07/01/2009

Después de que baja la marea
Por Pedro Rodiz

He pensado mucho en la marcha y en la vigilia que se realizaron en reclamo por mejores condiciones de empleo para los trabajadores de la cultura. Es evidente que la marcha puso a pensar al Gobernador. Y puso en relieve que depende o confía demasiado en los “soplapotes” que lo asesoran y que no miró bien el borrador del presupuesto que envió al Capitolio para la consideración y aprobación de la Legislatura. Luego de la marcha, se dio cuenta de la metida de pata, buscó alternativas para subsanar o enmendar, lo que a todas luces, era una injustica hacia nuestro sector.
En todas las partes del mundo donde se realizan reclamos en los convenios colectivos, nunca se obtiene el 100% de lo que se exige. Aquí, la marcha no era una negociación, porque los que asistimos, no somos una unión o un gremio propiamente organizado, simplemente estábamos asociados para un fin o reclamo común. Y miren todo lo que se logró.
En lo personal, -y lo digo aunque me brinquen encima- que lo que hizo el Gobernador, de parear los fondos que había eliminado del presupuesto general a las entidades culturales, fue un acto de buena fe. ¿Qué es insuficiente? Sí. ¿Qué se pudo hacer de otra forma? Sí, también concedo eso. Pero fue un gran avance. No hay duda de eso.
Le manifesté a un colega del teatro que la vigilia se volvía académica ante lo otorgado por el Gobernador. El colega me argumentó que no, que la lucha seguía porque aunque a la WIPR le habían devuelto un millón de dólares, todavía se quedaban corto por cinco millones.
Luego, apareció el señor Ray Cruz, Presidente de la Corporación de Puerto Rico para la Difusión Pública, anunciando que quería traer al canal a Carmen Jovet, a Rubén Sánchez y a Héctor Marcano. Yo me pregunto: ¿para eso se quería que se le devolviera los millones recortados? Estoy seguro que no. Entonces el problema no es de dinero, es de filosofía de trabajo. Si el señor Ray Cruz, que tiene una mentalidad mercantilista, mencionó estos nombres, por lo menos, ya debía haber ciertas conversaciones adelantadas con los implicados. Habría que ver si los periodistas aceptan trabajar para el canal del gobierno. De ellos aceptar, que están en su derecho, entrarían en un claro conflicto de intereses y hasta en un problema ético. ¿Cómo van a fiscalizar al Gobierno si ellos están en la nómina pública? Bueno, para mí perderían todo tipo de credibilidad si aceptaran trabajar en el canal. Y del señor que utiliza el confeti, que les puedo decir, hay gente que le gusta ese tipo de programa y existen otros canales para ese tipo de entretenimiento. Pero el canal del Gobierno no es para las masas, es para llegar a unos sectores, que tradicionalmente son olvidados o descuidados por la televisión comercial, entre otras funciones, claro está.
A mi juicio, lo que se debió hacer fue seguir cabildeando y establecer mejores relaciones de comunicación con la Fortaleza, para que en años venideros, se consiguieran más recursos para las entidades encargadas del bienestar cultural. A Dios rogando y con el mazo dando, como dice el refrán.
Como lo hizo la gente del Conservatorio de Música. Ellos fueron los más beneficiados en la repartición del bizcocho. Y les juro que no lo digo con envidia. Hicieron lo que tenían que hacer: cabildear. Les dieron un fracatán de millones para que terminen su teatro, amén de lo que ya se les había asignado en años anteriores para la mudanza de sus facilidades en uno de los mejores sectores del Área Metropolitana. Mis felicitaciones, son buenos de verdad. Hay que aprender con esa gente.
Son tan eficientes que por poco logran, -digo, esta es la información que salió en la prensa- que se les asignara un fondo especial, algo que se quería hacer con los descuentos a los viejitos en los espectáculos públicos, para que terminara en sus arcas. Genial. Algunas Corporaciones sin fines de lucro protestaron –y con toda la razón- para que el fondo fuese equitativo para todo el mundo. Pero por poco dan otro “cuadrangular con las bases llenas”. No les digo, son buenos de verdad. No sé en qué ha quedado esto. Si alguien sabe, que lo diga.
Así que ahora que bajó la marea, son tiempos de sentarse a pensar en los logros y en los fracasos del movimiento por los derechos de la cultura de forma fría y sin apasionamientos. Se tendrían que establecer planes de acción para implementarlos durante todo el año. No hay necesidad de esperar a que se presente el presupuesto general del año que viene para presionar o exigir al Gobernador lo que por derecho nos corresponde. Se tienen que presentar ideas concretas e innovadoras en los lugares correspondientes. Seducir al Gobierno. Tocar las puertas necesarias. Por eso se tienen que establecer varias estrategias para implementarlas en varios frentes. Sugiero que les pregunte a los cabilderos del Conservatorio de Música para que nos den sus recomendaciones.


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