04/03/2012

Muñeca


Por Pedro Rodiz
Presencié la obra Lo que pasó cuando Nora dejó a su marido, que vendría siendo algo así como la continuación de la obra Casa de muñecas de Ibsen. La escenografía impresionante. Un cubículo de metal en el fondo centro que salía un formaba una oficina, unas columnas de metal que se perdían en el techo del escenario, y  que de esas columnas eran las puertas que sugerían entradas y salidas. La obra está basada en un texto de Elfriede Jelinek, que ganó el premio Nobel en el 2004. Al parecer, sus textos gustan o no gustan. Yo no sé cómo es su texto en el original, si se tomó todo o una parte, pero a mí no me gustó la puesta en escena. Me pareció un texto condescendiente con las mujeres. La Nora, que termina yéndose de la casa y abandonando a su marido, termina sumisa en otro matrimonio, un tipo muy rico que termina ofreciéndola a otros tipos para poder mantener su estatus social. Es más, todas las mujeres en esta puesta están sometidas. Se podría justificar que la trama se desarrolla en los años 30 pero creo que ni eso es una buena justificación. Nora termina teniendo relaciones con su ex marido, -que por cierto resulta ser que le gustaba el sexo fuerte, con látigos y cuero incluido, lo que hace cuestionarnos si eso también lo exploraba en su matrimonio o si ese gusto le surgió después- porque él iba a vender una tierras donde aparentemente iba a pasar un tren, pero todo era mentira. Engaño tras engaño. Ella termina siendo una muñeca como quiera.
Esta obra no provocó nada, excepto un bostezo y son de esos proyectos que le gustan a ciertos sectores de la sociedad de cualquier país porque no son “peligrosos”, no ayudan a cambiar la mentalidad  del estatus quo. Suelen ser espectáculos entretenidos pero que no proponen nada nuevo, aparte de la escenografía que era espectacular. Incluía música, baile y canto. Todo bien puesto. Claro, siempre es interesante como se juega con la intertextualidad, cuando se hacen aluciones al texto de Ibsen.
Esta obra es un excelente ejemplo de cómo una extraordinaria escenografía no es suficiente para salva a un texto.


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