03/27/2012

Sillas

Por Pedro Rodiz

No conseguí boletos para la obra que quería ir a ver, que era Gemelos de Chile, pero terminé viendo Rushes + procedente de Israel que es una obra-danza estupenda. La misma se presentó en el Teatro de Bellas Artes de Bogotá, y para mi sorpresa, la sala por dentro se parece muchísimo a la Sala René Marqués del Centro de Bellas Artes de Santuce con la diferencia que las paredes son de madera.
La obra comenzó con dos mujeres sentadas en un banco rojo, y la luz le iluminaba solamente las piernas. Y comenzó un juego de movimientos que eran exactamente iguales pero con una que otra variación la cual contaba una historia, bueno no tanto una historia sino más bien una pequeña desviación de la rutina por parte de una de las piernas hacía que el otro par de piernas reaccionara. Luego comenzó una secuencia fabulosa de movientos de todo el cuerpo pero sin levantarse del banco y hacían un sonido con la boca, parecido al que se produce con los zapatos de tap cuando tocan la madera. Claro, no era ese el ritmo, pero eso era la "melodía" que marcaba el ritmo. Lo otro que siguió es un poco dificil de explicar, era una rutina de teatro físico, son movimiento e historias cortas que cada espectador las interpreta a su manera. Luego bajaron el telón y salió un actor para hacer una especie de rutina de "stand up comedy".  Fue raro porque cambiaba por completo la dinámica y ritmo del trabajo. El actor, comenzó a hablar en inglés, pero eran oraciones simples y con un acento bien marcado. Era muy sencillo seguir lo que decía. Y era muy gracioso, tomando en consideración que ese no es el idioma del país que visito, y que tampoco era muy dominado por el actor. Pero fue bien efectivo. El actor que es muy bueno  pudo hacernos reír con oraciones muy breves. Esa interveción la encontré un poco larga para mi gusto ya que lo que quería ver era a  los actores-bailarines. Dentro de su presentación entró otro actor que hacía de su hermano. Este otro actor era clave para lo que pasaría en la segunda parte del espectáculo. Cuando subió el telón de nuevo, habían muchas sillas blancas y una maleta. Y comenzó una rutina fabulosa, movían las sillas y creaban secuencias interesantes. De la melata sacaron un pedazo de tela blanca y le proyectaron imagenes de sillas que se derriten o se evaporan y se convierten en otra cosa. Esto mientras el actor -el mismo que hizo de hermano en el "intermedio"- estaba acostado en el piso como si fueran sus pensamiento. Y cargó a una mujer sobre sus hombros y comenzó a caminar sobre las sillas mientras los otros actores muy rapidamente las colocaban una al lado de la otra como si fuera un puente, y crearon un cuadrado por el que el actor caminó. Estupento. Los actores-bailarines muy buenos, bien coordinados con rutinas y secuencias rápidas y bien ejecutadas. Fue una delicia ver ese trabajo, sobre todo porque no estoy acostumbrado a ver teatro de Israel.
A continuación parte de las notas del programa para ampliar un poco más:
"Entre sillas que giran y partinaje, dos mujeres y cuatro hombres de negro, conforman la comunidad de los sueños rotos; un mundo sin  norte ni sur ni ubicación geográfica definida, donde se relacionan a través del movimiento, del baile... y del silencio. La coreógrafa Inbal Pinto y el director Avshalom Pollak... son verdaderos exploradores de la imaginación con capacidad para dar vida escénica a las ideas e intuiciones más inesperadas, manipulan escenografías y trajes para reinventar el mundo entre evocaciones carnavalescas y circenses, con un gran gusto por lo insólito, lo mágico y los sorpresivo. Una inédita proyección de cine mudo en vivo".


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