01/29/2011

La circuncisión
Por Pedro Rodiz

Por fin se me dio. Tuve que esperar, pero valió la pena. Esa obra, La circuncisión, surgió como un cuento que escribí para un taller de escritura. Los textos en tercera persona se me hacían difíciles. Así que decidí escribir en primera persona, porque me son más cercanos, debido al teatro.
La idea surgió un día que estaba viendo un documental sobre Spencer Tunick. Ese es el individuo que se pasa tomando fotos de muchedumbres, todos desnudos, en lugares públicos, en las principales ciudades del mundo. Y me puse a pensar que sería chévere escribir algo sobre ese tipo. ¿Y si ese tipo viniera a Puerto Rico, en donde tomaría la foto? Pues en el Tótem, ¿dónde más? ¿Y habría alguien que se prestaría para posar desnudo en esa foto? Yo entiendo que sí. Así surge la idea de que este individuo decide, ya de viejo, hacerse una circuncisión para la bendita foto.
Recuerdo que lo escribí de un tirón. Lo presenté al taller y esperé la respuesta. Pensé que sería un texto de provocación por la temática. Pero para mi sorpresa, el texto gustó mucho. Así que fue muy significativo que un escrito que fuera tan irreverente, por nombrarlo de alguna forma, gustara tanto entre los talleristas, que tienen un gusto más inclinado hacia la literatura y menos hacia las cosas “mundanas”.
Luego, la desaparecida Asociación Puertorriqueña de Guionistas y Dramaturgos, convocó a un certamen de monólogos. Le hice una revisión y la adapté a para el teatro. Recuerdo que para ese entonces entendía que si se llegara a montar, la debería actuar mi gran amigo Manolo Castro. Se hizo la selección y para darle colorido a la premiación, el comité organizador decidió que se hicieran unas lecturas dramatizadas de los monólogos. Y allí se leyó el texto. Por supuesto que no ganó, pero definitivamente fue el más gracioso. Sentía que un teatro no era el mejor lugar para hacer un estreno de esa obra. Me daba vergüenza, lo confieso. No tiene mi estilo, se aleja por completo de los proyectos que me gustan. Es una comedia que no tiene la crítica social que me encanta explorar en mis comedias. Es divertida –bien estructurada- y nada más. Es para hacer reír sin más pretensiones. Ese fue el objetivo. Entendía que si algún día se estrenaba, tendría que ser en una barra.
Hice varios intentos de montarla en uno de estos espacios. Quería aprovechar el éxito que había tenido El chicle de Britney Spears en el Nuyorrican Café. Pero las negociaciones no prosperaron. Yo soy de los que creo que si uno empuja un proyecto y éste ofrece resistencia es que no es el momento se presentarse. Luego, cuando repuse Complejo de Edipo en El escenario, intuí que sería el momento de estrenar la circuncisión. Pero las negociaciones se volvieron a enfriar.
Pasó el tiempo y por fin se dio la oportunidad. Se consiguió el sitio: Nuestro son en el Viejo San Juan. Esto coincidió con la premiación de la obra Sofía. Así que esto me resultaba interesante. La circuncisión pertenece a otro periodo o proceso gracioso de mi vida. Y el tipo de obra que es Sofía es lo que quiero escribir en este momento histórico.
Así que con el estreno de esta obra cierro un ciclo y con la otra, inicio otro ciclo. Eso me resulta más que interesante. Con La circuncisión hice algo que no había hecho con los otros monólogos: hice un ensayo con público para que Manolo Castro no se enfrentara a la gente por primera vez en el estreno. Y fue lo mejor. Las recomendaciones de los presentes fueron muy valiosas y el estreno, a mi juicio, todo un éxito. Los presentes la disfrutaron un montó.
El montar un monólogo cómico en una barra es otro tipo de experiencia teatral y también asiste otro tipo de público. La gente sabe a lo que va y espera que el material satisfaga sus gustos. Yo decidí que se presentara como un stand up comedy, con ese ritmo y casi con esa estructura. Además, que se presenta un solo día a la semana, los domingos a las siete, que sacando a un lado el éxito de Teatro Breve, es un horario raro para hacer funciones.
Por lo pronto, en lo que estrena Sofía, si quieren pasar una noche riéndose, vayan a Nuestro Son a pasarla bien.

01/11/2011

Entrevista a Gamaliel Valle
Por Pedro Rodiz


¿Cuál es tú preparación académica?

Poseo un bachillerato en Drama de la Universidad de Puerto Rico y actualmente estoy haciendo mi maestría en Dirección Escénica en The New School for Drama, New York.

¿Cuál es el recuerdo más distante que tienes del teatro o de alguna obra de teatro?

Ese recuerdo siempre es compartido. Aparecen escenas de Tiempo Muerto y Los Soles Truncos mezcladas. En la escuela intermedia fui a ver varias obras de teatro gracias a excursiones escolares. Recuerdo haber visto esas dos obras, en momentos distintos, en el Teatro Tapia y quedar enamorado del teatro en general. Definitivamente la exposición a estos clásicos de la dramaturgia puertorriqueña despertaron gran fascinación en mí.

¿Cuándo fue que realizaste que ibas a estudiar teatro?

Fue en la escuela superior. A pesar que desde séptimo grado comencé a escribir obras de teatro cortas no fue hasta el undécimo grado que consideré el teatro como una carrera. En este grado dirigí por primera vez lo que fue una divertida adaptación de Hércules de Disney. Simultáneamente actuaba en una obra para niños como parte de la clase de teatro. Me enamoré del teatro.

¿Qué tipo de obras escribes?

Aun es prematuro definirme, pero en general mis obras contienen elementos de ciencia ficción y elementos hiperbólicos que desvirtúan la realidad y la verdad común y general. Pero en este momento me encuentro en transición. Haber sido expuesto en la maestría al movimiento Avant-garde y a dos de sus exponentes, Reza Abdoh y Charles Ludlam son mis favoritos del movimiento en los EUA, me ha hecho mirar la dramaturgia con nuevas intenciones.

Sí no estuvieses involucrado en alguna actividad teatral, ¿qué serías o qué harías?

Esta pregunta me la hago todos los días. Hubiese estudiado psicología especializándome en la forense y educativa. Otra opción sería tener un negocio; quizás administrar un salón de belleza o un bar restaurant. Si hubiese sido última creo que hubiese aspirado eventualmente al Senado o a la Cámara de Representantes.

¿Tienes alguna anécdota relacionada al teatro que te haya impactado, positiva o negativamente, que quieras compartir?

Bueno, esto podría ser una entrevista aparte. Y tú y yo tendríamos un banquete de risas. De todas las experiencias uno gana elementos positivos y negativos. Para darte un ejemplo, mi experiencia con Queishd&Dilit, al ganar el primer premio de Dramaturgia 2008 del ICP, fue una montaña rusa. No la identifico como positiva, ni negativa. Fue como una primera vez en el sexo; me gustó, me dolió, me asqueo, me fascinó, creo una adicción, creo una advertencia. Como esa primera vez, la atesoro y la detesto.

¿Pensaste alguna vez renunciar y dedicarte a otra cosa?

Sí. Aun lo pienso. Salir de la burbuja universitaria y sentirme sin herramientas para crearme un futuro fue devastador. Entre salir del bachillerato y entrar a la maestría pasé un año intenso.

Estás radicado en Nueva York, ¿cómo te va por allá?

Me va bien. Las clases son maravillosas y cada día me fascina toda la información de la cual no tenía ni idea. Estoy concentrado en la maestría, pero tratando de seguir activo y fuera de la burbuja académica. He tenido una experiencia maravillosa con Repertorio Español y su beca Van Lier for Young Directors auspiciada por el New York Community Trust Fund. El verano pasado dirigí La niña que moría a cada rato de José Luis Arce y este próximo verano dirigiré un texto del Siglo de Oro Español que estoy por escoger.

¿Cómo te visualizas de aquí a 10 años?

Aun no tengo idea sobre eso. Algunos días quiero volver a Puerto Rico, tener un teatro rodante, escribir, dirigir y dar clases. Otros días sueño con ser un director y dramaturgo de calibre internacional. Algunos días sueño con Broadway. Esta carrera es mejor planificarla pensando en el próximo año, que en diez.

¿Qué opinión tienes sobre el teatro en la New York?

Es diverso en contenido y plural en recursos de producción. Es un mundo de opciones donde hay muchísimas producciones pésimas, unas cuantas excelentes con una mayoría mediocre. Pasa en Puerto Rico en una escala menor. Para darte una contestación más específica hubieses tenido que preguntarme por Broadway, Off Broadway y Off Off Broadway por separado. Disfruto de todo, siempre sabiendo por cual razón estoy viendo el espectáculo.

¿Qué opinión tienes del teatro puertorriqueño?

Es un teatro rico en habilidades y sustentado por un pasado creativo sumamente sólido. Es un sobreviviente y vencedor de adversidades. Considero que es momento de dejarlo ser único y transformar fórmulas a través de una visión que acepte nuestra identidad. Es momento de estar orgullosos de que la creación teatral en el país tenga el adjetivo puertorriqueño/a.

¿Qué piensas de la dramaturgia puertorriqueña?

Es fenomenal e inventiva. Me gustaría que se escribiera más.

¿Qué piensas de la dramaturgia nuyorican?

No tengo la suficiente información como para opinar.

¿Qué proyecto atesoras y por qué?

Cada proyecto lo atesoro porque cada uno muestra un nivel de crecimiento específico, pero puedo seleccionar mis primeros dos trabajos como director-autor; Yo viendo… nosotros viendo y (T)-habitan-(t). Atesoro la ingenuidad teatral que poseía. Esa ingenuidad me daba gran libertad para crear y para “atreverme”. Luego que la creación se convierte en la obligación de crear un producto y te expones a experiencias teatrales diversas aparece un freno que hay que romper cada vez que se empieza una nueva aventura teatral.

Cuando trabajas escribes una obra, ¿cómo lo haces? ¿Haces bosquejos? ¿Usas imágenes? ¿Qué haces? ¿Cómo es tu proceso creativo?

Casi siempre una obra me llega en forma de imagen; como un cuadro. Luego escribo la escena que vi en la imagen. Así voy dejando que los personajes se desarrollen y dejo que me hablen. Al tener buena cantidad de material bosquejo para desarrollar la estructura del texto y definir a los personajes. Casi siempre empiezo del caos al orden. Se ha dado el caso que la creación de un título me da la idea, pero realmente reacciono más a lo visual. En este año y medio todo ha cambiado un poco; creo que al empezar un nuevo texto será un proceso distinto.


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