Programa de mano
Esta obra es parte de la Segunda Muestra de
Dramaturgia Puertorriqueña auspiciada por el Círculo Puertorriqueño de
Dramaturgas y Dramaturgos del Siglo XXI
Elenco:
Carlos Miranda como Cavalo
Héctor Escudero como Ángel
Escrita y dirigida por Pedro Rodiz
Asistente y Regidora de Escena Jack Marie Ortiz
Escenografía, luces, vestuario, sonido y utilería
realizada por todos los participantes de este proyecto.
Palabras del Dramaturgo:
En el proceso de investigación entrevisté rescatistas
de perros, leí noticias periodísticas, vi videos, entradas y comentarios en las
redes sociales, todo lo que estuvo a mi disposición. Descubrí un mundo paralelo
que me era ajeno. Existen muchas personas muy comprometidas con la causa de
proteger a los animales. Personas que arriesgan su salud, su tiempo, su dinero
y en algunos casos, hasta sus vidas por rescatar a un perro o a un gato. Es
admirable su determinación. Pero por otro lado, también descubrí que hay
personas inescrupulosas que se aprovechan para lucrarse y otros que simplemente
uno no entiende sus motivaciones para maltratar de
una manera tan despiadada, violenta y cruel. La crueldad se revela desde
animales abandonados en las calles, metidos en sacos o en cajas, desde perros
amarrados a un patio sin agua ni comida, desde gatos que le cortan el rabo,
desde animales envenenados o tirados por puentes, atropellados y dejados
tirados sin atención de algún veterinario, en fin una agresión y una violencia
que va más allá de la lógica. El mundo de la crueldad animal es uno muy
complejo, con muchas ramificaciones. Aquí se presenta una de ellas. Esta no es
la historia de una persona en particular. Es la historia de muchos o de nadie.
Cabe destacar que es muy poca la información disponible para tratar el tema de
la obra porque las víctimas no pueden hablar. Tuve que tomar de aquí y por allá
para poder armar la trama. Pero la impresión que tengo es que cada vez es más
profundo la situación y que hay muchas personas poderosas que no quieren que se
sepa de los "negocios" que hacen
con los animales, un negocio que mueve una cantidad sustancial de
dinero.
Palabras del director
Originalmente esta obra se iba a realizar dentro del
local de El Ensayo. Pero el espacio suponía unas limitaciones que impedirían el
buen desarrollo de la pieza. Así que tomé la decisión de sacarla al patio. Como
es un sitio que recién abrió sus puertas, el patio todavía no estaba en
condiciones para representaciones teatrales. Pero fue la mejor decisión. Ese
espacio no convencional nos permitió explorar y maximizar las posibilidades de
la obra. Se ensayaba a la infame hora de las nueve de la mañana. A esa hora,
hacía sombra pero ya a las once el sol estaba endemoniado. Pero nos fuimos
ajustando al lugar. La disposición del público es a tres lados, tipo herradura
y los actores están casi en la falda de los espectadores. Fue interesante ver
la reacción de los transeúntes de Río Piedras cuando pasaban y veían algún
ensayo. Algunas personas hasta pensaban que había una pelea dentro del terreno.
Esta obra es una compleja por las muchas capas que
tienen los personajes. Son capas sutiles, donde los personajes no son ni buenos
ni malos, son humanos que reaccionan de determinada manera ante situaciones muy
particulares. "El hambre hace que uno haga cosas que normalmente no haría", esa es uno de los parlamentos
que resume un poco la condición humana de estos personajes. Quería de alguna
manera que el "escenario" fuera tipo jaula gigante de perros, que se
sintieran acorralados, que estuvieran en constante movimiento, como los perros.
De hecho, la idea es crear esta sensación de que un perro alfa, en su espacio,
es intervenido por otro perro alfa y esa lucha de poderes y dientes se pudiera
mostrar con los gestos. Es un continuo marcar territorio que tanto caracteriza
a los perros. Este es un proyecto que me enorgullece.
El génesis de la obra.
¿Que cómo se me ocurrió la idea escribir El arcángel
de los perros?
Hace dos años recibí un mensaje por inbox de Facebook
de una desconocida. Me hizo toda una explicación sobre una actividad de
concientización sobre el maltrato hacia los perros. Me cogió en un buen momento
y busqué su información para saber quién era. Ni una foto de ella, todo era
sobre animales. Así que hice lo único q se me ocurrió: contestarle. "¿Y
por qué me contactas a mí? ¿Qué tengo yo q ver con eso?" Luego de una
larga explicación en la que pude deducir de que como era artista, podía
ayudarla a difundir "el mensaje". Y yo riéndome porque no es lo mismo
ser artista que ser de la farándula o figurín de televisión. Así que le seguí
escribiendo, cucándola y ella seguía contestando. Y a mí, mientras me den
conversación yo sigo hasta abajo. Después de cartearnos un tiempo, decidí
invitarla a un café para por fin verla. "Pero tendrá que ser dentro de dos
semanas porque estoy bien ajorado con un proyecto teatral" -le dije.
Pasaron las dos semanas y le escribí: "mañana a tal hora voy a estar en
tal sitio. Llégale pal café". El asunto es que llegó. Y a ella le dio por
decirme Peyé, y yo de Pelayo no tengo nada, aunque de pela’o sí. Y si ella me
puso un mote, yo le puse otro. Y la nombré La Prieta. Y la Prieta, habla que me
habla sobre los perros, que si los rescates, que si se metió a tal sitio a lo
Indiana Jones, porque ella es rescatista de perros. Quise preguntarle: ¿y eso
existe? Pero, la prudencia obliga. Y yo sonriendo y asintiendo. Estaba en la de
pasarla bien. Y de pronto se me ahogó. Literal. Y tose que tose. Pensé que era
una zanganada, un show de ella. Y resulta que no, que por poco se (me) muere.
Se recuperó de esa. Nos despedimos con la certeza de que nos volveríamos a ver.
Y así fue. Seguimos viéndonos esporádicamente porque ella se toma muy en serio
eso del maltrato. De pronto no llegó a un encuentro acordado y cuando le
pregunté dónde estaba, me respondió que debajo de un puente rescatando un perro
o algo así; me envió hasta las fotos. Y yo, que pierdo el interés rápido,
decidí perderme y seguir con lo mío. Pero no es fácil perdérsele a la Prieta,
ella sí se pierde, pero uno no se puede perder. Y pasaban semanas y aparecía un
mensaje de "Pelleee". Y yo, que soy débil, respondía. Mientras más le
hacía cucas monas, más me hablaba de los perros. Así que me cansé de satearle y
comencé a escuchar con detenimiento sus cuentos. Como pasaba tiempo entre
encuentro y encuentro, a veces me los repetía como si me los dijera por primera
vez. De esos cuentos verídicos fui armando una historia, la del arcángel de los
perros. Filtrada la trama, por supuesto. Creé una historia a partir de miles de
relatos, creé personajes creíbles y contradictorios. Ella se volvió a perder
como era natural en ella, pero yo seguí pegado con la obra. Un día cualquier,
de la nada, volvió. Le dije que estaba escribiendo la obra pero que andaba
trancado. Nos fuimos por ahí, leímos lo que hasta el momento había escrito para
provocarla y ver si me contaba algo más. La Prieta es una mujer muy
independiente, tiene sus metas claras, está llena de energía y es muy
apasionada en lo que hace. En estos días nos hemos vuelto a reencontrar. Está
emocionada por la obra. Y no es para menos. No existe en la dramaturgia
puertorriqueña (perdonen la patada) una obra con esta temática.
Agradecimientos:
Al Círculo Puertorriqueño de Dramaturgas y Dramaturgos
Al Conglomerado Magriñá de El Ensayo por cedernos el
espacio
A Ricardo Magriñá
A Belynda Pérez
A Iris Cepeda
A Gypsa Carrión
A Olga Vega
A Julio Vizcarrondo
A Rafael Pagán
A Vero Wiwi-Events
Y por supuesto, a mi equipo de trabajo, a Pepo, a Carlos
y a Jack: son los mejores.