12/13/2008

El arte y la muerte o el deshaucio de los artistas

Por: Raúl Guadalupe de Jesús

En El actor y la vedette, teatralización de Anamín Santiago de la obra del dramaturgo argentino Juan Carlos Gené, El sueño y la vigilia, lo onírico y el estado de vigilia constituyen dos perspectivas de la realidad. En ese sentido, lo onírico se corresponde con las virtudes cualitativas del arte y la vigilia con la realidad del arte en una sociedad dominada por las relaciones mercantiles.
El actor y la vedette recluidos en un asilo de ancianos se enfrentan a dos problemas fundamentales: la vejez con su horizonte que es la muerte y el trato cruel que la sociedad le brinda a los actores y demás trabajadores del espectáculo. Luego de sus años de gloria, de haber brindado sus mejores momentos al público y a la industria del espectáculo, son desechados como cosa inservible.
Los personajes (Él y Ella) se enfrentan al doble problema humano de la vejez-muerte y la marginación social. La pulsión de muerte que según Freud nos lleva al desiderátum de lo inórganico y que se debate en el estado de vigilia (lo real) polemiza con la gloria y la belleza de la representación dramática (lo onírico) que les da sentido a sus vidas. Recluidos en un asilo de ancianos la vedette y el actor tejen una relación dialógica de resistencia ante la muerte y el deshaucio como artistas. Es la vedette, a quien las definiciones del arte burgués ha marcado como el no arte, la que inyecta el deseo por la vida en el viejo actor y lo impulsa a la representación de King Lear. La vedette se ingenia toda una historia personal de su inmortalidad, exponiendo como prueba sus cicatrices, como forma de resistencia al tratamiento y soledad a que es sometida en el asilo y ante la inevitabilidad de la muerte.
La obra de Gené rompe con la visión prejuiciada que el arte burgués ha sostenido de artistas como la vedette y critica la marginación a la que la industria del espactáculo ha sometido a los actores ancianos. La juventud parece ser la etapa más preciada para los empresarios del espectáculo, para quienes la vejez significa el olvido, el desamparo social y la muerte.
El sueño y la vigilia es la exposición trágica e íntima de dos artistas deshauciados por la sociedad. En ese sentido, ésta obra es la continuidad de una obra anterior del autor, titulada Ulf (1988).
En Ulf una pareja de dos pobres actores se enfrentaban a la violencia social por medio de la ilusión exagerada. En El sueño y la vigilia dos artistas se enfrentan con el arte, como arma, a la degradación social de la moderna sociedad capitalista.


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