07/31/2007

Tito Kayak y el paraíso para los dramaturgos

Por Pedro Rodiz

De Puerto Rico no me mudo. ¿Para qué? Si aquí es el paraíso de cualquier dramaturgo que busque material para inspirarse. Los maestros de las escuelas públicas están a punto de irse a la huelga porque los quieren obligar a que ponchen su entrada y salida del plantel con sus huellas dactilares. El País está algarete y los políticos y funcionarios públicos se pasean para arriba y para abajo como si fueran la puerca de Juan Bobo. Y lo más espectacular: Tito Kayak ha vuelto hacer de las suyas, se trepó en una grúa en el proyecto Paseo Caribe. ¡Genial!
Soy fan de Tito – esta es una isla llena de Titos- desde que se trepó en la Estatua de la Libertad a poner una bandera. Y es que este personaje tiene todos los ingredientes para ser un súper héroe nacional. Es osado, pueblerino, usa una bandera como capa, está casi siempre encapuchado, se trepa en las torres más altas y defiende las causas nobles. ¿Qué más se le puede pedir?
Ahora está reclamando que el Paseo Caribe se construyó ilegalmente y estará encaramado en la grúa por tiempo indefinido. El Superintendente de la policía dijo que no trepará a ningún oficial ya que se pueden caer. Claro que se pueden caer, nadie tiene las habilidades de Tito Kayak. Pero el que Tito se trepe en una grúa ya no es noticia, el notición es que el Movimiento Nacional Hostosiano ha declarado que harán un juicio público, este domingo, es decir, un Tribunal de Pueblo compuesto por un jurado de cinco personas que recibirán documentos y testimonios y presentarán una Declaración Nacional en Rechazo al proyecto Paseo Caribe. ¡Marx está vivo! ¡Llegaron las tácticas de Mao Tse-tung de la China comunista!
Díganme si todo esto no es material invaluable para escribir. Esto es una revolución y somos espectadores de la historia en el mismo instante en que ocurre. Otros leerán – y nos envidiarán – por este momento trascendental.
¿Qué será lo próximo? ¿Pedirán que demuelan el edificio? ¿Lo lograrán?
Quiero decirles a todos que reclamo al personaje de Tito Kayak. Que a nadie más se le ocurra escribir sobre él. Ya hice unos primeros esbozos cuando ideé la obra Los Huelguistas. Le puse el nombre de Wisín Araña. Pero el original es superior. Me sigue sorprendiendo, y a cada rato se reinventa. Porque esto del juicio es ingenioso. Cada vez que esté en contra de alguna construcción la paralizará. ¿Se podrá construir o viviremos bajo las palmas? ¿Qué alternativas tenemos?
En esta nueva trama hay personajes secundarios que muy bien podrían ser los principales, como por ejemplo, el albañil que tiene que regresar a su casa porque se paralizó el trabajo. ¿Cómo va a pagar las deudas, o peor aún, como llevará el sustento a su familia mientras Tito esté encaramado?
Y que me dicen del empresario, que grita a todo pulmón que tiene todos los permisos al día. Y también reclama que por qué no paralizaron al principio de la construcción y lo tienen que hacer ahora.
Todos los ingredientes están ahí. Estaré sentado en primera fila, y con los dedos en el teclado, para ver el desenlace de esta novela, digo, de esta trama. Que desde ahora les digo que no sé si podré superar la realidad.


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