02/14/2007

¿La guerra de los “blogs”?
Por Pedro Rodiz

Da la impresión que Roberto Ramos Perea y este servidor nos hemos enfrascado en una guerra sin cuartel por el control de los puntos de “blogs”. Nada más lejos de la verdad. En lo personal, Roberto y yo nos llevamos muy bien. Mantenemos una relación cordial y de respeto mutuo. Mientras él me siga nombrando Pedrito y yo a él Roberto, no hay problemas. Cuando comencemos a llamarnos de otra forma, esto se jodió.
Roberto se ha convertido en un colaborador de esta bitácora. Esto surgió de manera espontánea. Y me parece que él coincidirá conmigo que el teatro puertorriqueño en general pasa por una especie de marasmo, de un pesimismo colectivo del que se nos está haciendo difícil salir. Nunca antes fue tan profético el relato de que si pones a una langosta en una olla de agua hirviendo tratará de escapar, pero que si le vas calentando el agua poco a poco termina cocinada sin luchar. Estamos sumergidos en una olla, cocinándonos a fuego lento.
No podemos perder las esperanzas. Las crisis son cíclicas. No permitamos que el pesimismo nos paralice. Podrán cerrarnos los teatros, podrán quitarnos el financiamiento, el público podrá escasear, pero nadie nos quitará las ganas de hacer y de decir lo que tengamos que decir y hacer. En el artículo anterior, Más, presenté una situación histórica para explicar la intervención de un director en una obra, con los escasos detalles que tenía a la mano, -y así mismo lo hice saber, que podrían ser cuentos de caminos-. En los comentarios, Roberto aclaró y amplió la información sobre la intervención de Leopoldo Santiago Lavandero sobre la obra de Manuel Méndez Ballester. Era necesario que se supiera esa información, porque contiene una proyección histórica.
Me hizo pensar en cuánta información existe de la tradición oral, y de primera mano, que no está documentada ni en los libros de Angelina Morfi, ni en los de Emilio Pasarell, ni en los de Antonia Sáez, ni en la tesis doctoral de Myrna Casas. Parten de las conversaciones espontáneas que Roberto ha sostenido con nuestros grandes dramaturgos a través de los años. ¿Quién ha documentado eso? Eso es parte de nuestra historia del teatro y se está perdiendo. Al leer los comentarios, con un interés voraz, inmediatamente comprendí que esos relatos no se pueden perder. Todos tenemos derecho a conocerlos. ¿Y quién mejor que él que además es el custodio del Archivo Nacional de Teatro y Cine?
Así que le hago una exhortación al distinguido compañero Roberto Ramos Perea a que nos cuente, por ejemplo, sobre las conversaciones sostenidas con Manuel Méndez Ballester, que podría incluir su concepto de dirección de la obra Tiempo Muerto. También podría comentar en su blog sobre la obra La muerte no entrará en palacio de René Marqués, del por qué aún no se ha estrenado en Puerto Rico, de su reunión secreta con Luis Muñoz Marín y del nacimiento de la obra Los soles truncos. Es fascinante ese cuento. Podría incluir parte de las reflexiones que compartió con Francisco Arriví. De las legendarias “discusiones” que tuvo René Marqués con Victoria Espinosa por los conceptos de montajes. Es más, podría hablarnos de cómo concibió la adaptación para teatro del Inspector. Sería interesantísimo conocer sobre la experiencia del montaje de la obra Avatar en Oriente. De sus conversaciones con los grandes dramaturgos latinoamericanos, que son sus buenos amigos, en fin, son tantos los relatos, que no están documentados que podría presentar. Todo esto es una información extra periodística. Ni la prensa ni los historiadores se han interesado en investigar, pero que todos tenemos ansias de conocer.
Esto no se trata de que si el “blog” de Roberto es mejor que el mío, o que si el mío es mejor que el de Roberto. Esto no es la guerra de los “blogs” para ver quién tiene el sable de luz más potente. Esto de lo que se trata es que ahora la gente tiene dos opciones para leer sobre el teatro puertorriqueño, dos nuevas herramientas.
Quisiera enterarme de la historias de los nuestros. Eso sí es importante. Además es una manera ingeniosa, creativa e interesante de promocionar las obras. Ya me hartan los esqueléticos comunicados que me llegan a mi correo electrónico.
Los “blogs” son las revistas del futuro, hoy. Lo que allí se escriba, lo leerán en cualquier parte del planeta y perdurará hasta que haga implosión el ciberespacio.
Creo que es hora de llevar estos “blogs” a otro nivel.


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