11/14/2006

La Resistencia
De Pedro Rodiz

Me gusta estar cerca de personas que, contra todo pronóstico, siguen dando la batalla por el teatro. Se lanzan sin pensarlo, se amoldan a cualquier circunstancia, conocen los riesgos y los asumen con valentía, se resisten a rendirse. Una de esas personas de Deborah Hunt. Trata de mantener un espacio, el Teatro Yerbabruja, a toda costa. Es incansable, talentosa, con un bagaje cultural y artístico amplio, es generosa, luchadora, extremamente creativa y con una visión de mundo, que en la mayoría de las ocasiones, va más allá de nuestra comprensión. Ella se involucra en toda las facetas de proceso creativo. Da talleres para compartir un conocimiento que es vasto, de vanguardia, de envergadura. Conocimiento que ha adquirido por sus innumerables viajes por el mundo, desde que partió de su país natal: Nueva Zelanda.
Su acercamiento al teatro es desde el ritual. Da la impresión que la energía la recoge de la misma madre naturaleza. Se especialidad son las máscaras, las sombras chinescas, los títeres de guantes, en fin, toda esa tradición ancestral de la que, si no fuera por los vejigantes, nosotros hubiésemos olvidado.
El Teatro Yerbabruja está instalado en el cuarto piso de un edificio antiguo. Se llega a él por medio de un estrechísimo ascensor o por las escaleras. Una vez dentro descubres el espacio íntimo. Cuenta con unas gradas, que fueron la herencia del Teatro Julia de Burgos de la Universidad de Puerto Rico. Allí se va a presentar la obra Complejo de Edipo, desde miércoles hasta el sábado, y que está inspirada en la obra griega Edipo Rey de Sófocles. Es interesante porque la obra marca o cierra un ciclo de mi vida. Y tener que hacerlo en un lugar donde lo más importante son los ciclos de la existencia, es inspirador. Hoy ensayé en el espacio y sentí que había actuado en él toda la vida. Me encanta ese teatro.
Poco a poco, la incomprensión gubernamental ante estos espacios alternativos, va erosionando la voluntad, de estos seres que son casi mitológicos por las hazañas que realizan. Yerbabruja es el teatro de los teatristas universitarios que tratan de abrirse paso por el difícil arte de la representación. Y ese espacio habrá que protegerlo.
Cuando me paro al lado de Deborah Hunt, me siento pequeño, que sé muy poco, que debería viajar y ver mundo, que es necesario ampliar mis conocimientos en el teatro, que aún hay mucho por descubrir. Pero a la vez me llena de una energía tan esperanzadora que me inspira a crear nuevos proyectos y que cada vez sean más osados.


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