03/27/2008

Entre un entierro y una encarcelación

Por Pedro Rodiz


Me pareció simpática la actividad que dirigieron varios compañeros de teatro, hace varias semanas, en la que hicieron un entierro simbólico de Pedro Roselló como consecuencia de su reciente derrota en las primarias de su partido. Esa es una de las muchas funciones sociales del teatro: ser un termómetro de la sociedad. Así que esa manifestación espontánea de teatro callejero fue sumamente saludable porque representaron el pensar y el sentir de muchas personas en el País.
Así que ahora que va a ser fichado el gobernador de Puerto Rico Aníbal Acevedo Vilá, me imagino, que lo que van a representar será una fiesta de pueblo. Digo, porque si por una simple derrota electoral hicieron esa festividad, por la acusación por actos de corrupción del que ocupa nuestro más alto cargo electivo, ¿cuánto más se podrían mostrar o señalar? Los compañeros son sumamente creativos, así que me sentaré a esperar el rumbón, que harán como el coro griego, calzando coturnos y vestidos con mamelucos anaranjados, danzando al compás de los panderos y entonando la “The Star Spangled Banner”. ¡Bello!
A menos que esa manifestación teatral o “entierro” haya sido un engaño, una actividad político partidista hecha únicamente para hace adelantar una ideología y no una denuncia. Ya veremos.


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