01/23/2008

Madonna, la reina madre.

Por Pedro Rodiz

Esto uno de los cinco monólogos que componen la obra El chicle de Britney Spear y es uno de mis favoritos. Aquí lo comparto con ustedes.

"Nunca desprecies la comedia ni la mires como la prima pobre del drama"
Alan Ayckbourn


Elizam va detrás de un biombo y se quita el traje. Se pone un corpiño de tela satín champaña con brassier cónico y medias de mallas. Un pantalón tipo palazo y una peluca con repelado, moño postizo largo y rubio. Se escucha la canción “Like a Virgin”. Las bailarinas salen con otro vestido y comienza el bailoteo de la coreografía. Entra Elizam vestido como Madonna y realiza una imitación casi perfecta. De no saberse que es él casi se podría decirse que era ella en persona. Luego de concluida la imitación, las bailarinas lo cubren con una bata tipo toalla de baño. Él se dirige a sus invitados:

Elí:

Estoy sumido en una paradoja o en dos, para ser más exacto. La primera es Madonna, no la virgen, la madre de Dios. De esa no voy a hablar, ¡Dios me libre! Voy a mencionar a la otra, a la cantante, la reina del pop, quien puede ser o no ser virgen. No podemos utilizar a su hija para invalidar su virginidad porque María, la virgen madre de Dios, también tuvo un hijo y siguió siendo virgen, o eso nos han dicho, predicado e inculcado en nuestra formación cristiana. Por tanto, si de ser virgen se trata, el tener hijos no sirve como evidencia para dejar de serlo.
A la Madonna, la cantante, la conocemos por “Like a Virgin”. No sabemos ni su verdadero nombre ni nos importa. Ella es un producto de la cultura norteamericana, así como La Madonna, la otra, la madre de Dios, es un producto de la Iglesia Católica. Pero ¿qué estoy diciendo? Estoy pecando contra la Iglesia. Bueno, ya no soy católico, o sea que ya no estoy pecando. Ya puedo hacer BBQ los Viernes Santos sin sentirme culpable.
El sentido de culpa es para los católicos; que ellos sigan sus reglas, así es como Dios lo ordena. ¿O es la Iglesia? “Lo que aten aquí en la tierra será atado allá en el cielo”. Frase muy conveniente para justificar lo injustificable. Ya me siento como Brad Pitt y su paternidad interracional: ¡confundido! ¿Es Dios o es la Iglesia la que determina el pecado? Yo lo voy a descubrir como lo hizo el hermano de James Brown, Dan Brown en el código Madonavinchi.
Volvamos a la Madonna, la cantante. Ella le dedicó un disco al Papa. Pero al Papa bueno, al Papa Juan Pablo II, que yo lo quiero como a un abuelito, no a ese otro, el Papa Armani. Pues le decía que Juanpi no la patrocinaba pero si era ferviente admirador de la otra, de la que no canta. Pero yo estoy seguro, aquí en mi corazoncito que la intimidad de sus aposentos en el Vaticano el cantaba La Isla Bonita, para acordarse de cuando vino a la Isla, allá en el parking de Plaza las Américas, cuando existía Velazco.
La Virgen madre, vivió en el medio oriente cuando el Imperio Romano lo gobernaba. La Madonna de ahora no vive allí pero el Imperio Romano de nuestros tiempos, el de los Estados Unidos, quiere adueñarse de aquellas tierras milenarias.
Las “Madonnas” son iconos en sí mismas. Es más, las Iglesias están revestidas de las imágenes de María igual como MTV y en VH1, que son los templos de la nueva iconografía contemporánea, donde los espectadores-feligreses-consumidores veneran con una devoción casi religiosa, presentan imágenes de Madonna a toda hora. Bueno de ella ya no tanto porque, a través de un beso -no como el de Judas en la mejilla a Jesús, el hijo de la virgen, sino de lengua- invistió a Britney Spears como la heredera y nueva pontífice de la iconografía mundial. Y Britney vendría siendo como la tercera Madonna ya que también se declaró virgen hasta que un novio despechado la desmintió, o mejor dicho, la desvirgó. Pero volvamos a las Madonnas “Seniors”, que son el consuelo en este valle de lágrimas. Cada una representa una ideología.
Así que esta mujer, que cuando vino a Puerto Rico, -yo me amanecí en el Estadio Juan Ramón Loubriel de Bayamón en un “sleeping bags” para conseguir el primer boleto que me costó cien pesos cuando aquí los boletos más caros eran a $30 y yo tengo guardado ese boleto aquí en mi pecho, en mi escapulario junto a la virgen- [Lo enseña] Pues ella se pasó la bandera, literalmente, esa bandera [señala la que tiene colgada en la pared] por donde se legitima o no la virginidad, de la noche a la mañana es aclamada por quienes antes la censuraron y quienes tanto la aclamaron ahora la censuran. Y la Madonna, para cuantos querían retratarla posó, y la otra, la virgen, se fue para el pozo.
Y esto pasó con las dos Madonnas, porque las dos son rebeldes. Ahora hay una causa. Lo que no sabemos es que si esa causa es una excusa para vender más discos. Porque mira que esa vende. Esa vende muñecas, discos, películas, camisetas, viseras, pines, puso de moda las cruces y libros infantiles. Y la otra, la que canta, también. Y mira que la virgen tiene una varia iconografía. Le han cambiado el nombre o el “look” para hacerla accesible a todas las culturas. Que si los Brangelina fueran católicos tendrían una diferente por cabeza. Ella es la Virgen de Fátima, la de Guadalupe, la Providencia, la del Pozo, y ahora vende la nueva, la virgen de Coromoto, en fin, si sigo no acabo. Es como la colección de Barbies. Y el San José es como el Ken, que ninguno de los dos se vende mucho. Y que los dos les gusta trabajar con tablas: José era carpintero y a Ken es surfer.
¿Alguien tiene alguna idea de cuánto dinero se ha sacado en las ventas de las figuras e imágenes de la Virgen? Nadie lo sabe. Las figuritas que vende de todos los colores, de todos los tamaños y formas, de papel, de madera, de cerámica y de plástico, hechos en China o en Taiwán países no católicos pero que sí disfrutan de la música pirateada o comprada de Madonna. Ella arriesgó su reputación y su vida por traer al mundo al hijo de Dios al ser preñada por el Espíritu Santo.
Esto de salir embarazada por el Espíritu Santo parece a mitología griega. Suena a cuando Zeus se disfrazaba de lluvia o de toro para seducir a una ninfa. Pero fuera de esa imagen misteriosa de Inmaculada iniciada por la Iglesia Católica, está la joven valiente que retó a la autoridad de su tiempo para proteger a su cría. Igualito que la Madona que canta que no deja que su hija vea televisión ni lea revistas ni se ponga minifaldas.
A las dos las envuelve un manto de misterio y encanto aunque sean diametralmente opuestas.


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