06/13/2007

Es mala

Por Pedro Rodiz


No me gusta la obra Los soles truncos de René Marqués. Es muy mala. Yo no sé qué le ven, pero me parece una obra que está pasé. Si leerla es intragable, verla es una experiencia tortuosa. Menos mal que es breve. Muchos la consideran una obra clásica del teatro puertorriqueño. ¿Por qué es una obra clásica? ¿Por qué la escribió René Marqués? No todo lo que escribió Shakespeare es clásico, él también tiene obras malas.
Para que una obra pase por el cedazo de clásico tiene que trascender a su tiempo. A mí no me parece que esa obra trascienda, me parece que el tiempo le pasó el rolo.
Vi en Caguas el montaje que realizó Gilberto Valenzuela. Y ni siquiera un director de su talento e ingenio, pudo salvarla. Y el problema no es él, es la obra. A menos que se pueda experimentar con ella, no le veo salvación.
Creo, y me corrigen los que han visto todos los montajes de esta obra, que lo que ha ocurrido a través del tiempo es que las actrices que han interpretado a Inés, a Hortensia y a Emilia han sido tan buenas, tan competentes, que lo que la gente evoca son sus actuaciones. Y como las buenas actuaciones siempre son memorables, pues… se tiende a confundir una buena actuación con un buen texto y no necesariamente son compatibles.
Ocurrió algo muy interesante en esta función: estaba lleno de ancianos. Y resultaba extremadamente raro ver un público “senior” versus un elenco de jóvenes interpretando viejas. El único personaje que se podría justificar es el de Hortensia, que fue la que murió joven.
En lo personal no me parece necesario que se utilicen actores o actrices jóvenes para interpretar a personajes de mayores. Esto uno lo acepta en la universidad porque se sobre entiende que todos son jóvenes y que están en un proceso de aprendizaje, pero en el teatro profesional, existen actores mayores. Claro, cada director escoge el elenco que desee. Eso lo respeto. Lo que pasa es que si se elige un elenco de actores que están muy lejos de la edad del personaje, debe estar justificado en la propuesta. Y en esta no lo estaba. Es un problema para el actor o la actriz ya que tienen que hacer una doble interpretación: la de viejo(a) y la del personaje.
Soy de los que creen que los actores, según van envejeciendo, se vuelven mejores. Esto es así porque las experiencias de vida dan las herramientas para interpretar personajes con situaciones diversas y complejas, como en la vida misma.
Eso sí, en el montaje, al final de la obra, cuando se quema la casa, estuvo bien logrado. También me gustó la escenografía. Simbólicamente representaba lo que estas mujeres estaban viviendo.
No quiero que piensen que no me gusta René Marqués, al contrario. Me muero de ganas por montar La muerte no entrará en palacio y Un niño azul para esa sombra. Es y será uno de nuestros mejores dramaturgos. De eso no hay duda. Quizás, cuando se permita experimentar con los textos de él, y vea otro tipo de montaje de esta pieza, cambie de opinión. Pero hasta el momento, no me convence.


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