10/08/2006

El “Sales tax” y otros cargos por servicio.
Por Pedro Rodiz

El próximo 15 de noviembre inicia el cobro de 7% a todos los productos de consumo y de servicio. Todos los productores de teatro tenemos que registrarnos en Hacienda. El proceso es muy sencillo. Se llena un insípido formulario en el que establece que somos comerciantes. Todos los productores hemos sido degradados a simples vendedores. Están los “hotdongueros” y nosotros. Claro, si lo que vendemos es fritangas y mondongo.
No solamente la gente que acude al teatro tendrá que preocuparse por su economía familiar sino que ahora, el tratar de distraerse va a conllevar más gastos. ¿Qué hacer? ¿No registrarse?
Al que cojan sin registrarse le impondrán una multa de $10,000. Y luego que se nos rían en la cara, dirán: “El registrarse era gratis”. Con $10,000 se hace una producción, una pequeña, con uno o dos actores, poca escenografía y una modesta publicidad, pero una producción digna. ¿Imagínense tener que pagar esa multa, cuando a duras penas en boletería, en un fin de semana con bastante público, se saca para pagar la nómina? Y eso que la libre expresión es un derecho constitucional, tanto en la Constitución de los Estados Unidos de América como en el Estado Libre Asociado de Puerto Rico. Es decir, que para expresarse hay que pagar. La expresión cuesta un 7% y no lo pagaremos nosotros sino que lo pagará el escaso público que asiste a nuestras propuestas artísticas.
Al final del mes se llena una planilla y se envía el 5.5% al estado y el 1.5% al municipio correspondiente. Los productores de teatro con gusto vamos a contribuir para pagar los sueldos de los Jefes de Agencia Públicas, el estilo de vida de los Legisladores y los trajes de diseñador del Gobernador. También contribuiremos para que todos los funcionarios –funcionario es un término que de su raíz se deriva el funcionar, cosa que les ha olvidado hacer a estos trogloditas- pagaremos sus viajes, sus celulares, sus tarjetas de crédito, sus autos, sus choferes, sus gastos alegres y sus dietas. En fin, ¿dónde estamos los productores de teatro en esta cadena alimenticia llena de depredadores? Nosotros estamos abajo, por supuesto, y la vida nos ha puesto en el mundo para cargarlos, a ellos, que están en la cúspide. Hacer lo contrario es ir contra natura. No hacerlo es ir en contra de los designios de Dios.
Encima de eso, ¿no habían notado que tanto Ticket Center y Ticket Pop cobran al consumidor tres dólares por cargos por servicio? Si el costo de un boleto real es de $20, con el cargo por impresión de boleto cuesta $23. Pero si la obra es en el Centro de Bellas Artes de Santurce, ellos ya cobran tres dólares como cargo. Pero si el consumidor lo compra en uno de esos ticketeros le aplican $3 adicionales a los que les había cobrado el CBA. Con esto ya el boleto va por $26. Pero desde el 15 le aplicarán el 7%. Así que el boleto saldrá en $27.82. Más los $3 por el estacionamiento. Por lo general nadie va solo a la sala así que todo sale al doble. Esta pareja se sentará a ver una obra de teatro que para ellos es como una cajita de “Cracker Jacks” ya que lo que verán es una sorpresita, no saben lo que van a encontrar.
Y por supuesto, el espectáculo teatral estará tan caro, por tantos cargos e impuestos, que la gente acudirá en manada a auspiciar nuestras propuestas que son más importantes que hacer la compra.
¿Qué hacer en este caso? ¿Bajar los precios? ¿Hacernos de la vista larga? ¿Nada? Lo curioso es que da vez hay más espectáculos artístico-musicales en el Choliceo y cada vez están más caros. Pero a esos la gente no ha dejado de asistir. Esos productores sí que aumentan sus ganancias mientras que para nosotros lo único que sube son las deudas.


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