02/18/2007

Lo inédito se publicó
Por Pedro Rodiz

La semana pasada recibí una llamada de José Luis Figueroa, de Teatro Uno, para invitarme a la presentación de las obras dramáticas inéditas de Manuel Zeno Gandía que dirigió el maestro Dean Zayas en la Sala Experimental Carlos Marichal del Centro de Bellas Artes.
La edición impresa contiene tres obras: El demonio son los celos o Un matrimonio a oscuras, Entre diez y doce y Federico Trenk. La puesta en escena consistía de las primeras dos interpretada por estudiantes del Teatro Rodante Universitario.
Ante la inesperada y agradable invitación, decidí devolverle el favor y pasé por la librería a comprar el libro. Y cuando hablo de librería me refiero a la Librería Isla. Sus dueños los son el propio José Luis junto Marvia López. La misma está ubicada en el casco de Río Piedras, en un segundo piso, arriba de una perfumería que ha sobrevivido a todos los embates de este pueblo.
Mi sorpresa fue mayor cuando llegué al lugar. La tienda la atendía el dramaturgo Abniel Marat. Me alegró mucho verlo. Hace tiempo que estaba fuera de las tablas debido a un asunto familiar. Me contó que está a punto de salir una edición que recoge varias de sus obras. ¡Enhorabuena!
La librería todavía huele a barniz. El sitio está recién estrenado. Abniel, tan ingenioso como tan franco, me explicó la división, en que por anaqueles, se colocaron los libros y los múltiples usos que se le pueden dar al local, como por ejemplo, como lugar de ensayos.
Lo interesante de esta librería es que tanto Marvia como José Luis, a la par, fundaron la Editorial Tiempo Nuevo. La misma es para publicar libros de teatro. Por tanto, publican, venden y montan obras. Ellos son muy laboriosos. Así que les auguro mucho éxito.
Una de mis pasiones son los libros. Invierto, de mi presupuesto familiar, una cantidad considerable al año para la compra de libros de todo tipo. Mi amor por la literatura, que no es lo suficientemente grande como para ser bibliotecario, pero si lo necesario como para trabajar en una Editorial. Ese ha sido uno de mis sueños. Se me adelantaron.
Al fin aparece una alternativa comercial para la publicación de nuestras obras de teatro. Y me consta que los dueños de la Editorial Tiempo Nuevo están sumamente comprometidos con la dramaturgia nacional. Imagínense, que hasta publicaron dos obras de Walter Rodríguez. Muy poca gente sabía que él escribió una obra que se titula La descomposición de César Sánchez y que tuve la oportunidad de verla representada en la universidad cuando era estudiante. Claro, no fue la versión original, no soy tan viejo. Fue una que montó mi querido amigo Manolo Castro.
Demás está decir que fui a ver las obras de Manuel Zeno Gandía. Me moría de curiosidad. Fue un montaje a tres lados. Impecablemente dirigida. Un trabajo limpio. Los jóvenes actores universitarios estuvieron muy bien.
La experiencia fue buena. Todo trabajo arqueológico es una buena oportunidad para disfrutar de lo que se escribía en ese momento histórico.
Según explicó el maestro y director Dean Zayas en el programa sobre las obras, y cito: “El teatro que hoy presentamos de Zeno Gandía no es una obra costumbrista, pero sí de ‘costumbres’ (en inglés ‘comedy of manners) y también lo que los españoles en el periodo neorromántico (1874-1881) denominan ‘alta comedia’. Atrás queda el melodrama y nos vamos acercando a un momento, que a pesar del uso común del verso, apunta hacia el realismo.”
Mi impresión de las obras, distanciándome del placer que me produce ver estos proyectos, es que a Zeno Gandía como dramaturgo lo prefiero como novelista. Aclaro que este comentario no le resta valor al trabajo, se trata exclusivamente de una apreciación.
Cabe destacar que La charca compite de tú a tú con las mejores novelas naturalistas del mundo. Y que conste, que este último comentario no es una opinión.


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