10/02/2007

Dar vueltas en círculos

Por Pedro Rodiz

Hay una frase en la obra Persecución y asesinato de Jean-Paul Marat de Peter Weiss que me encanta: “Y yo me río de las naciones que dan vueltas en círculos”. Así me siento, dando vueltas en círculos, al momento de buscar una obra para someterla en la convocatoria para el Festival de Teatro Internacional que auspicia el ICP del 2008. Quiero someter algo para ver qué pasa.
Esto de “para ver qué pasa” se ha vuelto una expresión tanto profética como cínica. Y es que con ellos todo es posible o imposible, depende desde dónde se mire.
La convocatoria, que cierra el viernes, también tiene la opción de solicitar ayuda económica con una propuesta independiente, es decir, con una obra que no esté dentro del Festival Internacional.
He releído varias obras. Disfruté nuevamente de leer Cuarteto de Eduardo Rovner- ¡qué buena obra!- y de paso leí ¿Una foto?... buenísima. Me encantan los dramaturgos argentinos, tienen una melodía en el decir que me parece fascinante. Aunque escriban comedias, siempre dejan una estela de melancolía en sus trabajos. Sus tramas son muy humanas. Algo que he notado con sus obras es que escriben para actores adultos y ancianos. Es como si los dramaturgos, según van envejeciendo, llevan sus obras al mismo ritmo de sus vivencias. ¿Interesante, no? Soy fanático de Mauricio Kartún y de Roberto Cossa, aunque admito que no recurrí a nada del primero pero sí del segundo. Bueno, el asunto es que no me decidí por ninguno, esa vaina de tratar de conseguir a los autores para solicitar los derechos de autor para la representación me hincha los webos.
Así que pensé en hacer algo experimental, me zambullí en la lectura de Ubu Rey de Alfred Jarry porque desde hace tiempo vengo “morboseando” un concepto con pocos actores y enmarcado dentro de un juego de mesa, “Stratego”, hacer algo bien dinámico y diferente por aquello de volver a las raíces de mis gustos particulares en la dirección. Pero igualmente lo descarté. Hay que construir mucho y no sé si tenga el tiempo o el deseo.
Luego me fui más lejos en el tiempo y releí varias obras de Plauto, pero mientras las leía, no me surgió ningún concepto que valiera la pena. Así que descartado Los menecmos, La olla y el Anfitrión.
Entonces me dije: “pues no solicites al Festival Internacional, hazte una propuesta como proyecto independiente. Qué haces pensando en obras extranjeras si aquí hay muchas y buenas”. Volví a leer Gení y el Zepelín de José Luis Ramos Escobar -¡qué mucho me gusta esa obra! Yo quedé enamorado de ese proyecto desde el tiempo que tomaba el curso de dramaturgia y él nos comentaba de los progresos de ese texto. Pero decidí que no es el momento para montarla, primero porque no he hablado con él y segundo tiene muchos personajes. Y el ICP no da mucho dinero para los proyectos independientes. También me leí una obra que me facilitó Samuel Molina de su autoría, La visita del extraño, y es un trabajo bien interesante. Pero tampoco es el momento de hacer ese proyecto, ya se dará.
Así que de tanto darle vueltas al asunto, y luego de reflexionar sobre lo que escribí en el artículo “Lánzate al remolino”, pensé que sería un buen momento para desempolvar la obra Golga. Al fin y al cabo trata sobre un remolino, con una trama que da vueltas en círculos. Y eso haré. La someteré a ver qué pasa. Espero se pueda dar. De todas las obras que he escrito, es la que más me gusta. Pero por razones diversas nunca se ha podido estrenar. Si no me dan chavos, pues, seguirá dando vueltas por ahí, por toda la casa.


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