Rinoceronte
Por Pedro Rodiz
Tuve la oportunidad de ver una obra de teatro con
títeres para adultos. Fue una versión de El rinoceronte de Ionesco. Eran tres
titiriteros. La escenografía eran unas escaleras que juntas formaban unas
estanterías. Los títeres salían de las cajas. Un proyecto muy interesante. Utilizaron
las acotaciones o didascalias como parte de montaje. Así hacían una explicación
de lo que el dramaturgo pedía para la escena y uno podía ver cómo ellos lo
habían resuelto con elementos bien sencillos. Dividieron la obra como en
cuadros. En cada cuadro utilizaban una técnica distinta, la primera, que me
pareció que fue la mejor lograda, eran títeres muy pequeños y muchos que salían
de diferentes lugares. Y según pasaba la obra, los títeres iban aumentando de
tamaño.
La trama es muy simple, un día llega un rinoceronte a
este pueblo y eso cambia todo. Poco a poco todos los habitantes se van transformando
en rinocerontes, excepto uno.Ellos quisieron representar toda la obra y eso hizo que el trabajo fuera largo. Me parece que hubiese funcionado mejor que le cortaran al texto. Uno desde el principio sabía lo que iba a pasar; en ese texto hay demasiado diálogo. Y por tanto, en varias ocasiones, los títeres se ponían a hablar y no pasaba nada. Entiendo que eso es parte de lo que quería hacer Ionesco, pero en una representación de títeres, uno quiere ver cosas variadas, menos texto y más títeres.
Los titiriteros eran muy buenos. Tenían un gran entusiasmo. Manejaron muy bien los títeres y usaron una gran variedad de voces. Y los cambios escenográficos fueron bien efectivos, sencillos y prácticos.
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