no hay actividades paralelas, no se sabe a quién se le dedica, nada. Por lo menos yo no sé nada, más que lo que ha salido en la publicación de Javier del Valle y una que otra cosita que ha salido en prensa. Fuera de eso…
Entiendo que son buenos tiempos para evaluar la pertinencia de ese festival. Es una valiosa oportunidad para evaluar la misión de esa oficina. El apoyar al teatro es una responsabilidad histórica. Y hay que realizarlo con tesón, con creatividad y mucho ingenio.
Yo no sé ustedes pero siento que cada año es peor. Que los festivales van en picada.

Preso debería estar
Por Pedro Rodiz

Al tipo ese, el que le tiró un huevo al gobernador, deberían meterlo preso. ¿Cómo es posible que estando tan cerca haya fallado? En vez de gritarle, debió tirárselo inmediatamente, no perder tiempo para no prevenirlo y no pudiera esquivar lo que se merecía. Preso debería estar por tener tan mala puntería. Debió haber practicado en su casa primero.
¿Cómo es posible que solamente haya llevado uno? Debió haber llevado la docena. Lo único que tenía que hacer era ponerse un abrigo con varios bolsillos. Le daba tiempo para tirarle al menos de dos a tres huevos, antes de que lo sometieran a la obediencia. Ahí sí que le daríamos el premio “Tito Kayak Award”. La intención sola no es suficiente.
Pero por fallar, ya nadie tendrá más oportunidades de intentarlo siquiera. Ahora todos los guardias y soplapotes del gobernador, verificarán a cada una de las personas que asistan a sus actividades para ver quién tiene huevos y quién no.
Ese suceso me recordó un monólogo que escribió Anamín Santiago, que al final del mismo, el personaje instaba a los presentes a tirarle huevos a la imagen de los políticos en reacción a lo mucho que han jodido a este País.
Por eso me encanta el teatro, que por su inmediatez, en muchas ocasiones se adelanta a los acontecimientos.

09/13/2009

Chiringa
Por Pedro Rodiz

Previo a un ensayo en uno de los salones del teatro Victoria Espinosa, mientras esperaba por los actores, me asomé por la ventana de cristal. En el tercer piso del edificio de al lado, que es uno de viviendas, un niño sacó una chiringa y trataba de volarla. Era incómodo para él ya que no había viento ni mucho menos la distancia requerida para que se diera el vuelo. Pero esto no parecía desalentar al chico. Estaba bien concentrado en lo que hacía. Tenía el brazo por fuera y su cabeza pegada a la ventana. La soltaba y halaba el hilo de pastel. Lo repitió varias veces. Él estaba ilusionado intentando hacerla volar. El observarlo me resultó extraño. Quizás porque de niño a mí nunca me dejaron volar chiringas. Decían que era peligroso porque había mucho tendido eléctrico. Las únicas que me permitieron volar eran las que construí con papel de mis libretas Superior y que las amarraba con hilo de coser. Así que de cierto modo extraño, siento que al identificarme con ese niño, es recordar lo que fui o lo que dejé de ser. Se me antoja pensar que hacer teatro en estos tiempos es como tratar de volar una chiringa desde un cuarto pequeño y caluroso de un edificio antiguo, sin viento ni distancia, con escaso hilo pero con mucha ilusión.


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