03/29/2008

A mondongo

Por Pedro Rodiz

¿No les da la impresión que al Festival de Teatro Puertorriqueño lo han tirado a mondongo? ¿O son cosas mías?
Hicieron la conferencia de prensa del Festival una semana antes de su inicio –vaya usted a saber el por qué de esta movida tardía- y coincidió con la acusación al Gobernador por cargos de corrupción. Según se desprende del reportaje que realizó el reportero de El Nuevo Día Jaime Torres Torres, el director ejecutivo del ICP canceló su comparecencia a la misma. La razón que dio fue “por instrucciones de La Fortaleza”. No entiendo.
Curiosamente este desaire ocurrió el Día Internacional del Teatro. Como que a nadie le importa el Festival más importante del País.
Lo interesante es que Willie Miranda Marín, que está en medio de este barullo político, en ese mismo día, le entregó un premio al campeón mundial de boxeo Miguel Cotto, asistió a varios programas de radio, contestó preguntas de innumerables periodistas, asistió a una reunión de su partido y salió disparado para comparecer a una actividad de Miss “wanabí” en su pueblo. ¿Y el director ejecutivo no pudo sacar ni media hora para presentar a la prensa el Festival? ¡Válgame!
Recuerdo que Rudolph Giuliani, el ex alcalde de Nueva York, días después de que ocurrió el ataque a las Torres Gemelas, instó a la ciudadanía, entre otras cosas, a que se fueran al teatro a despejarse la mente.
Este Festival tiene la particularidad de que tiene es que privilegia –al fin- nuestra dramaturgia nacional. Primero porque se le dedica a uno de nuestros mejores dramaturgos, a Gerard Paul Marín, y una de sus obras más importantes, Al final de la calle, abre el mismo. Luego, tiene en cartelera la obra Tornaviaje de Jorge Rigau, que fue la obra ganadora del Certamen de Dramaturgia del año pasado. También se presentará la obra que obtuvo el tercer lugar de dicho certamen: Ellas revelaron secretos esta tarde, de Carlos Canales. Contará además con El ángel de la muerte de Eugenio Monclova que obtuvo Mención de Honor. La única de ese Certamen que no participa este año lo es la obra que quedó en segundo lugar E Pluribus Unum de Carlos Acevedo, porque se estrenó el año pasado y tuve la oportunidad de dirigirla. El Festival incluyó la obra ganadora del Certamen de Dramaturgia de este año: Queishd & Dilit de Gamaliel Valle. No solamente eso sino que incluye actividades paralelas, como hacía tiempo no ocurría, con la Mesa Redonda El rol del dramaturgo en la sociedad puertorriqueña.
Cuando por fin el ICP organiza un festival como debe ser, se ve empañado con la escasa promoción que se le da al mismo. ¿Hay deseo de que la actividad teatral del País mejore o no?

03/27/2008

DÍA INTERNACIONAL DEL ACTOR

Por Luis Enrique Romero

Hoy 27 de marzo día del actor, proclamado por la UNESCO, en Puerto Rico se apagan las luces, baja el telón de telarañas sobre el histrión atrapado entre papagayos y cotorras, vestidos y vestidas de pieles cinceladas en los quirófanos portátiles que hurgan en la superficie de la estética.

El silencio se apodera del escenario, pero un silencio de mimo ausente. Es el silencio de la palabra sin sentido, sin compromiso con lo sensorial y la emoción, el silencio de la palabra que no comunica, el silencio de la palabra sin raigambre, de la palabra inconsecuente, solo ruido sin arte.

La nueva escuela del arte de la representación, es un “pulguero”donde los mercenarios mediáticos se arriman a los escaparates del artificio, a la caza del “talento” del músculo, las tetas, las nalgas y de la ceja arqueada del galán almidonado, con “botox” en el cerebro.

Estos robots de carne y hueso, diplomados y tatuados con el carimbo del “USDA Choice Number One”, han llenado de “neutralidad histriónica” (por no decir mediocridad), las salas de nuestros hogares. Mientras tanto los mercaderes del “arte” llenan sus arcas vendiendo talento apócrifo en un mercado cada vez menos exigente.

En esos medios, íconos de la decadencia nuestra de cada día; jamás habría lugar para Tespis, Chaplin, Marceau, Orson Welles, Mario Moreno, Juano Hernández, José Ferrer, Raúl Juliá, Rita Moreno, Miriam Colón, Chita Rivera entre otros; pulidos todos en el respeto al arte por el cual y para el cual unos vivieron y otras aún viven. Y no habría lugar, porque no enmarcan dentro de los conceptos preciosistas que rigen el negocio de la representación, donde el talento es totalmente prescindible. Porque estos negocios cedieron hace mucho tiempo su dignidad a los depredadores del “rating” y abandonaron la responsabilidad que una vez contrajeron con la sociedad; por una nueva $en$ibilidad.

¿Pero dónde están nuestros actores y actrices? ¿Dónde y qué están celebrando? Se preguntará uno que otro en algún lugar remoto del País, donde quede todavía un resquicio de preocupación por la integridad de nuestra cultura, al ver que nos han quitado la imagen y que van en pos de quitarnos también la voz.

Televisión y radio han pasado a manos de firmas extranjeras en medio de un silencio cómplice que soslaya la realidad de estar convirtiéndonos en un desierto cultural. Parecería que las instituciones culturales y gubernamentales, en evidente apatía a enfrentar de manera agresiva y organizada esta modalidad de despersonalizarnos; duermen en las comodidades de sus posiciones, mientras un sector del País sufre la pesadilla de esta invasión que nos lleva a la transculturación.

Hoy día 27 de marzo es un día para que todos reflexionemos sobre el futuro de los artistas puertorriqueños y que juntos, todos juntos y unidos; reclamemos el derecho a trabajar en nuestro país con dignidad y respeto. Guardar silencio es una opción para la desaparición, para un suicidio colectivo.

Volvamos a encender las candilejas y levantemos el telón por un teatro y una televisión puertorriqueña y hacia una industria vigorosa.

Por Luis Enrique Romero
Actor
Presidente de la Alianza Puertorriqueña
de Artistas y Grupos Amigos

Entre un entierro y una encarcelación

Por Pedro Rodiz


Me pareció simpática la actividad que dirigieron varios compañeros de teatro, hace varias semanas, en la que hicieron un entierro simbólico de Pedro Roselló como consecuencia de su reciente derrota en las primarias de su partido. Esa es una de las muchas funciones sociales del teatro: ser un termómetro de la sociedad. Así que esa manifestación espontánea de teatro callejero fue sumamente saludable porque representaron el pensar y el sentir de muchas personas en el País.
Así que ahora que va a ser fichado el gobernador de Puerto Rico Aníbal Acevedo Vilá, me imagino, que lo que van a representar será una fiesta de pueblo. Digo, porque si por una simple derrota electoral hicieron esa festividad, por la acusación por actos de corrupción del que ocupa nuestro más alto cargo electivo, ¿cuánto más se podrían mostrar o señalar? Los compañeros son sumamente creativos, así que me sentaré a esperar el rumbón, que harán como el coro griego, calzando coturnos y vestidos con mamelucos anaranjados, danzando al compás de los panderos y entonando la “The Star Spangled Banner”. ¡Bello!
A menos que esa manifestación teatral o “entierro” haya sido un engaño, una actividad político partidista hecha únicamente para hace adelantar una ideología y no una denuncia. Ya veremos.

03/20/2008

El muro

Por Pedro Rodiz

Se me ocurrió la idea cuando escuché la noticia que en Estados Unidos querían hacer un muro, una muralla, en la frontera, para evitar que los mexicanos se metieran en el país. Me pareció espeluznante. A los judíos se les ocurrió lo mismo para evitar encontrarse de los palestinos.
La imagen que me vino a la mente fue de dos sujetos en un escenario vacío y que uno de ellos estuviese construyendo un muro con bloques de lego. Ese muro sería simbólico. Al fin y al cabo, vivimos en una ciudad amurallada. Cuando se construyen las casas, se pone un muro para separar el terreno propio del que le pertenece al vecino. Existen otros muros que son invisibles pero iguales de sólidos que los del Morro: los muros del alma, que son los que nos separan de nuestros semejantes.
Éste era el punto de partida el primer día que me reuní con Freddy Acevedo. Sí, porque el muro sería una obra de dramaturgia colectiva, es decir, que la escribiríamos los dos, pensando en dos personajes, que los interpretaríamos nosotros mismos. En otras palabras, se construye una obra a imagen y semejanza nuestra.
La idea fue en ebullición. Del muro se pasó a dos filósofos desempleados que deciden vivir solamente de la filosofía en estos tiempos. Luego de una “tormenta de cerebros” en la que casi toda la trama fue expuesta y discutida de manera caótica, -del caos surgió el orden- comprendí que la obra ya no era sobre los muros. Decidimos cambiarle el título.
En lo personal, no puedo continuar un proyecto si no conozco el nombre de los personajes y el título de la obra. Para mí ese punto es crucial. El nombre da la identidad, así se llame 1, A, u hombre. Y el título de una obra da dirección. Así que el proyecto estaba trancado porque estaba sin título el trabajo. Inclusive, los personajes llevaban por nombre Chomsky y Eco. El mío era Chomsky, inspirado en el lingüista Noam Chomsky y Eco -que es el de Freddy- por el semiólogo y novelista Umberto Eco. Pero lo pensé mejor y no estaba completamente convencido del nombre de mi personaje. Así que lo cambié por Boff, en honor al teólogo brasileño Leonardo Boff, que era uno de los propulsores de la Teología de la Liberación. Así que son Boff y Eco. Faltaba resolver lo del título.
Un día, mientras leía el periódico me encontré con una foto de la no-campaña de Roselló, en el que como eslogan tenía la palabra “empoderando”. Inmediatamente la busqué en el diccionario porque me sonaba a anglicismo, -por no decir disparate- y efectivamente, la palabra no existe. Me imagino que era una traducción literal de “empowerment”. Así que el título le venía como anillo al dedo a la obra: Empoderamiento.
Ahora sí que podíamos continuar. Luego de revisar las notas y de tomar decisiones nos encontramos con otro concepto de filosofía: “Modus Tollens”, que literalmente significa el modo de quitar. Nos gustó como sonaba, y lo que representaba para la obra. Por fin nos decidimos por ese título, Modus Tollens.
De lo otro que pasó en el proceso de dramaturgia colectiva, les contaré en otra ocasión.

Rutinita

De Pedro Rodiz

Somos seres de rutinas. Para todo las hacemos: para comer, para dormir, para trabajar, para vivir. Esas rutinas, en ocasiones, se vuelven rituales. No nos hemos podido despegar del ritual, que es una experiencia primitiva, heredada de los primeros pobladores.
Decidí empezar a caminar por las mañanas durante una hora. Me levanto a las 5 de la mañana junto a mi esposa, –sí porque hacerlo solo es difícil y aburrido, acompañado es más pasable- me pongo mi ropa inapropiada para estos menesteres y caminamos por el estacionamiento del complejo de apartamentos donde vivimos, que por lo pequeño, se me antoja pensar que estoy dentro de los corralones donde se hacía el teatro del Siglo de Oro español. Vamos a ver cuánto me dura el empuje, no tanto por la caminata sino por el tanto madrugar.
Lo hacemos a esa hora porque el saltimbanqui está dormido; con él despierto, es muy poco lo que se puede hacer. Lo empecé a hacer porque decidí volver a actuar en una obra que estoy escribiendo con Freddy Acevedo. Y no quiero verme como un barraco en escena. No quiero que me pase como algunos actores, que con el pasar del tiempo se descuidan en el peso, y cuando suben al escenario, se ven más gordos de lo que en realidad son.
No estoy haciendo nada extraordinario. Nunca he sido de estar metido en los gimnasios. Lo más que llegué a hacer fue jugar baloncesto –de forma recreativa, por supuesto- hasta que llegué a la universidad y me empecé a dedicarme a lo que hago ahora. El caminar por las mañanas me hace bien. Siento que me lleno de energías positivas. Y eso es bueno para la creación.
A esa hora de la mañana, todo el mundo como es natural, está durmiendo. Excepto un doñito se monta en su carro deportivo rojo y se va a trabajar –creo que es a trabajar no creo que se vaya a casa de la chilla a esa hora. Luego, aparece el del periódico en su Van. Se le nota en la cara lo harto que está de madrugar. Él tiene su rutina: siempre llega a la misma hora, empieza la repartición por el mismo edificio y sigue a vuelta redonda. Otra señora se monta su carro compacto, se detiene en los buzones a verificar su correspondencia y sigue para su trabajo. Después, cuando acabo, sale una chica a comenzar su rutina de correr por los alrededores. Y eso es así todos los días.
El proceso de rebajar la pipa es arduo y lento. ¡Me duelen las piernas! Es mucho el tiempo que se ha tomado en que se forme la barriga, pero uno quiere que desaparezca en pocos días. Así, que en lo que la pipa baja, trataré de crear la rutina. Todo está en enfocarse.

03/07/2008

La que no conoce el significado de la palabra límite

Por Pedro Rodiz

Entrevista a la productora, directora y dramaturga Adriana Pantoja.

Me une a ella una gran amistad que ha perdurado por muchos años. Adriana fue fundamental en mis comienzos, desde la primera serie de Teatro de Cámara que hicimos en la UPR -a pesar de la oposición de mucha gente- hasta la segunda que se presentó en el Ateneo Puertorriqueño en la que se realizó el estreno de mi obra Des-Tierro y que concluyó con la publicación de las obras presentadas en esa ocasión. Coincidir con Adriana en algún lugar es recibir un bálsamo. Es una trabajadora incansable. Verla trabajar, es sumamente motivador.

¿Cuál es tu preparación académica?

Bachillerato en Humanidades, con concentración en Teatro, Música y Literatura Inglesa. Maestría en Humanidades, Literatura Inglesa. Certificado en Edición y Artes Editoriales. Cursos en Fotografía, Arte, Diseño, Administración, Comunicación Pública.


¿Cuál es el recuerdo más distante que tienes del teatro o de alguna obra de teatro?

Mi mamá me llevaba cuando chiquita a presentaciones dominicales de teatro de títeres, en el Viejo San Juan. Tendría como 2 años. Pero también recuerdo las últimas presentaciones de mi mamá como cantante de ópera; yo era también muy chiquita.

¿Cuándo fue que realizaste que ibas a estudiar teatro?

En primer grado… sí, suena raro, pero así fue… y tengo una anécdota que lo prueba, ¡ji, ji!
¿En qué trabajas actualmente? ¿Vives del teatro?

En WIPR Radio 940 AM y en mi compañía artística Cuarzo Blanco, Inc.

¿Qué tipo de obras escribes?

Todo tipo de obra, pero tengo énfasis y gusto preferencial por lo existencial, lo experimental, lo sicológico y el tema de la muerte.

Si no estuvieses involucrado en alguna actividad teatral, ¿qué serías o qué harías?
Cineasta a tiempo completo, músico a tiempo completo, bailarina a tiempo completo… pero sinceramente, sin el teatro no soy nada.

¿Tienes alguna anécdota relacionada al teatro que te haya impactado, positiva o negativamente, que quieras compartir?

Quizás no es estrictamente del teatro, pero tiene que ver con un comentario de una de las personas que más he admirado en el arte, luego de mi propia madre, claro. Una vez le hicieron una entrevista a Raúl Juliá y le preguntaron sobre el arte, el teatro, el cine y sobre cómo él lograba actuaciones tan perfectas. Y Raúl respondió algo así: “Lo bueno del arte es que siempre aspiramos a la perfección… ¡pero qué bueno que nunca la alcanzamos!” ¡Tan cierto y tan genial!

¿Pensaste alguna vez renunciar y dedicarte a otra cosa?

Ha habido momentos difíciles en el camino y hay veces que he dicho “ésta es mi última obra”. Pero nunca he dicho “renuncio” por completo. Además, ya descubrí y entendí que no puedo ser o dedicarme a otra cosa que no sea ser artista. Para eso nací…

Ahora también haces cine, ¿cómo te va?

¡Espectacular! Es un medio completamente distinto al teatral, pero igualmente fascinante. Me ha otorgado satisfacciones increíbles, dentro y fuera de Puerto Rico, con tan solo 4 cortometrajes. Ya veremos cuando haga el largometraje que viene por ahí.

También escribes para la radio, ¿cómo es la experiencia?

No pensé que sería tan gratificante como lo ha sido. Ya llevo 7 años escribiendo de todo un poco para radio, dándome la oportunidad de crear distintas cosas y crecer en ese medio.

¿Qué opinión tienes de la dramaturgia puertorriqueña?

Hace falta más educación al respecto, para que nuestra dramaturgia siga creciendo. Para mí, somos muy pocos los dramaturgos activos, si lo comparamos con las cantidades existentes en las demás áreas teatrales; somos un puñadito y podemos ser muchos más. Pero aunque seamos poquitos, me encanta que la dramaturgia actual esté llena de mucha variedad.

¿Qué opinión tienes del teatro puertorriqueño?

Hasta que no se respete y se vea como industria, incluidos nosotros mismos los teatreros, no saldremos del hoyo en el cual estamos metidos.

¿Qué proyecto atesoras y por qué?

TODOS. No puedo escoger uno solo porque todos tienen su encanto. Los más difíciles son siempre los mejores, incluyendo los que he trabajado como actriz a la vez que dirijo, produzco y escribo.

¿Estás escribiendo algo ahora mismo? ¿Puedes adelantarnos algo?

Estoy formando varias cosas: el libro sobre la historia de Producciones Cisne; una obra teatral sicológica llamada hasta el momento “Las tres suertes”; el guión de mi película “Karma”; el guión de mi quinto cortometraje “Sin dejar rastro”… todas experiencias maravillosas.

Para escribir una obra de teatro, ¿qué haces? ¿Cómo es tu proceso creativo? ¿Trabajas con imágenes, diagramas, o escribes en trance?

¡Ja, no, nunca he escrito en trance, ja! Yo soy de imágenes. Veo cosas, sueño cosas; y luego, si me atrapan, las voy transformando al medio que entiendo es mejor para la idea final (cine, teatro, radio, libro, etc.) Luego que florece la imagen, hago un bosquejo de todo. Y cuando entiendo que el bosquejo está listo, claro, sin cabos sueltos ni ideas descabelladas, es que me pongo a escribir diálogos, algo que me fluye con poco esfuerzo.

03/05/2008

El secreto mejor guardado

Por Pedro Rodiz

¿Alguien sabe cuando inicia el Festival del Teatro Puertorriqueño del ICP? ¿Alguien sabe cuales fueron las obras seleccionadas? ¿Cuál es la lógica de mantener esta información oculta por tanto tiempo? Les juro que no entiendo esas estrategias de publicidad.

03/01/2008

Ausencias a los ensayos

Por Pedro Rodiz

No hay cosa que me moleste más que llegar a un ensayo y que no estén todos los actores. Es una pérdida de tiempo. Entiendo que los actores tengan que estar en varias producciones a la vez porque tienen que comer, que los ensayos no se pagan, etc. Entonces, ¿para qué se hace un itinerario de ensayos si no se va a respetar?
Si un actor o actriz falta, ¿qué se hace? Ya se jodió el ensayo. Bueno, se pueden ensayar escenas pero ya se perdió el ánimo, nadie va a dar el máximo. Se rellena como pueda.
Las ausencias son un problema muy difícil de arreglar. Siempre ocurren inconvenientes que hacen que los actores o actrices falten a determinado número de ensayos. ¿Y qué se va a hacer? ¿Botarlos? A veces se hace eso, pero como se ensaya tan poco, el remedio resulta peor que la enfermedad porque hay que buscar un reemplazo a la ligera, -lo que desestabiliza todos los logros- y lo más probable ese nuevo actor/actriz tenga problemas para estar en los ensayos previamente acordados con el resto del elenco. Así que se hace buche y se ensaya como pueda.
Siempre me pareció curioso lo que hacía un productor amigo mío, -que por cierto, hace tiempo que no produce- que en el contrato establecía que se descontaría $10 del sueldo por cada ausencia. La premisa partía de que si se es profesional, pues lo mejor es atacarlo por donde más le duele, por el sueldo. El problema con eso es que es tan poco lo que se paga o se cobra, que a la larga se termina pasando por alto esta cláusula.
Al momento de las ausencias, la tendencia natural del director es desahogarse al instante. Pero como me dijo un colega una vez: “no nos des el bateo a nosotros porque nosotros vinimos al ensayo. Dáselo a los que faltaron cuando vengan.” Desde ese entonces no digo nada, me trago la rabia como puedo, trato de hacer un ensayo relativamente normal y rogar que para la próxima vez, todos estén.
Una vez boté a uno. Faltaban unos días para el estreno y este actor me había faltado varias veces. Así que le dije al elenco que yo lo iba a sustituir. Casi al final del ensayo, erré un parlamento, y desde el otro extremo del teatro, alguien me tiró la línea. Era el actor que había botado. En ese instante tenía dos opciones: o lo restituía lo que significaría que perdería autoridad y credibilidad ante los demás actores o me mantenía en la postura. Me mantuve. Iba a enviar un mal mensaje a los otros actores: el de que se podía faltar cuando les diera la gana porque yo no tendría los cojones para despedirlos. Claro, tuve que memorizar un montón en poco tiempo, pero no me arrepiento de la decisión.
Algunos actores y actrices tienen la decencia y el profesionalismo de avisar con tiempo que no asistirán para que se pueda hacer algún arreglo y hasta dan alternativas de ensayos especiales. Pero hay otros que simplemente faltan, desconectan sus celulares y al otro día llegan con sus caras frescas sin excusarse ni nada. Y si uno sugiere la posibilidad de añadir más ensayos son los primero ponen el grito en el cielo, argumentando que no pueden. Y la obra se hace con las patas.
Aparte de hacer teatro, tengo un trabajo fijo. Cumplo con un horario. En diez años que llevo allí trabajando, si he faltado 20 veces, es mucho. Son muchas las veces que me he ganado el bono de asistencia. La vez que más he faltado fue cuando el pequeño saltimbanqui se me enfermó. Y aún así, iba de vez en cuando para cumplir con mi obligación. Las otras veces que me he ausentado han sido por estar enfermo y créanme, se me cae la cara de vergüenza tener que llamar para decir que no voy a asistir.
Un compromiso es un compromiso. Y para que respeten a uno como un profesional, hay que comportarse como un profesional.


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