02/08/2007

XXX
Por Pedro Rodiz

Está próximo a iniciar el XXX Festival de Teatro del Ateneo, que no es lo mismo que el Festival de Teatro (Triple) XXX. Del mismo me llama la atención tres cosas: que se le dedica el mismo al Teatro Nuyorican, la inclusión de dos obras de Carlos Vega y la muestra de Teatro Escolar.
Lo del teatro nuyorican me parece muy acertado. Los que no tenemos la oportunidad de viajar a Nueva York con frecuencia, nos beneficiaremos de este intercambio. Y digo intercambio porque vienen tres producciones: La gringa de Carmen Rivera; Las sillas y el Asalto de Aleyda Morales y los Nenes de mamá de Cándido Tirado; y una lectura dramatizada, Pelaje, de Migdalia Cruz.
Lo que sí me pareció extraño es que si se va a hacer una muestra del teatro de los del otro lado del charco, ¿por qué ni Roberto Ramos Perea ni Edgar Quiles eligieron obras de allá? En cambio Roberto montará una adaptación de Nicolai Mogol, El inspector, y Quiles hará una versión libre de La Orestiada de Esquilo. Creo que era una excelente oportunidad para que seleccionaran alguna obra de algún nuyorican. Digo, porque obras demás habrán, ¿no?
Para el dramaturgo Carlos Vega hay que hacer una distinción aparte. Yo juraba que Roberto Ramos Perea era el que más obras estrenaba en Puerto Rico. Pero qué equivocado estaba. El que más monta obras es Carlos Vega. Lo menos que estrena son cuatro obras al año. ¡Es una máquina de escribir! ¿De dónde le surgen tantas ideas? Y lo que es más asombroso aún, ¿cómo convence a tanta gente para que se las produzcan? ¿Cómo lo hace? ¿Cuál es el truco? Esto suena a envidia, ¿verdad? ¡Es envidia!
La primera obra que va a estrenar, y es en este fin de semana como una adhesión al Festival, es Lucas y Lucía. Me imagino que lo de adhesión es porque no podía presentar dos obras en un mismo festival, eso sólo lo puede hacer Roberto. Y la otra obra es La asesina. Cabe señalar que Carlos Vega escribe, y esto confesado por él mismo, “para poder actuar”. Es decir, que el es un actor que escribe. Y esto me parece, más que correcto, simpático. Cada cual se busca las habichuelas como pueda. Pues, que disfrute el guiso. Un comentario de júbilo es que la obra de Carlos es la primera de la dramaturgia nacional que se estrena este año. Así que para mí, con Lucas y Lucía, se inicia la temporada de teatro puertorriqueño y la del Festival del Ateneo.
Lo que sí me pareció desacertado es la inclusión del teatro escolar. Un Festival que lleva tanto tiempo, y que es el laboratorio para la experimentación y la vanguardia, lo que hace con estos trabajos de escuela, es degradarlo. No porque las obras escolares sean malas o porque sea un problema que el Ateneo las patrocine, es que cada cosa tiene su lugar y su espacio. El teatro escolar tiene su mérito. Pero ése no era el foro. Si el Ateneo Puertorriqueño deseaba premiar estos trabajos, debió separarle unas fechas fuera del Festival. Si ellos usan ese teatro como seis meses nada más, siete como mucho. Fechas demás tienen para que se presenten obras aficionadas. Es más, deberían sacar una temporada para eso mismo, para patrocinar al teatro escolar. Pero mezclarlo con el otro teatro, con el profesional, no me parece propio. El mensaje que envían, no es que las obras escolares están al mismo nivel que las profesionales, si no que las profesionales están al nivel de las escolares. Y estoy convencido de que esa no era la idea. Y cada cosa tiene su tiempo, su espacio y su curso.
El que mucho aprieta poco abarca. Toda la atención debió recaer en el Teatro Nuyorican. En fin, digo esto conciente que no me incumbe las decisiones de los organizadores del Festival. Ellos hacen con el mismo lo que les salga de forro. Es de ellos.
Pegaron dos de tres, es un buen por ciento.


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