05/23/2010

Como cocolías
Por Pedro Rodiz

De niño, vi como se “pescaban” las cocolías. Fue en Punta Santiago, debajo del puente donde desemboca el río en el mar. En una jaula metálica, con un hueco en la parte de arriba, se cuelga un pescuezo de pollo y se tira al agua, de tal forma que cuando las cocolías se acercan a picotear la carnada quedan atrapadas en la trampa. Las cocolías caen en manadas dentro de esta peculiar, pero efectiva, artimaña.
Al fin descubrí que había sucedido con la coalición Todo por Puerto Rico por Puerto Rico. No había desaparecido, ni estaba escondida bajo las piedras. Están funcionando y siguen estando presentes en la lucha contra las tácticas de despidos de este Gobierno. Y lo que debería alegrarme, en realidad me molesta porque este junte de gente se creó con una misión específica, que era la de luchar contra la reducción de recursos económicos a las agencias o dependencias encargadas de darle un servicio a las actividades artístico culturales, no para seguir dando caretasos públicos a favor de otras agendas que nada tienen que ver con los objetivos iniciales para la cual fue creado.
Así que ¿en qué asamblea se le autorizó este grupo de personas, que tiene como portavoz al obispo metodista Juan Vera, a continuar existiendo o a continuar llamándose como se llama? Y como ahora las luchas son mediáticas, pues se da la impresión de que todavía todos aquellos que nos reunimos el año pasado, allá en las facilidades de Upagra, convocados inicialmente por Coopar, -que hasta dos artículos les escribí y ayudé a montar una obra de teatro de guerrilla- para exigirle al Gobierno que reconsiderara la forma en que se iba a distribuir el bacalao del año pasado, estamos detrás de esa coalición. Ahora pregunto yo, ¿quiénes son Todo Puerto Rico por Puerto Rico? Si aquí van a reducir aún más el presupuesto para nuestras actividades artísticas, si hasta la Escuela de Artes Plásticas cerraron unos días en repudio a lo que le van a asignar este año fiscal que empieza en verano, y a mí nadie me ha convocado para nada. ¿Alguien sabe algo? Sin embargo, Todo Puerto Rico por Puerto Rico aparece apoyando a la huelga de los estudiantes universitarios, que no es que esté mal, pero no ha habido el debido mandato para ello. ¿El apoyar las exigencias de los estudiantes universitarios es el verdadero propósito? Entendía yo, ingenuo y pendejo que soy, que la coalición había quedado disuelta una vez obtenido el éxito relativo que tuvo luego de aprobado el presupuesto que aún está vigente.
No tengo nada personal contra el obispo Juan Vera, al contrario, me agrada muchísimo que esté metido en todo lo relacionado a la justicia social. Eso en mi libro se llama evangelizar. Pero me he quedado anonadado y no he dejado de pensar, a menos que me demuestren lo contrario, que esta coalición fue creada con otros propósitos, distintos a lo que nos hicieron creer, algo así como para sustituir a la mal llamada Sociedad Civil, de la que ya nadie hace mención. Porque parece que son los mismos. El famoso refrán del intercambio de collares.
El problema radica en que ellos parecen que tienen sus propias agendas ocultas. Y yo no tengo problemas con eso. Con lo que tengo problema es que se escuden detrás de unas causas o luchas que nos son simpáticas, justas y pertinentes, cuando en realidad están pensando en validar sus propias agendas, luchas o intereses a cuesta de uno.
Me siento como aquellas cocolías, que nos pusieron un pescuecito de pollo y caímos todos redonditos dentro de la jaula. Por eso es que esto de las luchas pro defensa de los trabajadores va pa’tras como los cangrejos, por no decir de frente lo que en realidad quieren. Así es como las organizaciones pierden prestigio, credibilidad y poder de convocatoria.

05/15/2010

¿Dónde están los langostinos?
Por Pedro Rodiz

Hace casi un año, para estas mismas fechas, se planificaba una gran marcha convocada por diferentes sectores del quehacer artístico cultural. Eso desembocó en la creación de un grupo o una coalición mejor dicho, que se denominó Todo Puerto Rico por Puerto Rico. El objetivo era llevar un mensaje contundente a este gobierno de que era un error disminuir los fondos destinados entidades o instituciones que se encargan de brindar un servicio vital a las actividades artístico-culturales porque esto iría en detrimento de toda una clase trabajadora que aporta sustancialmente al mejoramiento de la calidad de vida de los puertorriqueños. Y la marcha se realizó meses después con un relativo éxito. A raíz de esto, el gobernador destinó unos fondos adicionales a las ya sangradas instituciones o entidades. Para aquél momento, manifesté que urgía, -además de protestar y hacer marchas- que se creara una especie de comité que se encargara de cabildear en la legislatura y en la oficina del gobernador por el bienestar de todos. Esto era indispensable para darle continuidad a los trabajos. Una estrategia que orientara y presionara para que al momento de que se repartiera el bacalao, se hiciera de manera justa y equitativa. Pero no se hizo nada. Los únicos que se movieron fueron los que tradicionalmente lo hacen: los grupos y/o asociaciones que trabajan con la música.
Así que un año después, no se cabildeó nada, no se presentaron propuestas innovadoras, ¿y qué pasó? Le rebajaron otros millones adicionales a las entidades e instituciones encargadas de velar por el quehacer artístico cultural excepto, por supuesto, a las entidades o asociaciones musicales que tradicionalmente se encargan de luchar por los suyos, como debe ser. A estos les aumentaron. Con eso el gobernador se jactó que le importaba la cultura, cuando en realidad lo que está haciendo es darle dinero a la gente que siempre lo ha tenido. ¿Para qué darle un aumento al presupuesto al elefante blanco del Centro de Bellas Artes de Santurce? Inconcebible.
Así que yo pregunto: ¿Dónde están los de Todo Puerto Rico por Puerto Rico? Parece que se escondieron debajo de las piedras como los langostinos. Y ya es un poco tarde salir de ahí. El presupuesto de este año se aprobará con los recortes correspondientes y nadie dirá nada. Como todo el mundo está entretenido o distraído con la huelga de la Universidad de Puerto Rico, nadie está pendiente a nada más. Y aunque, por más simpáticas que nos parezcan las peticiones de los estudiantes y por más apoyo moral y de alimentos que se les quiera enviar y hasta de inspiración por su compostura y verticalidad, no se puede perder de perspectiva que los asuntos de la Universidad lo deben resolver la comunidad universitaria misma. Los demás entorpecen y confunden el proceso. Para eso tienen autonomía. Ni el gobierno ni nadie más deberían intervenir.
Ahora los grupos sindicales tienen programado otro paro nacional de 24 horas en apoyo a los estudiantes. Aquí se quiere resolver todo gritando (o con los panderos), o paralizando, en anarquía total. Nadie se sienta a pensar, de ningún bando, a delinear estrategias para que juntos saquemos al país del hoyo. Se nos va la vida en esto. Y no quiero que se piense que estoy a favor de este gobierno pedante y prepotente, de lo que estoy a favor es de salvar al País del estancamiento.
En una misiva que envió Sandra Cruz, quien trabaja para el programa de teatro del Instituto de Cultura Puertorriqueña, nos advierte de lo que está ocurriendo dentro del mismo.

“[En el] Instituto de Cultura Puertorriqueña […] entregaron cartas de cesantía
a la mitad de la plantilla de empleados y quieren repartir el patrimonio como
botín de guerra y contra la eliminación de la Oficina de Comunidades Especiales,
donde dejan solamente a ocho empleados, Oficina que se ha dedicado a
ayudar a nuestras comunidades en el proceso de apoderamiento de su
entorno y situación. […] Unámonos todas y todos los que entendemos que estas
dos Agencias son el punto de lanza para desarrollar los valores comunitarios,
culturales y sociales necesarios para echar nuestro país hacia adelante.
Mientras más seamos, estamos en mejor posición de ir a denunciar este
desmantelamiento ante el "circo" de las vistas de presupuesto. Anímate
y ejerce tu derecho a defender lo que es tuyo.”

Los paros, las marchas, protestas y huelgas son importantes como un mecanismo de presión pero no pueden ser la única estrategia. No se puede ir a las mesas de negociaciones con la premisa de que si no me das lo que te estoy pidiendo, me voy a la huelga o que si te tiras a la calle te meto a la fuerza de choque, porque ya de entrada se cierran todas las vías de comunicación y se convierte esto en quién resiste más. Así no se resuelve nada. Hay que exigir, pero se tiene que ceder algo.
Es una pena que la coalición de Todo Puerto Rico por Puerto Rico haya perdido presencia en el debate público, -bueno no hay tal cosa como debate público, lo que hay es la agenda del gobierno y lo que la prensa y/o comentaristas radiales piensan sobre eso, nada más- y es una pena porque era una organización que incluía a muchos sectores pequeños y que a través de la solidaridad de todos se podía hacer llegar o valer las propuestas correspondientes; eran la esperanza de proponer grandes cambios. Porque sólo los que están organizados obtienen lo que necesitan, a los que gritan les envían la fuerza de choque. Y esto se ha convertido en puertorriqueños peleando contra puertorriqueños.
Y no es que no se grite, si hay que gritar, se grita. Porque cuando se trata de principios uno se para frente al tanque.

Nota post escrito:
Lo de meterle la fuerza de choque a los estudiantes de la UPR como si fueran unos delincuentes o criminales, está cabrón. Fue abusivo, un acto intimidatorio, una brutalidad y una metida de pata de este Gobierno que no se sabe si lo hizo premeditadamente con la intención de provocar, o para distraer la atención pública o simplemente porque podían, es decir, para joder. Se les fue la mano.

05/09/2010

Poesía en barras
Pedro Rodiz

“¿Qué harás con mis huesos cuando te canses de zarpar?” Fue uno de los versos que me llamó la atención y que expresó Rey Emmanuel Andújar en una presentación de su poesía que tituló: Antípoda, una lectura. La misma se presentó en el Nuyorican Café del Viejo San Juan. Rey fue el mismo que escribió y actuó Ciudadano cero, la obra que inauguró el Teatro Victoria Espinosa allá para el 2007.
A Rey lo conocí en el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe. Llegué a una clase de literatura un sábado y cuando me senté, el que estaba a mi lado me dijo:
“¿Tú eres Pedro Rodiz?”
Sorprendido porque alguien me reconociera allí, en un lugar donde no suelo hablar de teatro, le contesté que sí.
“Yo soy Rey Andújar.”
“¿Tú eres el famoso Rey Andújar?”
Se tiró una carcajada. Todo se dio de manera natural e interesante porque cada cual sabía del otro pero no nos conocíamos en persona. Durante el semestre intercambiamos par de conversaciones, muy breves por cierto, ya que siempre yo llegaba justo a la hora de comenzar la clase. Fue un curso donde leímos muchas novelas puertorriqueñas contemporáneas, y entre las asignadas, estaba una novela suya: Candela.
Rey no es un estudiante común, ni ordinario, ni mucho menos sumiso. En medio de la clase del profesor Yván Silén, se levantaba y empezaba a escribir en la pizarra. Yo, que soy producto de la educación bancaria y tradicional, quedé impactado, casi bruto, como si lo que hacía fuera una falta de respeto. Pero el profesor, que parece que ya lo conoce, seguía dando la clase como si nada.
Para finalizar el curso, leímos Candela y parte de las tareas para ese día era hacerle preguntas, es decir, confrontarlo y sacarlo de su zona de comodidad. Así que ese día me preparé para tirarle par de preguntas capciosas para ponerlo a sudar y titubear un poco, pero nada que fuera ofensivo.
Y Rey llegó ese día, como jamás lo hubiese imaginado. En vez de llegar pedante, se mostró humilde y hasta vulnerable. Nos contó de los problemas que pasó con una la editorial de renombre que le había publicado la novela y de cómo poco a poco tuvo que ceder parte de sus ideas hasta el punto que en algunas partes de su novela se puede notar que falta algo. Habló de sus vicisitudes y de sus sueños. Que no deseaba escribir como nadie, que era mejor lector (según sus propias palabras) que escritor. Que iba fluyendo y que estaba en una etapa en la que no quería vencer a sus demonios interiores sino que quería aprender a convivir con ellos.
Ante tanta honestidad no me quedó más remedio que bajar la guardia y esconder las preguntas. Ese día se ganó mi respeto.
Así que cuando vi la promoción de que iba a estar presentando su poesía en una barra, decidí que no podía perdérmela. No soy asiduo a este tipo de actividad pero estoy en una etapa que cualquier influencia es buena. Además de que quería apoyarlo. Estaba ya en el local hablando con unas amistades, lo saludé con mucha alegría. Su presentación fue tipo performance. Tenía varios micrófonos y de pronto recitaba de espaldas, de pronto se movía de lado a lado, en otros momentos hizo participar al público, en otras interactuaba fuera de libreto. Trataba de meterle musicalidad al decir y para hacer una velada interesante y entretenida. Y lo logró. Hasta recitó uno que tituló Ratman, dedicado, -muy atinada esa dedicación- a nuestro flamante alcalde sanjuanero. Luego de concluida la presentación, bajó de la plataforma y se dispuso a compartir con los presentes.
La recitación de poesía en esa barra se me hizo extraña. La poesía es como un cuchillo dentado, no solamente corta sino que desgarra la piel. Es tan fuerte el bombardeo de imágenes en las poesías que cuando se escucha, que es poco el tiempo que se tiene para procesarla con tranquilidad.
Rey, que en su país no aceptó un trabajo que pagaban bien, cuando más necesitado estaba de un sueldo, porque le pidieron que dejara de escribir. Se necesita valor para hacer lo que hizo. Por eso lo fui a ver recitar su poesía.

05/08/2010

Jaque
Por Pedro Rodiz

Una vez, en lo que esperábamos para comenzar un ensayo, Walter Rodríguez me habló de las obras de teatro que había escrito. Que tenía muchas y que coleccionaba las cartas de denegación que envía el Instituto de Cultura Puertorriqueña cada vez que uno somete una obra para el certamen de dramaturgia que ellos auspician. En eso él y yo somos similares, también colecciono las cartitas.
Meses después, la Editorial Tiempo Nuevo le publicó dos de sus obras en una misma edición: La descomposición de César Sánchez y Jaque al Obispo. La primera ya la conocía por un montaje que hizo Manolo Castro cuando era estudiante del Departamento de Drama, pero la segunda no. Así que me entusiasmó la idea de poder presenciar este montaje y redescubrir este texto “olvidado”. Ya a Walter le habían dedicado el Festival de Teatro Internacional del ICP unos meses antes y ahora se le hacía justicia cuando se le auspició este montaje a la misma gente que había publicado su libro, a Teatro Uno.
La puesta en escena se realizó en el Teatro Victoria Espinosa. Y salvo uno que otro comentario o detalle actual, se montó íntegramente. Eso me hizo pensar: una vez se publica un texto, ¿no debe hacérsele ningún cambio? ¿Es la publicación un jaque al texto? ¿Qué es lo que hace que el texto sea definitivo?
Recuerdo un comentario que me hiciera el dramaturgo argentino Mauricio Kartún con referencia a su texto La casita de los viejos, que de hecho, es un texto estupendo. El comentaba que cada vez que reponía esa obra le añadía edad a Rubén, el personaje principal, que es el que regresa a la casa de los viejos. Que lo hacía, porque él como dramaturgo, también iba envejeciendo y entendía que el personaje le pasaba lo propio. Y que conste, que el texto lo habían publicado hacía mucho tiempo atrás. Pienso que la revisión de la pieza previo a un reestreno es saludable para el texto y para el montaje ya que tanto el dramaturgo como el personaje se van enriqueciendo con el devenir de los años. En definitiva, concuerdo con Kartún en esto. Los textos deben dejar de pulirse cuando uno se muera. Esa es la versión definitiva.
La obra Jaque al Obispo trata sobre conspiraciones, encubrimientos y negaciones de la Iglesia Católica. Sobre una nueva evidencia de que la Inquisición todavía existe y sigue haciendo daño, otra sobre un estudio sobre el genoma humano, etc. La idea de la trama, en el tiempo en que Walter la escribió, debió ser bien impactante. Pero en este siglo, a nadie le importa ya lo que haga la jerarquía de la Iglesia Católica. Cada vez, conforme la humanidad avanza, existe más apatía o indiferencia hacia las religiones tradicionales.
A lo que la gente está pendiente es al encubrimiento de los sacerdotes católicos cuando abusaron de miles de niños y de niñas. El Papa lo sabía, y no hizo nada. Es más, hasta se consideró la posibilidad de enjuiciarlo internacionalmente como si fuera un criminal de guerra. Los jerarcas religiosos se creen impunes, que están por encima de la ley. Así que hubiese sido interesante que le pidieran a Walter que revisitara la obra y la actualizara a la luz de esta nueva evidencia que sale a la luz pública. Porque él tendrá su padecimiento físico, pero su mente está de lo más lúcida. Estoy seguro que Walter con gusto le hubiera añadido los nuevos encubrimientos y nuevos crímenes. Porque por momento el trabajo se sintió pesado, y hasta un poco fuera de tiempo. Y es una pena porque de ese telar se pudo haber realizado un buen traje.


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