07/27/2011

Entrevista Ricardo Santana, Director Teatral

Por Pedro Rodiz

¿Cuál es tú preparación académica y cuántos años tienes de carrera?

Tengo un Bachillerato en Humanidades con concentración en Drama. Actualmente estudio una maestría en Administración y Gestión Cultural en la Universidad de Puerto Rico Recinto de Rio Piedras. Llevo desde el 1991 haciendo teatro tanto como actor y director teatral.

¿Cuál es el recuerdo más distante que tienes del teatro o de alguna obra de teatro?

La primera obra de teatro de la cual participé fue en a mis doce años. La maestra de Artes Visuales era amante del teatro. Montamos La Amortajada. Como anécdota, la chica que representaba el personaje principal se enfermó faltando poco tiempo para el estreno. La maestra preocupada buscaba a una chica para sustituirla. Era poco tiempo. El único que se sabía las líneas de ella era yo.  Todo el elenco dijo que la sustituyera yo. Pasmado les dije que sí. Ensaye varias veces. La chica se repuso. Pasé a hacer el papel corto que me tocaba. Hubiese sido mi primer travestismo.

¿Cuándo fue que te percataste de que ibas a estudiar teatro?

Siempre, desde pequeño estaba claro que quería ser artista. Recuerdo que en segundo grado la maestra nos repartió un papel para que dibujásemos lo que queríamos ser cuando fuésemos grandes. Me dibujé con un micrófono cantando. Uno de mis juegos favoritos de niño era hacer mi programa de televisión. El mismo era un show de variedades como los que estaban de moda en los 70. Consistía en entrevistar a alguna artista, cambiarme de silla y contestarle como si yo fuera. Luego, iba al toca discos colocaba el disco del entrevistado y hacia el doblaje de la misma. El pilón de la cocina siempre fue mi micrófono.  Me gustaba también imitar personajes que veía en la televisión.  En fin siempre supe que quería ser artista.

¿Qué tipo de obras te gusta dirigir?

Me gusta dirigir obras con textos que tengan alguna trascendencia o provocación a la reflexión. Creo en el teatro como medio de transformación. De devolverles a los marginados, a las minorías, a los que no siguen una normativa, su espacio en el mundo. También me apasiona trabajar con textos me lleven a la investigación.

Sí no estuvieses involucrado en alguna actividad teatral, ¿qué serías o qué harías?

Bueno en el momento estoy muy involucrado en las letras. Me apasiona escribir. De hecho mi primer libro de cuentos se encuentra en su etapa de edición y espero que ya para el mes de octubre esté en las librerías.

¿Tienes alguna anécdota  relacionada al teatro que te haya impactado, positiva o negativamente, que quieras compartir?

Recuerdo que de universitario vino de intercambio a la Universidad de Puerto Rico un director español, murciano, de nombre Ricardo Salvat. Venía a montar la obra: En la ardiente oscuridad.  Pasé por el proceso de audición y salí entre los elegidos. Aquel señor de cabello plateado tenía una pasión por lo que hacía que me impactó. Los ensayos eran fuertísimos y en ocasiones nos trataba a los actores con cierta dureza. Por momentos me sentí que no servía para hacer teatro por lo mucho que me corregía. Al terminar un ensayo,  Ricardo me pidió que me quedara, que quería trabajar unas cosas conmigo aparte. Ensayamos entonaciones, matices, estados de ánimo. Frustrado, le dije que pensaba que yo no era el correcto para aquel papel. Aquel señor de la tercera edad me abrió los ojos y me dijo que estaba muy equivocado, que al contrario, que si estaba tomando de su tiempo para ensayar conmigo es porque creía totalmente en mí. Porque podía ver en mi persona un potencial incalculable y eso merecía pulirse. Sus palabras me llegaron profundas. Ese día comencé a amar la dirección escénica más que la actuación.

¿Pensaste alguna vez renunciar y dedicarte a otra cosa?

La verdad es que no. Y mira que me vi muchas veces hasta sin luz eléctrica porque no tenía para pagarla. Pero muy dentro de mí sabía que habrían mejores momentos, que sólo era cuestión de esperar.

¿Has escrito obras de teatro?

Si he escrito varias. Algunas engavetadas. En el 1999 llevé a escena como parte del Festival de Teatro Puertorriqueño mi obra: Anuncio Clasificado.

¿Cómo te visualizas de aquí a 10 años?

Me visualizo con varios libros publicados. Con un doctorado aún no sé en qué. También me veo en mi gesta de educador y por supuesto haciendo teatro.

¿Qué opinión tienes del teatro puertorriqueño?

El teatro puertorriqueño es muy diverso como diverso somos los actores sociales que componemos el país. Ya esa visión que lo puertorriqueño es lo costumbrista se ha ido quedando atrás dándole espacio a otras lecturas y búsquedas de nuestra identidad, de nuestro día a día en las historias de nuestra cotidianeidad.

¿Qué piensas de la dramaturgia puertorriqueña?

Como dije en la pregunta anterior: la dramaturgia puertorriqueña ha evolucionado mucho y ha tenido una apertura de contar y plasmar historias que antes ni se pensaría. Hoy día el yo escribir una pieza teatral de temática gay no la aleja o margina de lo que es dramaturgia puertorriqueña.

¿Qué piensas de la dirección de teatro en Puerto Rico?

Pienso que es muy conservadora manteniendo estructuras donde el trabajo del actor es poco participativo en la toma de decisiones de cómo la pieza se gesta. No creo que el trabajo del director sea el de mover fichas o de decirles al actor cual es la inflexión correcta a la hora de hablar. Creo en un trabajo participativo, en un proyecto de proceso de búsqueda donde tanto el actor como el director nos retroalimentemos. Desgraciadamente, por el poco tiempo en que se ensaya aquí, muchas veces estos procesos de diálogo, de trabajo en colectivo, se hacen cuesta arriba.

Ante el panorama del teatro puertorriqueño, a tu juicio,  ¿qué se necesita para que la situación mejore o prospere?

La autogestión. No esperar porque se nos llame o por que el gobierno cambie sus formas de financiar el teatro. Tenemos que crear alianzas, buscar mecenas. El trabajo colaborativo es otra alternativa para seguir haciendo nuestro arte.

¿Qué proyecto atesoras y por qué?

Son muchos los proyectos que atesoro. Pero para mí, Infieles de Marco Antonio de la Parra, marcó mi carrera. Definió claramente mi camino a seguir como director teatral.  Esta pieza fue mí carta de presentación como director. Primero participando de una seria de lecturas dramatizadas auspiciada por el CELCIT. Luego, fue parte del Festival de Teatro del Ateneo y, por último, me abrió las puertas en la ciudad de Nueva york, para el teatro de Repertorio Español.

Cuando te preparas para dirigir  una obra de teatro, ¿cómo lo haces? ¿Cómo te preparas? ¿Usas imágenes? ¿Qué haces? ¿Cómo es tu proceso creativo?

Busco empaparme del momento histórico en que se desarrolla. Leo otras obras escritas por el mismo dramaturgo. Su biografía. Amo hacer trabajo de mesa. Antes llegaba con todo bloqueado. Ya no. Sí voy una idea de hacia dónde y lo que quiero proponer  pero dejo que el lienzo se vaya creando sólo,  permitiendo que entre todos los que somos parte de llevar a cabo puesta en escena, logremos el cuadro perfecto.

¿Cómo eres como director? ¿Cómo haces para que los actores y actrices estén en sintonía con tu concepto de dirección?

Me encanta ayudar al actor a desmenuzar sus personajes. A encontrarles  los detalles de ese o esa en quien se desdoblarán. Me gusta lo orgánico, lo espontáneo aunque a veces también pueda irme en un viaje.  Mi manera de trabajar con el actor es hacerlo participe del concepto, donde mis ideas se crecen con las de ellos.  En primera instancia, siempre les digo  lo que me gustaría  lograr al final con la puesta en escena, aunque haciéndoles claro, que en la marcha, todo puede cambiar.

Si tuvieras un presupuesto ilimitado, ¿qué obra montarías y por qué?

Si tuviera un presupuesto ilimitado me tomaría el tiempo necesario para crear y gestar un nuevo texto, una nueva propuesta hecha en colectivo entre compañeros teatreros. Un montaje que fuera pertinente a las necesidades que como conjunto necesitemos hablar.  Si el presupuesto fuera dirigido a montar un clásico entonces montaría Tartufo de Moliere o piezas de Jean Genet.

07/20/2011

Entrevista a Ivelisse Gómez: Maestra de Teatro

Por Pedro Rodiz

¿Cuál es tu preparación académica?

Poseo un Bachillerato en Educación en Artes Secundaria: Teatro; 21 créditos en Danza: Movimiento y Expresión Corporal y una Maestría en Educación en Bellas Artes: Teatro con créditos de Danza y Administración Escolar.

¿Desde cuándo eres maestra de teatro y en dónde has enseñado?

He sido maestra de Teatro desde hace once años y siete meses. Comencé en la Escuela Elemental Haydee Rexach. De ahí pasé a la Superior Vocacional Dr. Albert Einstein (ambas en Bo. Obrero). También trabajé en la Escuela Especializada en Bellas Artes de Humacao; luego en la Escuela Elemental Antonia Sáez y, además, en la Escuela Especializada de Bellas Artes Pablo Casals en Bayamón.

¿Qué nivel enseñas? ¿Cuántas clases das al día y cuántos estudiantes tienes en tus grupos?

Las circunstancias me han permitido trabajar los tres niveles en la Educación del Teatro. En ocasiones con grupos de 50 estudiantes como con un grupo de nueve. Se supone que se enseñen a cinco grupos por semestre, pero en Escuelas Especializadas se enseñan a seis grupos. Es una labor 'titanica', pero siempre pienso en los estudiantes y su deseo por aprender...

¿Tienes salón propio y apropiado para las clases que das?

¿Salón? ¿Salón propio? Siempre he tenido uno: los pasillos de la escuela, un espacio en la biblioteca, el comedor escolar, la cobacha del conserje cuando llueve, debajo de las escaleras, debajo del árbol del patio porque el 'terraplen' es del maestro de Educación Física,  un rectángulo con "rolling door", cuarto de herramientas y baño; un Teatro de Proscenio bellísimo, una cabina de luces y sonido, unos camerinos, varios un rectángulos con paredes y techo en un segundo piso donde se han colocado plataformas, telones, luces con latas de postre de comedor, espejos... ¡ah! y la glorieta que se rescató de los 'grafitty' donde arrastramos las plataformas, escaleras, la pizarra; los estudiantes la pintaron con dibujos de las artes, le escribieron: Eco Teatro Casals y a las dos semanas la pintaron con ¡los colores de la escuela! He sido bendecida...

¿Por qué eres maestro de teatro?

SOY MAESTRA porque siempre dije que nunca iba a serlo... Desde que comencé a estudiarlo, para justificar que quería estudiar Teatro porque papi no quería que fuese abogada, me emocionó mucho la idea de poder ayudar a otros a aprender tanto o más como yo lo estaba haciendo. Yo vivo para ser feliz y soy feliz en la medida que aporto en la superación de otros.

¿Pensaste renunciar?

 Sí. No lo he hecho porque me siento responsable de la encomienda que yo misma escogí para mi vida: ensenar-aprender teatro.

¿Cuál es el problema mayor con que te encuentras en la escuela?

El problema mayor que me encuentro en las escuelas es el mismo con el que tengo que lidiar todos los días en todas partes: la poca autoestima que tienen los seres humanos hacia sí mismos. No hacen ni dejan hacer... se convierten en tropiezos hasta para ellos mismos. Todos los días busco la manera de cambiar mentalidades... con muuuucha ayuda de Dios.

¿Recibes apoyo del Departamento de Educación?

Recibo apoyo: me provee de leyes traducidas en Cartas Circulares, estándares y expectativas para dirigir  el proceso de enseñanza-aprendizaje, un lugar para ensenar, acceso a una población de seres humanos en desarrollo, capacitación profesional... y recibo remuneración por mezclar todo eso para crear un ambiente teatral donde me divierto.

¿Cómo los demás maestros de la escuela perciben tus clases?

Los cursos de teatro han sido vistos en las escuelas como un reto hacia las demás clases académicas. Un estudiante que pasa por una clase de teatro jamás vuelve a ser el mismo; así sucede con cualquiera de las Bellas Artes. Hace de un estudiante un ser holístico, critico y capaz. Desarrolla destrezas de percepción distintas a uno que no ha sido expuesto al teatro. Si el maestro académico hiciera uso del hecho teatral en la implantación de sus cursos, la educación seria pertinente. Resolvería en gran medida, nuestros problemas sociales y evitaría tanta deserción escolar, fracasos...

¿Por qué es importante el teatro en esos primeros grados?

 El teatro te prepara para la vida. Es un descubrimiento de sí y de lo que te rodea. Entre otras cosas, es una herramienta efectiva en la solución de problemas, donde el problema es el protagonista en la escena y el espectador ataca, reacciona y le busca soluciones. El teatro fomenta el trabajo cooperativo (desprendimiento del yo), la socialización, la empatía, la responsabilidad, disciplina, la aceptación, autoestima, la proyección, el lenguaje, la conciencia corporal y la cultura. El ser humano debe tomar un curso de teatro a cualquier edad y en cualquier momento de su vida. Le aseguro que sentirá que es un ser de éxito, feliz y que 'tiene el mundo en sus manos'.

Los  problemas que enfrentas día a día, ¿son los mismo que enfrentan otros colegas o tu situación es un caso aislado?

Todos los maestros y las maestras enfrentamos los mismos 'problemas' todos los días: la falta de... y de... (apoyo, espacio, equipo, materiales, tiempo, dinero, etc.). El problema es uno mismo si se deja agobiar por eso. Lo genial del teatro es que no tiene limites...y de las desventajas podemos 'sacarle partido' (pregúntenle a Grotowski).

A tu juicio, ¿cuál es futuro que le depara a las clases de teatro en el sistema de Educación Pública?

El futuro de las clases de teatro y de las demás artes en las escuelas depende de nosotros mismos, del valor y alcance a donde las llevemos. Los maestros debemos estar motivados y motivar a los alumnos, involucrar a los padres, a la comunidad. Somos más que los que legislan para eliminarnos. Debemos unirnos y apoyarnos para triunfar.

Si estuviera en tus manos, ¿qué harías para mejorar el Programa de Teatro en tu escuela?

 En mis manos está, ha estado y estará el programa de teatro de la escuela. Nosotros nos pasamos revisando el currículo, los cursos, las actividades; estudiando, leyendo, tomando talleres, interactuando con otros maestros de teatro... Cada uno es responsable de la autogestión en pro del teatro. Nos falta la divulgación de nuestros logros y se está trabajando para eso.

Espero que mis experiencias y filosofía de vida sirvan de aliento para el desarrollo teatral en las escuelas y las comunidades. No hay excusas, la vida es un constante reto y es lo que la hace divertida, eso es vivir. ¡Mucha Mierda Teatreros!

Mi vida le pertenece a Dios y mis triunfos a José Alberto y  a Vicky.


07/12/2011

Entrevista a Edna Lee Figueroa

Por Pedro Rodiz

¿Cuál es tú preparación académica y cuántos años llevas de carrera?

Tengo un bachillerato en Teatro de la Universidad de Puerto Rico, una maestría en Administración de las Artes de la Universidad del Turabo, licencias de Maestra de Teatro de PR, y de Teatro y Español de Carolina del Norte. También, estudios de intérprete y traductora de español de Fayetteville Technical Community College de Carolina del Norte. Trabajo profesionalmente en el teatro desde 1994.

¿Cuál es el recuerdo más distante que tienes del teatro o de alguna obra de teatro?

No es un recuerdo tan distante que digamos, pero lo recuerdo con cariño: mi primera obra profesional, Eréndira, ahí experimenté el oficio con respeto, ensayos con cada cual haciendo lo suyo. Hice muy buenos amigos que se convirtieron con los años en mi familia. Trabajé con actores que admiraba y aún admiro: Ernesto, Gladys, Idalia, Blanca. Ese proyecto me llevó a trabajar en muchos otros.

¿Cuándo fue que te percataste que ibas a estudiar teatro?

Desde que recuerdo, quería ser actriz (no sabía del término) pero jugaba a ser jueza, maestra, pastora (cualquier profesión donde hablara en público), hasta me iba al patio por horas y cantaba con un micrófono imaginario. Cuando estaba creciendo habían varias academias para estudiar actuación y les decía a mis papás que quería estar en una, pero no ayudaba ni el hecho de que vivía en Humacao (eran en San Juan) ni el que no había chavos pa’ eso. Cada vez en que había que salir en una obra o que había clase de teatro en la escuela, ahí estaba yo. Y me dije que esto era lo que tenía que hacer, que iba pa’ la UIPI a estudiar teatro… y allá llegué.


¿En qué trabajas actualmente? ¿Vives del teatro?

Soy actriz, regidora de escena, asistente de dirección y de producción. Enseño español de vez en cuando en una escuela de idiomas, soy intérprete de español/actriz en un programa de escuela de medicina de NYU y de un programa de escuela de medicina de un hospital/universidad. Hace poco empecé como “Proofreading Spanish Editor” de “Close Captions” en español de una compañía que hace subtítulos y “close captions” a documentales, películas, videos, series de televisión, cosas así.

O sea, que trabajo en de todo esto y todo esto a la vez… la mayoría de lo que hago es teatro; pero como soy SAG trabajo mucho de extra (acá le dicen “Background actor” - tú sabes, la cosa esa de ser “politically correct” en Estados Unidos) en series de televisión y películas. Todavía en busca de una agencia que me represente, no es fácil la vida en la metrópoli tampoco. Contestando la segunda pregunta con lo obvio de mi primera respuesta; no, no vivo del teatro.

Sí no estuvieses involucrado en alguna actividad teatral, ¿qué serías o qué harías?

Siempre me han gustado las leyes, creo que jueza…pero en realidad, la actuación es lo que me imagino haciendo hasta que sea una viejita con dentadura postiza…seré la “Betty White puertorriqueña”.

¿Tienes alguna anécdota relacionada al teatro que te haya impactado, positiva o negativamente, que quieras compartir?

En la universidad, en un ensayo memorable de la obra Sueño de una noche de verano… ese día nos fuimos un grupo de pasadía y estábamos algo “contentitos” en el ensayo… me pronosticaron que me llevaría una columna de la glorieta enreda’… yo decía que no… cuando llegó el momento de mi entrada, me llevé la columna enreda’ y me detuve con ella también. Todavía recuerdo las risas de mis compañeros, un compañero hizo una caricatura de ese momento (que perdí en una de mis tantas mudanzas) y de eso todavía se habla. En verdad, mis amigos de la universidad y varios compañeros de teatro se han convertido en mi familia extendida… eso es algo que me ha dado el teatro, y estoy muy agradecida por eso.

¿Pensaste alguna vez renunciar y dedicarte a otra cosa?

Muchas veces pensé renunciar. Trabajé a tiempo completo de maestra en dos ocasiones, y en las dos veces terminé renunciando, eso no era lo que quería hacer… ya aparecería el dinero para pagar las cuentas, y así fue. A la actuación, al teatro, a esto sí que no puedo renunciar… dicho “románticamente” muero un poco cuando no estoy en escena.

¿Cómo te visualizas de aquí a 10 años?

No de aquí a 10 años, pero como ya dije, seré la “Betty White puertorriqueña”.

Estás radicada en Nueva York, ¿cómo te va por allá?

Vivo en NY desde el 2009, vine por primera vez en el verano de 1999 a hacer una obra con el grupo El Timbre y me enamoré de esta locura de ciudad, pero estaba enamorada y me quedé en PR… después seguí enamorándome (varias veces) y terminé viviendo en Charlotte, NC; en Wichita, KS y en Sanford, NC hasta que me di cuenta de que me estaba engañando, quería estar en NY. Saqué el coraje a pasear por fin y aquí estoy, siento que pertenezco. En realidad, por más que extrañe a PR y a mi familia, adoro esta ciudad; es una ciudad difícil pero es maravillosamente difícil.

¿Qué opinión tienes del teatro nuyorkino?

Tiene de todo: teatro comercial, experimental, regional. Hay muchas compañías, no sólo es teatro en inglés o en español; las comunidades de diferentes países están representadas por todas partes… y que quede claro para los que piensan que todo teatro que se hace en NY es el mejor…salgan de ese engaño, he visto unas cuantas obras (y en inglés) de las que he querido irme pero no he podido… no todo es bonito, no, no, no.

Tan pronto llegué aquí, empecé a trabajar con Teatro Círculo y con Boundless Theatre Company. He trabajado con compañías hispanas y estadounidenses: La Criatura Theater, La Micro Theater, The Internationalists, Dramatic Question Theatre Company, y en proyectos experimentales sin compañías, persé. Actuando en inglés y en español… el teatro en NY se mueve, se hace, se ve, se escucha, se sufre pero también se goza.

¿Qué opinión tienes del teatro puertorriqueño?

Hace falta hacer más teatro puertorriqueño, no en Puerto Rico, sino puertorriqueño. A veces me siento hasta hipócrita de dar mi opinión sobre el teatro en PR, no vivo allá, no estoy allá; casi siempre son los mismos actores en escena, cuando hay tantos y tantos (y tristemente) muchos(as) de esos, muy talentosos(as) que no llegan a tener la oportunidad. El teatro es más que actores y público, está toda esa gente que trabaja trasbastidores antes, durante y después a quienes se les da por sentado (a veces). No creo que sea justo que me ponga a hablar de lo que pasa en PR en términos de teatro cuando no lo estoy viviendo, pero cuando lo viví, lo amé intensamente, y a veces lo extraño.

¿Qué otras habilidades tienes?

Soy buena con el idioma español, la gramática (sí, me las echo). A veces me aventuro a escribir, pero me da el miedo de los cobardes y no escribo “en serio”. Soy buena bailando (no profesionalmente) pero me atrevo a competir en un duelo con cualquiera--- amistosamente. Me boto jugando ping pong.

¿Qué proyecto atesoras y por qué?

Ese proyecto que aún no he escrito, ese proyecto que tengo en las sienes y en las entrañas que me está pidiendo que le deje salir… cuando me atreva, sabrán de mí.

Cuando te preparas para una obra, ¿cómo lo haces? ¿Qué haces? ¿Cómo es tu proceso creativo?

Soy bastante simple al prepararme: leo la obra (obvio), busco información sobre la época en que sucede, soy un poco “nerd” (no mucho). Busco un balance entre lo que quiere el/la directora(a) y lo que pienso que es el personaje. Memorizo lo antes posible para poder jugar con lo que digo, cómo me muevo en escena y con los demás actores. Como también trabajo mucho trasbastidores, estoy muy pendiente de lo que me rodea en escena, digamos que soy una mezcla de instinto y técnica.




07/11/2011

Noche de cortos

Por Pedro Rodiz

No suelo acudir a ver cortometrajes. Es una actividad que me es ajena. Tampoco es que esas actividades sean muy comunes.  Fuera de Cine Fiesta que elige como ochenta cortos para su Festival entre los locales y los extranjeros y uno que otra presentación en se haga en alguna barra, es bien poco lo que se puede ver. Aparte que se promociona en lugares que no necesariamente se entera todo el mundo. Pero para  mi sorpresa, hay un gran movimiento, de personas ávidas –fiebrúes- de hacer cine.

Así que sin expectativa alguna, asistí a esta barra a ver varios cortos, y esperar que la noche no se me hiciera larga. Como en toda barra, la gente suele estar dispersada  por el local y ésta en  particular, tenía varios televisores puestos en diferentes paredes.  Vi mucha gente joven y desconocida –yo conocía a muy pocos- y entre cerveza y cerveza comenzó la actividad. Ver los cortos allí, me parece que no le hace mucha justicia a esos trabajos. Es como verlos por video –además de que el audio era pésimo-. Nada como las proyecciones en pantalla grande. Pero a falta de pan, televisores.

Lo que pude observar es la disparidad de trabajos.  Muchos estilos de cámaras, muchos estilos de actuación, muchos estilos de dirección y muchos guiones. No había un denominador común, bueno sí, hubo uno: muchas ganas de hacer cine. Hubo trabajos buenos y otros no tan buenos.

No sentí egos.  Vi mucha entrega y muchas ganas de compartir ideas.  Eso fue refrescante. Hubo presentaciones con buen presupuesto y otros con pocos recursos.  La cinematografía  puertorriqueña, usando como muestra lo que vi, todavía está muy ligada a la forma de hacer cine en los Estados Unidos, pero sin los recursos de allá, por supuesto.

Creo que, aparte de los problemas técnicos y de recursos –eso no me es tan importante en este momento-, es que hay que mejorar dos elementos: la selección de los actores/ actrices y los guiones.

Vi muchas caras desconocidas. Me imagino que se seleccionaron porque son panas del que realizó el proyecto. Y se crea un desbalance tremendo en pantalla. Se tienen que elegir actores o se tienen que preparar a personas para que se conviertan en actores de cámara. No es lo mismo. Hay actores de la pantalla grande que nunca han hecho teatro y hay actores teatrales que se les hace difícil hacer la transición al cine. La diferencia radica en que un actor/actriz tiene el adiestramiento y con una buena dirección que les haga consientes de que bajen la intensidad, se adaptan rápidamente. Pero una persona, un vecino, un primo o un amigo, por más naturalidad que tenga, a menos que sea un fenómeno, siempre le va a fallar la credibilidad y verdad en el decir. Le resta en vez de añadirle.

Lo segundo, y  eso si me parece urgente, es que no todas las ideas se pueden filmar en un corto. El cine, tanto el corto como en el  largometraje son muy similares al cuento y a la novela. Y como me explicó una vez el amigo Karman Barsy, en la novela (y yo le añado el largometraje) y en el cuento (yo le añado el cortometraje)  son como el boxeo. En la novela (largometraje) se puede ganar por decisión, a doce asaltos, pero en el cuento (cortometraje) se tiene que ganar por nocaut. Ese corto te tiene que dar un puño al mentón. Ya sea que termine como un chiste, que te haga llorar, que te haga reflexionar, que te de coraje, pero tiene que causarte una emoción, cualquiera, lo que sea, pero tiene que darte un gancho al hígado. Por tanto, todos los elementos de la trama y de la cinematografía tienen que ir dirigidos a concluir satisfactoriamente el desenlace de la trama o de afectar al  personaje principal. No hay tiempo para nada más. Lo otro está demás. Es concentrarse en algo en particular, no se pueden plantear muchas problemáticas que sólo se podrían resolver en dos horas de proyección.

Tener muchas ganas de hacer cine no es suficiente. El producto final hay que cuidarlo y empieza con el guión. Ahí está todo. Ese es el óvulo fecundado.  Puede faltar lo demás: la cámara, el dinero, la luces, el sonido, pero con una buena historia uno perdona todo lo demás. Pero si el guión es flojo, los otros defectos comienzan a magnificarse y lo que puede ocasionar es vergüenza  ajena.

En lo personal, pienso que se va por la ruta correcta. Es cuestión de no tratar de imitar a nadie, esos son complejos de colonizados, es tratar de que cada cineasta puertorriqueño  encuentre su propia estética, y trabajar el guión, buscar los actores adecuados –nada de filmar a la chica o chico que me gusta porque es bella  o bello y quiero algo con ella o con él- y trabajar el guión. Dárselo a leer a otras personas que les den una opinión –que no sea  el chico o la chica que estás tratando de impresionar, ni al  mejor amigo, ni a papi ni a mami- dárselo a gente que no te pase la mano, a personas que te digan la verdad en la cara aunque te duela. Hay que mirarlo de esta forma: ¿si quito la escena Y, la película funciona? Si tu contestación es sí, la escena es innecesaria. Quítala sin que te den cargos de conciencia. Si puedes contar algo en 2 minutos, ¿por  qué quieres contarla en 10? Eso es estirar el chicle más allá de su dulce.

En cuanto a los actores y actrices, los nuestros, suelen ser muy generosos y están en la mejor disposición de hacer que el cine local funcione.  Y también son muy accesibles. Si les presentan una buena historia que los rete, se comprometerán con tu proyecto. En los cortos de esa noche que usaron actores y actrices, se notó la diferencia.

Y por supuesto: no desanimarse.

07/08/2011

Entrevista a Alina Marrero
Por Pedro Rodiz

¿Cuál es tú preparación académica?

Estudié ballet desde los siete años. Después, en la Libre de Música: ballet, violín, saxofón, canto. BA en Drama, UPR, Recinto de Río Piedras. Estudios Post graduados (Literatura Puertorriqueña) Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe. Me he desempeñado en todas las facetas que comprende el teatro (vestuario, luces, etc.) He sido reportera de radio, mujer ancla en un noticiario cultural, soy co-editora voluntaria de la revista y periódico en castellano de la Soka Gakkai en Estados Unidos (Organización Budista laica a la cual pertenezco desde hace 27 años), y doy talleres de no violencia, disciplina que practico con mi vida.

¿Cuál es el recuerdo más distante que tienes del teatro o de alguna obra de teatro?

Tenía cinco años. Mi mamá me puso muchas cancanes y flores en la cabeza, a mi hermano le puso un gabán, con pantalones cortos, camisa y corbata. Ella se empaquetó, lo cual hizo también mi padre (eran tiempos muy elegantes) y nos dirigimos a ver a mi tío en una obra de teatro en el Tapia, si mal no recuerdo tiene que haber sido el Primer Festival de Teatro Puertorriqueño. La obra era La feria de don Manuel Méndez Ballester, una obra de vanguardia. Recuerdo que iba adivinando todo lo que pasaba. Por ejemplo, encerraron a Chavito en un televisor gigante y justo yo estaba pensando: “¿Cómo mi tío hará para hacer caca allá dentro?”, cuando Gilda Galán le preguntó: “Óigame, ¿cómo es que usted hace sus necesidades allá dentro?” Ese día decidí mi carrera.

¿Qué tipo de obras te gusta dirigir?

Me gustan mucho Brecht (Galileo) y Moliere (Todas).

Sí no estuvieses involucrado en alguna actividad teatral, ¿qué serías o qué harías?

En mi próxima vida voy a ser Zubin Mehta. Te cuento que cuando yo estudiaba en la Libre de Música nos colábamos a los ensayos del festival Casals. Zubin Mehta  era joven, y yo lo encontraba guapísimo. Para ese entonces era director invitado del festival. Yo deseaba con pasión dirigir una orquesta y componer música, pero ni tenía talento para eso y tampoco me aplicaba. The International Community Of Artists For Peace (ICAP) le otorgó el premio de paz anual que otorga a un artista. También ganó el Premio Kennedy, y otros premios. Cuando incluyeron mi trabajo en la página del ICAP me sentí, emocionalmente, más cerca de él.

¿Tienes alguna anécdota  relacionada al teatro que te haya impactado, positiva o negativamente, que quieras compartir?

Mis experiencias más emocionantes las he tenido con el productor Raúl Méndez, quien me llama mucho a dirigir y se ha convertido en mi hermano. Con él he viajado a muchos países, y tuvimos tres temporadas de verano en Repertorio Español en Nueva York. A través de él, conocí a la actriz dominicana Xiomara Rodríguez, una actriz buenísima. Con ella he trabajado unos cuantos monólogos, nos entendemos a la perfección. Trabajar con Raúl también me ha acercado al diseñador Norberto Barreto, con quien me puedo comunicar. Como experiencia dramática, puedo citar a doña Bárbara, cuando terminamos en corte por el puño que Julio Torresoto le dio a Flor Núñez. Mi más reciente experiencia con Raúl fue en el Sexto Festival del Tercer Amor en Coribantes, con la obra del argentino Martin Marcou, Tortita de Manteca. Comenzamos a tiempo, con dos jóvenes buenas actrices. Dos semanas antes del estreno, Jazmín Caratini, se enfermó. Me puse muy triste, porque ella estaba haciendo un trabajo sobresaliente. Yaiza Figueroa entró a sustituirla. Tuvo apenas seis ensayos, pero de ocho horas diarias. Y aunque fue extenuante, es la mejor experiencia que he tenido en los últimos años. Verás, me ha tocado dirigir actores buenísimos, todos de mucha experiencia. Lo que me jode de ti fue una aventura muy divertida. Ellos tenían los personajes desde la primera lectura y yo me embobaba viéndolos. ¡Cuánto los amé! No obstante, tanto en esa, como en otras obras, mi tiempo con los actores es muy limitado. Literalmente, salen corriendo de los ensayos… y yo deseaba una experiencia con actores más ideal, quería más tiempo con ellos, compenetrarme más, sentir que eran míos. Tortita de Manteca me dio esa oportunidad. Fue “volver a los 17 después de vivir un siglo” (Violeta Parra). ¡Fue mágico!

¿Pensaste alguna vez renunciar y dedicarte a otra cosa?

¡¡¡NUNCA!!!

¿Has escrito obras de teatro?

No han sido muchas. Me han comisionado obras, como Doña Bárbara y la vida de Campeche. Fui libretista de Criollísimo por más de 10 años. Escribo desde que tengo 9 años, en ese momento, poesía y cuentos. He escrito programas de TV, miniseries, películas, documentales y me gano la vida como escritora de programas dramáticos de radio. Estas, más o menos son: La ciudad fantástica (1984), Culpable o inocente, la flor se fue en abril (1994), esta obra fue una revisión de otra que escribí para TV en 1982 y ganó un INTRE en 1983, se llamaba Un hijo, monólogo que Chavito interpretó. El crítico (1988), ganó un premio del Ateneo. La mujer ancla (1994) se convirtió en la primera parte de El crítico, y ambas obras pasaron a ser una sola bajo el nombre de Vecinos. Vecinos estrenó en el Festival de Teatro Puertorriqueño de 1996. La crítica me destrozó. Recibí muchos insultos de compañeros teatreros. No obstante, La mujer ancla fue escogida para representar a Puerto Rico en una antología de dramaturgas latinas y fue traducida al alemán. La presentaron en Alemania. La crítica internacional la elogió muchísimo. Tengo dos obras más, inéditas: Mujer bajo control (2001) y La verdadera historia del matrimonio de Pussy Cat Banana con Míster Guevo Man (2004). Mujer bajo control no es una obra comercial. La verdadera historia del matrimonio de Pussy Cat Banana con Míster Guevo Man (que también se llama Taller práctico de uno y manejo para mujeres víctimas de hombres canallas) es bien controversial. Se trata de una defensa de esas que nadie hace y nadie ha querido hacer la obra. Lo que me interesa cuando escribo teatro es la condición humana específica en un momento determinado. Estoy convencida de que si no cambiamos nuestras actitudes, no habrá status ni condición económica que salve a Puerto Rico.  Llevo años escribiendo Dónde queda el Hospital Perdón, a cada rato la descarto y la comienzo. Ya saldrá. 

¿Cómo te visualizas de aquí a 10 años?

Joven, audaz, mucho más sabia.

¿Qué piensas de la dramaturgia puertorriqueña?

Por desgracia, no conozco toda la dramaturgia puertorriqueña para dar una respuesta responsable a esta pregunta. La historia de nuestra dramaturgia tiene una trayectoria que ha sido analizada y criticada por expertos, y todavía lo es. Hay dramaturgos/as con quienes concuerdo y otros con los cuales difiero, y eso no quiere decir que el trabajo sea bueno o malo. Adoro a don Alejandro Tapia y Rivera. Reconozco la importancia de Myrna Casas (maestra y amiga) y Luis Rafael Sánchez, entre otros. También reconozco la importancia de Roberto Ramos Perea, Abniel Marat y de otros colegas. Yo no soy experta en crítica literaria. No obstante, quiero decir que en estos últimos dos años he tenido en mis manos libretos muy buenos, puedo citar El sueño de Dalí de Adriana Pantojas, Péndulo de Anamín Santiago, y Sofía, obra que ganó el premio de dramaturgia nacional. Sin embargo, y aunque el montaje de Sofía fue bueno, me sentí decepcionada con el final y todavía lamento que lo hayan cambiado. Leer una obra y verla no es lo mismo, y aunque el teatro se escribe para ser realizado, el texto es inmortal. Good!

¿Qué piensas de la dirección de teatro en Puerto Rico?

Supongo que hablas de directores. Pues… tenemos muy buenos maestros, directores con sus propios estilos, buenos directores que comienzan a asomarse y personas que, por ignorancia e inseguridad, piensan que su éxito depende del fracaso de los demás. J  Si estás hablando de la dirección del teatro hacia el futuro, puedo responder al decir que tengo mucha esperanza en la nueva generación.

Ante el panorama del teatro puertorriqueño, a tu juicio, ¿qué se necesita para que la situación mejore o prospere?

Todo Puerto Rico necesita una cultura de paz que refuerce la ética y los valores humanos. Puerto Rico necesita incluir a todos por igual. Necesitamos vernos todos como seres humanos valiosos. Sin eso, cualquier cantidad de dinero, cualquier cambio de gobierno, es en vano.

¿Qué proyecto atesoras y por qué?

Deseo con ardiente pasión que Andanza Cósmica, obra que se hizo realidad por la visión de Lolita Villanúa y el apoyo del bailarín Eloy Ortiz, en colaboración con el Proyecto Shirohisa Ikeda, un proyecto educativo inclusivo en matemáticas, ciencia y astronomía, se vuelva a repetir. Cuando esto ocurra, que tenga la misma atención en Puerto Rico que tuvo para las Naciones Unidas. Era la primera vez en el mundo que se hacía algo así. Esta pieza de baile contemporánea fue realizada totalmente con sonificación de datos estelares. En la misma, colaboraron dos científicos puertorriqueños y tuve el privilegio (y el atrevimiento) de editar esos sonidos. También fui la libretista. El montaje me produjo tanta satisfacción que cuando bajó el telón, como Fausto (Goethe), feliz le hubiera dicho al tiempo: ¡Detente, eres tan bello!  En 2010, representé al Proyecto Shirohisa Ikeda en el Congreso de Heliofísica en Korea (Auspiciado por la Oficina del Espacio de las Naciones Unidas), y tuve la oportunidad de llevar un afiche y hablar unos minutos sobre Andanza Cósmica. Por este trabajo, The International Community of Artists for Peace (ICAP), me incluyó en su página ciber. La experiencia continúa vibrando dentro de mí.

Desearía volver a dirigir Otello, lo cual hice para Bohío Puertorriqueño en 1989. Usaría nuevamente ballet de danza contemporánea, y, añadiría sonificación de datos estelares.

Sueño con un montaje teatral de Galileo que incluya ballet y sonificación de datos estelares.

Me encantaría dirigir una obra de Henrik Ibsen (cualquiera), La Flauta Mágica de Mozart y una espectacular comedia musical.

Quiero dirigir De la cintura para abajo de la dramaturga argentina Diana Raznovich, desde hace años.

15. Cuando te preparas para dirigir  una obra de teatro, ¿cómo lo haces? ¿Cómo te preparas? ¿Usas imágenes? ¿Qué haces? ¿Cómo es tu proceso creativo?

Yo creo que donde pones el corazón, todos los corazones entienden, de manera que siempre pongo el corazón. Creo que “un león le ruge con la misma intensidad a una hormiga y a un elefante” (Nichiren), de modo que no subestimo nada ni a nadie. Siempre doy el máximo. Me dan la obra, la leo, y de repente hay algo, una escena, un parlamento, que me dice que sí, que la voy a hacer. La dejo descansar, doy muchas vueltas, porque nunca tengo algo preciso en la cabeza. A veces, solo a veces, lo primero que veo es el final. El proceso es dulcemente doloroso. Llegan todas las posibilidades. Hay que ser selectivo. A veces asigno colores. Tengo dos tendencias, una es monocromática y otra es explosiva. Espero que los diseñadores sean bien creativos. Detesto que suba el telón y ver el “display” de los muebles y la ropa de última moda. En tal sentido, el montaje de Espermatozoide para tres me dejó muy satisfecha. Todo allí, hasta el sofá redondo y la barra, fue realizado por el diseñador. Los actores no me quieren mucho, porque yo los muevo mucho. Entiendo que los actores son lo más importante del montaje, y descanso en ellos todo el tiempo. Los amo, los encuentro bellos, me gusta mirarlos, me enamoro de ellos. Mis direcciones tienen tráficos coreográficos. Soy una ballerina frustada y también un director de orquesta frustrado. A veces dirijo como si estuviera siguiendo una partitura. La música es mi verdadero gran amor.

¿Cómo eres como directora? ¿Cómo haces para que los actores y actrices estén en sintonía con tu concepto de dirección?

Llevo conmigo lo que aprendí de mis maestros en Puerto Rico, profesionales con quienes trabajé y/o aprendí de ellos en el salón de clases. Mi maestro de dirección escénica fue Dean Zayas, un director muy inteligente. Al ver el proceso de Dean, decidí que yo podía ser feliz si me dedicaba a la dirección. Victoria Espinosa, Chavito Marrero, Myrna Casas, Ernesto Concepción, fueron directores con quienes trabajé y les hago muchos homenajes. Me gusta hacerle muchos homenajes también a Charle Chaplin y a otros directores de cine. Soy una directora apasionada. La mayoría de los actores piensan que estoy “tostá”, sin embargo, todos me tratan con mucho respeto y siguen mis indicaciones. En el pasado, yo gritaba, era agresiva, me enfocaba en cambiar las actitudes de los demás. Con el tiempo, y mi envolvimiento en las cuestiones de paz, estoy cambió. Mi foco es, totalmente, el objetivo: ver realizado el montaje que soñé. Me toca motivar a los artistas que están conmigo. Me tardo mucho moviendo una página, es muy emocionante mover una obra de teatro. Necesito silencio total, ni siquiera música de fondo, y paredes sin un solo cuadro. Cuando llego a los ensayos, estoy bien segura de que funciona lo que planeé. Me tardo mucho en los bloqueos con los actores. Casi todo el tiempo lo que pido se sale de lo común, y yo se que puedo tener resistencia. Lo cierto es que es bien poca o ninguna la resistencia, aunque no descarto que, cuando los actores se reúnen entre ellos, me “gufeen” a rabiar. En una de las adorables veces que Elsie Moreu fue mi asistente, le comenté un día en un ensayo: "Elsie, agarré a fulana y fulano riéndose de mí". Ella me dijo: "Alina, no los puedes culpar. Mucho aguantan con no reirse en tu cara". Elsie me señaló que mis gestos, reacciones, y mi forma de dar explicaciones dan risa. Me divierto en los ensayos y no lo escondo. ¡Adoro a los actores, sobre todo a las actrices! En cierta ocasión yo quería que una actriz se acostara en el piso mientras cantaba. Era una actriz muy inteligente, conocedora, culta, y orgullosa, además de buena. Adivinó mis intenciones y desde antes me dijo: “El diafragma se comprime cuando uno se acuesta.” Le conté una anécdota de cuando vi Rigoletto en el Teatro de la UPR en 1972. Le dije que la soprano coloratura se acostó en un banco mientras soltaba los famosísimos agudos de la ópera. También le relaté cómo la aplaudieron de pie por más de 15 minutos. Al otro día, sin que yo le dijera nada, la actriz se acostó en el piso mientras cantaba. La aplaudieron mucho por eso, de hecho, ganó un premio. A veces, las menos, he tenido que imponerme dramáticamente. Cuando hicimos Divorciadas, evangélicas y vegetarianas en Nueva York, tuve la oportunidad de tener una pantalla y proyectar el principio de Eyes Wide Shot, algo que, aunque estaba en mi libreto desde siempre, no se realizó en Puerto Rico por falta de presupuesto. Yo quería dejar la proyección de la película con música de Disney para el intermedio, y si me hubieran hecho la pregunta del por qué de esto, aunque tengo el privilegio de no hacerlo, con gusto la hubiese podido responder. Pero las actrices no preguntaron nada, se pusieron frenéticas. Decían que era una ridiculez, una locura presentar a Stanley Kubrick con música de Mary Poppins, que el público se iba a ir del teatro, que la obra iba a ser un fracaso. En esa ocasión, me indigné. No solamente estaban cruzando una línea que no se debe cruzar, sino que, además de falta de respeto, sentí falta de confianza en mi creatividad e inteligencia. Les dije: “¡La directora aquí soy yo y se callan!” Te cuento que mi ocurrencia, como experimento, no tuvo precedentes. Durante el intermedio, el público se mantuvo mirando las imágenes mientras escuchaban a Julie Andrews y a Dick Van Dyke, y las actrices estaban boquiabiertas. ¡No fue que alguien protestara, fue que nadie se quería levantar!  Raúl Méndez, quien era el productor, y yo, mirábamos al público muertos de la risa. Después, las muchachas hacían chiste de lo sucedido. Por cierto, tuvimos otra temporada de Divorciadas, evangélicas y vegetarianas en Nuyol, y esa obra tuvo dos nominaciones al Premio ACE, una de esas, la mía. Nunca me han dado un premio como directora en Puerto Rico, pero he dirigido actrices que han ganado premios, entre estas: Elsie Moreu, Johanna Rosaly, y Xiomara Rodríguez.  

Si tuvieras un presupuesto ilimitado, ¿qué obra montarías y por qué?

Todos los presupuestos en Puerto Rico siempre son bien limitados y siempre me los presentan aun más limitados de lo que son. Hago maravillas. Ahora no soy productora, pero cuando lo fui en la década de 1980, junto con otros cuatro compañeros, (PRODUCCIONES RETO, INC.), fuimos muy generosos y exageradamente orgullosos en el mejor sentido de la palabra. Por supuesto, vivimos otros tiempos. Luego entonces, haría exactamente lo que estoy haciendo ahora mismo.

07/05/2011

Entrevista a Iván Camilo
Por Pedro Rodiz

 ¿Cuál es tú preparación académica y cuántos años llevas de carrera?

Graduado de la Escuela de arte Dramático de Bellas Artes  de Santo Domingo, como también del Departamento de Drama de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Rio Piedras.

¿Cuál es el recuerdo más distante que tienes del teatro o de alguna obra de teatro?

 Obra de teatro, Contigo pan y cebolla comedia costumbrista de  Héctor Quintero en el año 1985, en la Republica Dominicana.

¿Cuándo fue que te percataste de que ibas a estudiar teatro?

Comencé a estudiar teatro a la edad de 9 años en Santo Domingo, República Dominicana. En ese momento no sabía que sería mi carrera. Creo que fue algo que surgió sobre la marcha.

¿En qué trabajas actualmente? ¿Vives del teatro?

Actualmente terminé el rodaje de la película Under My Nails de Kisha Tikina Burgos, bajo la dirección de Arí Maniel Cruz (Ambos Puertorriqueños, radicados en NY).

Como también hace dos semanas terminamos  La Barbería. Obra de teatro en el circuito de Off Broadway donde realizamos unas 150 funciones por espacio de 6 meses. En donde también Arí Maniel Cruz estuvo involucrado como autor de la pieza.

Y la serie dominicana EL Don donde ayer fue mi último día en el set. Será transmitida por Telemicro Internacional, Santo Domingo y también Telemundo está en este momento en negociaciones para su posible transmisión. EL DON contará de un total de 13 capítulos...  Tanto en EL Don como en La Barbería tuve el placer de trabajar junto Modesto Lacén.

Vivo del teatro y de un personaje como "Bell Man" que tengo los fines de semana en un hotel acá en NY. (Prefiero llamarle así, je je je)... Así que soy un actor que también hace de "Bell Man"...

Sí no estuvieses involucrado en alguna actividad teatral, ¿qué serías o qué harías?

Algo que deje cuarto, dinero... je je je... Político, creo que les va muy bien...

¿Tienes alguna anécdota  relacionada al teatro que te haya impactado, positiva o negativamente, que quieras compartir?

Creo que el haber trabajado en la obra La Barbería, mi primera vez en Off Broadway. Con una obra netamente dominicana, para la comunidad hispana en general... Sentí que de alguna manera contribuía a mi generación...

¿Pensaste alguna vez renunciar y dedicarte a otra cosa?

Aún no.

¿Cómo te visualizas de aquí a 10 años?

Con una carreara sólida y buena proyección internacional.

Estás radicado en Nueva York, ¿cómo te va por allá?

Honestamente este año ha sido el mejor, espero poder seguir laborando con el mismo tren de trabajo... últimas producciones el Film: Under My Nails; el Off Broadway Show: La Barbería, serie dominicana: El Don.Estos son mis últimos trabajos.

¿Qué opinión  tienes del teatro nuyorkino?

Cada quien tiene su espacio para poner en escena sus visiones y propuestas, me encanta, hay mucha variedad...

¿Qué opinión tienes del teatro puertorriqueño?

Me gusta ver su diversidad en géneros. Como también a los nuevos productores con sus nuevas propuestas escénicas, como los musicales. Un género que no se realizaba con tanta frecuencia como hoy día.

Puerto Rico tiene la ventaja en el Caribe a diferencia de Santo Domingo, antes del 1996, de estar formando actores a nivel de licenciatura en la universidad de Puerto Rico por años. Y eso se nota cuando ves a un actor Puertorriqueño en una película o en escena, el oficio está ahí y eso engrandece los proyectos... Una pena que la mayoría de las veces los proyectos sólo duran 2 semanas o 3 como mucho, al igual pasa en mi país,  República Dominicana.

¿Qué otras habilidades tienes?

Bailarín Clásico y cocino un Mangú, que para que te cuento.

¿Qué proyecto atesoras y por qué?

Aquellos con visión y respeto por el artista. Aquellos con un buen libreto y actores para compartirlo, actores con los cuales crecer... Under My Nails, por mencionar uno.

Cuando te preparas para  una obra, ¿cómo lo haces? ¿Qué haces? ¿Cómo es tu proceso creativo? 

Pienso mucho sobre la vida de ese personaje y me aseguro que el director y yo estemos en el mismo canal. Me encantan los ensayos previos a un rodaje. Te da una libertad esencial, una vez estás en el set... leo las líneas y las repito, hasta que no tenga que pensarlas. Trato de no ponerle mucha ciencia, pero si mi corazón y total entrega. Si queda mal, que NO sea por falta de trabajo, sino de talento... je je je je....







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