11/14/2007

Entre huidas y botellazos

Por Pedro Rodiz

Entre algunos de los espectáculos que vi en Cádiz, y que no había comentado, estaba el de la compañía Teatro Do Mar de Portugal. La presentación llevaba por título Daimoniom y se presentó al aire libre. Ellos montaron una plataforma con todo un aparato metálico, una especie de vigas que se unían en lo alto, creando un hueco circular por donde bajaba una soga y un actor con el rostro pintado –que para todos los efectos es lo mismo que una máscara- realizaba danza aérea. No había palabras, sólo imágenes, y de muy buena calidad por cierto.
Pues ayer me acordé de este espectáculo cuando prendo el televisor y veo a nada más y nada menos que las imágenes del espectacular Tito Kayac cuando bajaba de la grúa, utilizando la técnica del “rapelling” –que no es otra cosa que danza aérea clásica- enmascarado, ¿para qué usa una máscara si todos saben quién es él?- burlando al cuerpo policiaco que se dio cita para atraparlo tan pronto tocara tierra. Y como lo que pisó fue agua, pues se escabulló -tipo David Copperfield- por debajo del puente Los hermanos, justamente en su vehículo favorito: el kayac. Fue más espectacular que lo que realizaron los portugueses. Quisiera destacar la encomiable actuación de esos guardias. Parecían al elenco de policías de la serie de televisión “Los Dukes de Hazzard”, ¿se acuerdan?, aquellos que siempre tropezaban entre sí y los rebeldes siempre escapaban. Igualito.
Pero de lo que nadie habla es de la verdadera razón por la cual Tito hizo su “performance”. Y es que Tito Kayac estaba audicionando para pertenecer al elenco del Cirque du Soleil. Quiere ser el primer puertorriqueño en ser parte de tan respetado grupo. Yo no sé que esperan para hacerle la invitación. Tiene un resumé impresionante. Enfrentó a barcos de guerra de la marina montado en su pony acuático, se trepó a poner una bandera en la Estatua de la Libertad, bajó otra bandera de la sede de las Naciones Unidas, estaba encaramado en el muro que divide a Israel de Palestina y ahora la huida más fascinante que haya realizado enmascarado alguno en Puerto Rico, opacando las legendarias escapatorias de Toño Bicicleta.
Pero cuando creí que ya nada podría sorprenderme, resulta ser que nuestro más aclamado comediante Luis Raúl, recibe un botellazo a las tres de la mañana, por haber hecho una broma de mal gusto a un amigo en su apartamento. ¿Cómo es que el hombre que se echa multitudes en los bolsillos cada vez que hace un “stand up comedy” es capaz de hacer una broma de mal gusto? Esto tiene que ser una broma. O pensándolo mejor, es el mejor truco publicitario que he visto. Ese espectáculo que hace con Raymond Arrieta estoy casi seguro que va a estar empaquetado de gente –esos boletos se venderán como pasteles en navidad-. Los productores de teatro debemos aprender del maestro. Ya me imagino el “opening”: Luis Raúl baja por una soga, enmascarado y Raymond lo espera con una botella en la mano. La gente se para y aplaude de pie sin que hayan dicho una sola palabra.
Díganme si estas dos hazañas no fueron ingeniosas. ¿Alguien se acordó de que el Gobernador del Estado Libre Asociado de Puerto Rico estaba presentando “medidas” para “incentivar” la economía? ¿Tenemos economía? ¿Tenemos gobernador todavía? Debo adelantarles que el arresto del gobe será otro “performance” de los buenos, y lo veremos por televisión nacional. Nunca antes en la historia nuestra televisión fue tan fabulosa y entretenida.
¿Quién dijo que en este País hay tiempo para el aburrimiento? Aquí esto un paraíso para la dramaturgia, para la magia, para el circo, para la publicidad y para el truco.


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