04/08/2007

Un polvo por la paz

Por Pedro Rodiz

A las 7:53 p.m., del 7 de abril, apagué la luz y cerré la boca. Ese era el acuerdo según varios mensajes electrónicos que me llegaron motivados por una idea que surgió en Venezuela. Por siete minutos no se utilizaría la electricidad. La idea era que se creara conciencia del mal uso que le damos a la energía proveniente del petróleo. Salí afuera para ver si otros seguían las instrucciones. Sólo una casa apagó todo. Fue un momento sublime, lo confieso. Pensar que hay otras personas en el País, que se insertan en la necesidad imperante de salvar el Planeta, -aunque esto suene clichoso-, fue casi como un rezo por trascender como seres humanos.
Tiempo atrás, hubo otra invitación para que un día en el verano, creo, no le echara gasolina al vehículo. También pasó como desapercibido.
¿Por qué la prensa escrita no recoge en sus páginas estas iniciativas? ¿Por qué la prensa televisada no se solidariza con este tipo de gestión? Estoy seguro que les llegó la sugerencia. Descubren secretos bien guardados, ¿cómo no van a enterarse de ideas como éstas?
Pero la iniciativa que más me ha gustado es una que hizo circular una gente que se hace llamar el Global Orgasm. El 22 de diciembre de 2006 se debía echar un polvo por la paz mundial. ¿Díganme si esta idea no es genial? Se trataba de enviar un poco de energía positiva a lo negativo y destructivo de los conflictos bélicos.
Esto lo supe casi por casualidad, gracias a otro blog, de Yolanda Arroyo, que visito con regularidad. Si no fuera por ella, jamás me hubiese enterado ni disfrutado de ese día.
Se acuerdan de la obra Lisistrata, de Aritófanes, -¡bendito sea el teatro que se adelanta siempre a su tiempo-, en la que un grupo de mujeres, cansadas ya de que sus maridos las desatendieran por estar pendientes a hacer la guerra, decidieron ponerse en huelga de la pinga. Les metieron tanta presión a los hombres, que efectivamente, por la bellaquera que tenían, lograron que se concertara un acuerdo de paz. ¿Díganme si esta obra no se parece a lo del polvo?
Propongo que se saque un día al mes para echar un polvo por la paz. ¡Qué se yo!, el primer domingo de cada mes, por ejemplo. Atacar la violencia con el amor, aunque suene bíblico. Es como lo que se hicieron los “hippies” con su “Peace and Love” en la revolución sexual de los 70, tiempos que me perdí porque estaba naciendo.
Así que cada vez que escuchen sobre la guerra de Irak, acuérdense que pueden contribuir positivamente para que se acabe esa estupidez en la que mueren personas de ambos lados, por lo menos, una vez al mes echando un polvito al aire... o en donde sea.


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