03/31/2012

Conejo

Por Antonio De Jesús Martell

La obra titulada: El conejo mas estúpido del siglo a cargo del grupo Colombiano Deco resultó ser una muy grata. La propuesta corresponde a un grupo de jovenes actores que se lanzan a través de esta pieza a plantear un tema recurrente dentro de la sociedad Colombiana, las drogas y el narcotráfico (el traqueto).

La obra se construye desde el humor y los elementos del cine negro. Previo a la función (experiencia necesaria que se logra gracias a la puntualidad y que en ocasiones enriquece la experiencia de la misma) conocí al papá del productor. Un sicólogo retirado, quien a modo de secreto me narró que es él, el encargado de financiar los deseos artísticos de su hijo. Permitida la disgreción retorno a la obra. Fue el quien me explicó que la palabra conejo se utiliza para describir a la figura que se encarga de realizar negocios relacionados al mundo de la droga, pero en una jerarquía menor. Mucho más abajo del narco, es lo que sería para nosotros los puertorriqueños el bichote.

Así nos adentramos al teatro, donde descubrimos una escenografía de un realismo sugerido sencilla pero efectiva. La misma lucía dos asientos de automóvil y un retrovisor que colgaba del techo. Por otra parte, una mesa, dos sillas y un teléfono nos ubican en la habitación donde se desarrolla la acción. La misma esta repleta de plantas que aparentan ser marihuana. Tuve que mirar las plantas con detenimiento para determinar sino era una especie de marihuana en miniatura o simplemente recao, en fin no pude distinguir la botánica del vivero.

El narco jefe les ha encomendado a El Búlgaro y a Morris nombre de los personajes principales, matar a alguien. De ese alguien no conocemos detalle alguno. Ellos para referirse a él, le inventan el mote del Innombrable. Para no encariñarse y poder ejecutarlo sin piedad en el momento que sea necesario. El secreto del golpe pronto se convierte en asunto de dominio público. A esto se suma la dificultad de que la figura de la madre se aparece en el apartamento donde el traciego de drogas y armas es la orden del día. Esto crea confusión y tensión en El Búlgaro, quien le prodiga respeto y admiración a su progenitora.

La trama continua cuando un el narco solicita que se adelante el golpe. Pero en esa visita se sucita una algarabía en los exteriores provocando que el nivel de ansiedad en todos se encienda. Luego un apagón. El narco nombrado como El Duro, motivado por la exhitación de descubrir que el plan ha sido compartido con otros muere de un ataque al corazón. Lo tiran por la ventana.

¿Cómo llegamos a este punto? Se me olvidó contarles que durante el asecho del Innombrable, Morris se disfrazaba literalmente de conejo para repartir volantas (flyers) y así observar el comportamiento de su víctima. Es ahí cuando se enamora de una conejita disfrazda y cuya ambición es la de adrenalina, la seducción, las balas y el dinero. Será ella quien tuerce a fuerza de caderas y muslos y besos el plan previamente trazado.

Interesante, ver el rol de la mujer en esta pieza. La madre vestida de verde esperanza, divorciada de un extranjero delincuente teme que su hijo repita sus pasos de su padre, pero parece inevitable. Por otra parte, otra mujer vestida de conejita estimula la delincuencia en Morris. El conejo tierno que da saltos y es ágil aquí adquiere otro significado. El que se reproduce con facilidad, la maldad que se multiplica.

El ritmo de la obra la hizo ágil. El público, predominantemente Colombiano rió y disfrutó la obra. Pienso que rieron como cómplices de ver parodiados a aquellos que de manera reiterada y en muchas ocasiones se lucran y alcanzan su felicidad a cuenta de los Innombrables, o sea del resto de  aquellos que no participan de su noción de la vida. Los otros, quizá nosotros.


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