03/29/2012

Teatro del Gimnasio Moderno

Por Pedro Rodiz

Llegué al Teatro del Gimnasio Moderno. Caminamos desde el R-101. Por fin pude llegar de un teatro a otro ya que todos están distantes o según las combinaciones de obra que  se haga así hay que moverse por la ciudad.  Nos acercamos a un teatro pensando que era el que nos correspondía pero no, era el Teatro Fanny Mikey. Así que esos tres localidades están pasos de distancia. El conjunto de edificios donde está anclado el Teatro, conforman un colegio de varones, digo, no sé si todo, pero me parece que es así. Y allí, al lado del teatro, como una aparición, estaba una iglesia espectacular. Es una iglesia con vitrales a cuatro lados. Está conformada por arcos, pero no son los arcos comunes, son más bien arcos alargados como triángulos pero en vez de ángulos rectos  son con curvas y en la unión a cuatro lado de los arcos son los que sostienen la cúpula -sin columnas-  que es como una pirámide. Me metí, estaban dando una misa, parece que en recordación de un muerto. Habían pocas personas. Las misas ya no atraen, dejaron de influenciarme hace tiempo, pero de vez en cuando me gusta meterme y participar, no porque tenga un efecto espiritual, sino que lo tomo como una actividad cultural de la que soy parte integral. Tan pronto acabó la misa (llegué en la comunión) me metí a caminar, tenía que verla a vuelta redonda. El público o los feligreses -se es uno u otro dependiendo de los intereses- se puede sentar en cualquiera de los cuatro lados. El altar está en el centro, elevado. Y debajo del mismo es que está la sacristía. Por poco me subo al altar para mirar hacia arriba la cúpula. Es un espectáculo visual, un descaro de lo sublime.  Luego, caminé por los alrededores. Tenían el patio bien cuidado. En uno de los laterales del complejo, estaba él área de la escuela elemental. Y ellos han construido allí una casita de árbol, pero no era un ranchón, era una estructura de metal que parece un nido redondo. Está diseñado de tal manera que no maltrata el árbol. Por fuera del enrejado de metal, lo cubrieron con acrílico de colores que sugiere vitrales. Tiene hasta ventanas que abren y cierran. Se sube por unas escaleras en espiral con barandas. Todo con buena seguridad y en armonía con el árbol y con el colegio. También cuenta con una chorrera tipo longaniza. Menciono esto porque eso fue pensado para los niños, en armonía con el ambiente, todo  en concepto y a la misma vez práctico. Si yo fuera niño, yo no saldría de ahí.
Y entonces está el teatro. Es en ladrillo. Todo, incluyendo el escenario, del piso al techo, es de ladrillos. El vestíbulo es abierto y acogedor.  Es bello, muy bello. Fue una grata sorpresa, un deleite a los sentidos. El taxita me dijo, no sé si es verdad pero le creí, que de ese colegio es que han salido todos los presidentes.  Y es que toda esa zona es considerada patrimonio nacional.
Y en ese teatro fue que vi, por fin, después de tantos años de haber escuchado de ellos, al grupo Matacandelas. Pero de la obra... comento en otra entrada.


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