10/19/2007

Sobre Frida

Por Pedro Rodiz

Volví al Teatro Falla -me encanta ese teatro, me hace sentir que me conecto con artistas del pasado- a ver la obra de México: La medina de pasada por Fridonia o cada quien su Frida. Es un trabajo interesante. De lo que trata no voy a hablar, se sobre entiende que es sobre Frida Kahlo. De lo que sí les quiero comentar es sobre algunas de los recursos que utilizaron para la puesta en escena. En escenario había unas velas prendidas y unas plataformas. Entró el personaje de la muerte en zancos y con muletas. Luego suelta las muletas y agarra un bastón largo para poder trasladarse sin tropiezos. Ella empezó a traer incienso, lo que impregnó la sala de un olor muy rico, y de vez le ayudó a crear un ambiente místico. Como si realizara un hechizo, con un movimiento de mano que indicaba el momento justo que debían bajar los puentes de luces. Fue un buen recurso. Entran los persojes, hacen una composición y ante la señal de la muerte suben todos los puentes de luces a la vez. Bien chévere que quedó. Luego cambió el escenografía para traer una mesa con las patas en forma de piernas y sobre la misma un marco que todo el que sentara detrás de ella quedaba como una pintura.
Esta pieza integró música en vivo. Hay un momento en que Frida está en la camilla y llega una actriz, con un vestuario que a penas se le podía distinguir la cara, y empezó a tocar un violonchelo. Fue un momento muy sublime. El instrumento se conviertió en un personaje. En todo momento cantan, mientras la muerte, -el personaje que aparece en zancos, pero sin los zancos-, está todo el tiempo merodeando a Frida, pero Frida es obstinada y no quiere irse con ella.
Tenían un telón pintado, que era basado en uno de sus cuadros que medía como 70 pies de altura. Pero no se veía completo, sólo de la mitad para abajo.
Todos los personajes eran mujeres, excepto algunos músicos que eran varones. La música en vivo le da un toque mágico a las obras, pero en este caso, como ya mencioné, la música y las canciones eran otro personaje más.
En un momento dado, Frida comienza a pintarse el cuerpo, tipo ¨body painting¨. Es como si pintara un cuadro sobre ella misma.
Las actrices estaban bien entusiasmadas. Había mucha energía y muchas ganas de hacer la función. Y como público, siempre voy a agradecer esa entrega. Es algo que contagia.
Como imagen final usaron un columpio para elevar a Frida como si fuera la Virgen. Una imagen poderosísima y muy linda por cierto.


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