04/01/2012

Indio wanabi

Por Pedro Rodiz
Tan pronto vi el letrero, supe que tenía que entrar. Ese asunto de que te lean las cartas, siempre me ha parecido muy teatral. Desde el decorado hasta el performance del médium, en el que uno es espectador y actor a la misma vez. Y qué mejor que aprovechar este viaje para tentar al azar.

Entré. Todo limpio. No había nada que ayudara a la conexión espiritual. Primer indicador de que “una de estas cosas no es como las otras…” Ya estaba allí, debía pasar por la experiencia completa. Esperé en una salita con una alfombra del pelaje de vaca. Sale un individuo con un tocado de indio estadounidense, de esos que salían en las películas gringas. Me dice que todo lo que “vea” me lo va a decir, lo bueno y lo malo, que no me va a ocultar nada. Con una lupa me empezó a “mirar por dentro”

-Tú aura está oscura, tienes algo negro. Alguien te desea el mal y te está estancando.

Luego procedió a leerme la mano.

-Tendrás una vida larga. Aquí veo una sangre. Alguien de tu familia, ascendente o descendente va a morir. ¿Tienes a alguien enfermo?

-No, todo el mundo está bien.

-Pues aquí lo dice. Tienes que estar pendiente. Aquí dice que una persona, te quiere hacer mal. Es gordita, bajita, oscurita, con el pelo rizo. Por delante te trata bien pero por la espalda te desea mucho mal. ¿Sabes quién es?

-No, ni idea.

Sigue con la lectura de la mano.

-Eres una persona buena, de buen corazón, que te preocupas por los demás. No has progresado económicamente por estar pendiente a los otros. Que das pero que los otros no te responden igual. Pero que eso va a acabar. Vienen tres oportunidades buenas para prosperar. Nuevos proyectos. Tienes que saberlos aprovechar porque te dejarán buenas ganancias económicas.

-¿En serio?

-Sí. Y no has tenido éxito en el amor. Tuviste problemas con una persona y eso hizo que te estancaras.

-Yo no tengo problemas con eso. Ya todo está sanado.

-Como quiera, aunque ya físicamente lo hayas superado, eso te sigue estancando. Eso está ahí, rondando

-¿Esa es la misma persona que me desea el mal?- pregunté mientras le miraba sus uñas bien arregladas y con esmalte transparente.

-No, es otra.

Miró la otra mano.

-Vas a conocer a la que va a ser el amor de tu vida. Viene por ahí, las otras experiencias que has vivido, te han preparado para lo que viene. Vas a ser muy feliz con esa persona. También, tienes unos leves dolores de espalda, no estás durmiendo bien…

-Es cierto, no estoy durmiendo bien. Quiero que me tire las cartas.

Sacó el paquete.

-Barajealas, que es tu suerte. ¿Qué quieres saber?

-Pues no sé. ¿Qué es lo que se pregunta?

-Puedes preguntar sobre el amor, el trabajo, la salud…

-Pues sobre el trabajo.

Y repitió lo mismo sobre las oportunidades. Que vienen proyectos nuevos…

-Ahora sobre la salud…

Vuelve a sacar a relucir lo de que me desean mal y sobre que hay alguien cercano que va a morir.

-¿Y sobre el amor?

-Déjame decirte la verdad. Veo a un hombre y a una mujer.

-¿Cómo que a un hombre?

-Sí, mira.

-Si un hombre se me acerca no tiene ninguna probabilidad, esa no es mi preferencia.

-Esa persona que va a llegar, te va a hacer muy feliz.

-¿Sí?, ¿y cuándo va a llegar?

-En cuatro meses. No tienes que esforzarte, va a llegar sola. Puede ser hoy mismo, dentro de dos semanas, pero en cuatro meses va a estar. ¿Qué más quieres saber?

-Quiero saber si tengo a alguien que me cuida espiritualmente.

-No, no tienes a nadie. De la misma manera que existe la magia blanca, existe la negra y tú estás en un punto intermedio, te puede afectar una u otra. Tienes que tener cuidado. ¿Qué otra cosa quieres saber?

-Pues no sé… pues nada en particular, que salga algo al azar.

Y me salió la carta de la fortuna.

-Qué interesante. Estás de suerte. Te vas a pegar en algún juego como el de la lotería. Pero no en tu país, sino aquí.

Previamente le había indicado que era de otro país, no fue que lo adivinó.

-¿En serio?

-Tienes que jugar. No es una cantidad grande pero te vas a pegar.

-Pero es que yo no juego nada.

-La suerte no es con los juegos de cartas o de ese tipo. Son con la lotería. Sí quieres podemos preguntar los número.

-¿Y a quién le vamos a preguntar?

-Pues algún ser querido tuyo, un papá, una mamá, alguien que del más allá que te quiera mucho. Son treinta por cada una de las tres velas que prendamos. Y te da los números exactos.

-No, no me interesa. Si estoy de suerte, los números se darán solitos.

-Tienes que estar pendiente.

Y así terminó mi consulta. De pronto me dio por mirar en la calle a ver si conseguía algún billete de la lotería… por si acaso…


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